Aquel segundo piso la llevo a descubrir que el lugar donde había estado encerrada en realidad se trataba de un sótano. ¿Qué más podía ser?
Cuando le abrieron una última puerta, se percató que en ese sitio se sentía una extraña brisa, así que era fácil intuir que en algún sitio de ese lugar, había una salida, ya fuese una ventana o una puerta, pero existía, había una forma de escapar de ese sitio, pero ¿Cómo? ¿Como burlar la vigilancia y la seguridad?
Los hombres que custodiaban esa última puerta, portaban armas largas y también llevaban otro tipo de máscaras, solo que estas eran de leones con una expresión de furia que trataban de infundir miedo. Avery concluyo que tal vez las máscaras que portaban tenían su propio significado y aunque quizás no estaba en lo correcto, ella determinó que tal vez cada máscara indicaba la peligrosidad de cada uno de ellos.
El conejo que había asesinado a la trabajadora que la había atendido también llevaba un arma, aunque esta era corta y pequeña. Los que portaban las máscaras de osos, también llevaban armas, aunque están no estaban desenfundadas, de hecho parecía ser que en ese lugar nunca había ocurrido ningún problema para que tuvieran la necesidad de sacar sus armas; sin embargo, esos hombres eran mucho más grandes y robustos. Los leones se apreciaban igual de bravos que sus máscaras, musculosos y atléticos, pero seguro que sus armas eran mucho más peligrosas que ellos.
Avery siguió caminando siguiendo la guía de los conejos, solo que en ese sitio ya no sintió esa extraña sensación de claustrofobia, ahí los pasillos, a pesar de ser extremadamente bellos y lujosos, eran amplios y eso le ayudo a Avery a respirar mejor, llenar sus pulmones con otro tipo de aire.
Se concentró en su respiración mientras la guiaban por otra puerta, una puerta pequeña en la que descubrió que había entrado algún tipo de plataforma, quizás un escenario. En ese lugar, el ruido de la fiesta se intensificó a tal punto que casi era imposible escuchar sus propios pensamientos, así que Avery intuyo que había llegado a su destino. ¿Qué haría? Esa era una respuesta que no sabía, pero al ver lo peligrosa de la situación se dijo a sí misma que no podía quedarse quieta sin hacer nada, porque por alguna razón ella estaba ahí, quizás para satisfacer a alguien y quisiera o no, debía hacerlo si quería sobrevivir.
Agacho la mirada para verse las manos, estas le temblaban demostrando lo asustada que se encontraba, pero en su rango de visión, logro ver una especie de pequeñas alcantarillas por las que ni siquiera una rata cabria, o al menos eso pensó en su momento, supuso que tal vez el ruido de la fiesta que había escuchado en los niveles inferiores provenían de ahí, de alguna forma debía haber algún tipo de alcantarillado que conectaba todo y quizás, tan solo quizás el sitio era lo suficientemente grande para que una persona pudiera entrar.
—Dama Alicia—la llamaron, así que enseguida y como si alguien pudiera leer sus pensamientos, descartó la idea de inmediato y levanto el rostro.
Delante de Avery se encontraba una mujer de esbelta figura y caderas acentuadas, de pechos enormes, quizás operados, con un maquillaje y una mirada provocadora.
—Sea usted bienvenida a la subasta—la saludo con mucha cortesía haciendo una sutil reverencia ante ella.
—¿S-subasta?—repitió lo último que aquella sensual mujer había dicho solo para hacerse a la idea, recién empezaba a comprender que era lo que estaba sucediendo y con todo lo que había visto, había entendido que lo que estaba ocurriendo era algún tipo de juego perturbador e incluso ilegal, pero no esperaba que todo eso se tratara de una subasta. ¿Acaso pretendían ofrecerla a un comprador? ¿Acaso pretendían vender su virginidad?
Avery se sintió aún más confundida que antes, pero no se atrevió a decir ni una palabra por miedo.
—Antes de subir al escenario, le daré las últimas indicaciones— expreso mientras sacaba un teléfono móvil para leer una lista de instrucciones para Avery—tal como lo practicamos, deberá subir al escenario, permanecer ahí durante treinta segundos mientras es presentada, posteriormente caminara por la pasarela y para finalizar se quitara el velo del cuerpo. ¿Tiene alguna pregunta?
—N-no—expreso Avery aún más asustada que antes, ya que acababa de descubrir que realmente había estado ahí antes de despertar e incluso había practicado como desfilaría para ofrecer su cuerpo. Aún no sabía a ciencia cierta y había sido secuestrada y obligada a realizar todo eso solo para diversión de alguien, pero tenía miedo de darse cuenta de que tal vez esa era la respuesta correcta. ¿Para qué lo haría? ¿Acaso necesitaba dinero?
—De acuerdo, entonces sígame—expreso la joven mujer guiándola hacia las escaleras por las que debía subir, entonces en su camino se cruzó con otra chica, alguien vestido como ella y al igual que Avery, tenía una mirada desconcertada y asustada, incluso y a pesar del velo que ocultaba su rostro, parecía haber llorado mucho y haber arruinado su maquillaje, quizás mientras desfilaba.
Ambas se miraron entre sí, compartiendo el mismo sentimiento de angustia y desolación, buscando entre ellas mismas un poco de consuelo y quizás la promesa de poder hablar si algún día llegaban a verse de nuevo.
La chica desapareció de su vista en un segundo. Avery trato de observar hacia donde la llevaban, pero enseguida y gracias a unos altavoces, escucho que pronunciaba su nombre o al menos el nombre con el que se habían estado refiriendo a ella: "Dama Alicia"
Respiro profundo y entonces comenzó a caminar hacia el centro del escenario, mientras escuchaba una voz masculina fanfarronear sobre sus cualidades, las cuales no sabía si eran ciertas o no. Lo único que sabía es que tenía un nudo en la garganta que apenas la dejaba respirar, pero no quería llorar, no quería tener el mismo aspecto que le había visto a la otra chica, no porque se preocupara de su imagen, sino porque no quería darles el gusto de demostrar cuan asustada se encontraba.
De poco en poco, unas gruesas cortinas rojas se fueron abrieron para poder presentar al público a la sensual dama Alicia. Cuando eso sucedió, en un principio, Avery mantuvo la mirada agachada, en primer lugar porque estaba concentrándose en otra cosa que no fuese específicamente en lo que estaba sucediendo en ese momento, así que pensó en la posible salida que se encontraba en los pisos inferiores. Si la devolvían a ese sitio, quizás tendría la oportunidad de poder salir por ahí.
En segundo lugar, mantuvo la mirada sobre el piso de madera del escenario porque las luces que la iluminaron eran cegadoras, así que trato de acostumbrarse a esa luz para tratar de ver más allá de la oscuridad del público, quería verles el rostro, saber quien diablos pretendía comprarla, ver que tipo de mentes perturbadas habían asistido a ese sitio solo para su propio placer.
Avery siguió las instrucciones que aquella mujer le había dado, permaneció ahí durante treinta segundos y luego caminando con cierta lentitud por la pasarela. Lo hizo de ese modo porque tenía miedo de tropezar y caerse. En ese instante tuvo una serie de visiones que la obligaron a detener su paso, vio a un hombre bastante atractivo que le decía: "Estaré esperándote"