MI PRINCESA LO ENTENDERÁ Y APOYARÁ

1759 Words
NARRA IVÁN —Doctor, en serio estoy muy apenada por lo qué pasó con su esposa. — me dice Lila por enésima vez. —¿Podríamos no hablar de eso ya? Mi esposa y mis hijos están bien, que es lo que me importa. Usted tiene que tener más precaución y fijarse al momento de manejar. — le digo en tono molesto porque era la única verdad. Estaba molesto, cuando menciono Ceci la posibilidad de que fuera intensional quise descartarlo, pero al ver tanta insistencia por disculparse y eso. No se no lo sentía sincero. Pues en mi lugar trataría de dar un espacio o me sentiría apenado de siquiera dar la cara. —Si doctor lo haré, gracias por el consejo. — me dice y yo arqueo mi ceja. —¿Que hace aún aquí? ¿No se suponía que ya había acabo su turno? — le pregunto pues no tiene intención de moverse de su sitio. —Si Doctor, ya me voy. — me dice y yo asentí. La veo salir de mi consultorio y suspiro. Esta mujer se está volviendo un virus en mi trabajo. —Doctor Galeano, presentarse a terapia intensiva. Doctor Galeano, presentarse a terapia intensiva. — escucho por el intercomunicador me dispongo a casi correr hasta el área. —¿Que sucede? — le pregunto a la doctora. —Este pequeño paciente llegó inconsciente por un golpe en la cabeza, causándole fractura craneal de eso fue ya una semana. Le hemos hecho exámenes no hay mejoría, su actividad es casi nula. Su familia desea la opinión de otros médicos antes de tomar decisiones. El pequeño es un paciente suyo, por eso lo llamamos. — me dice la doctora Ferrer. Veo el expediente con detenimiento y hay varios factores que aún no se toman en consideración. —La neurología, no es mi gremio. Más tengo el conocimiento que para poder hacer un diagnóstico debemos esperar a que el cerebro se desinflame antes de si quiera pensar en desconectar y mencionarles opciones a los padres. ¿Porque los padres tendrían que decidir algo si todavía su hijo está luchando por recuperarse? — digo y los demás médicos se ven entre si. —Doctor Galeano, basta con ver que tipo de calidad de vida podría llevar ese niño si se recupera. Podría quedar como un vegetal, ¿usted desearía esa vida para uno de sus hijos? — me dice un doctor el cual es alguien nuevo aquí. No conteste, pues si no me gustaría ver que eso sucediera. Lucharía para darle el mejor estilo de vida necesario y que el amor no le haga falta. —Como profesionales nuestro deber es salvar vidas. El aún está con vida su corazón late y su cerebro presenta una leve actividad. Apenas a pasado una semana desde su accidente. Hemos tenido pacientes de meses, hasta años en coma en este hospital y han despertado, llevando una vida agradable. Mi opinión sería darle más tiempo a ese pequeño para ver su evolución y que su inflamación haya disminuido. — les digo y el doctor me queda viendo con una mala cara. —Su familia estaba considerando donar sus órganos para que pueda salvar más vida y que su hijo muera siendo el héroe de muchos. — dice desconocido el cual veo en su gafete que es el neurólogo. Donación de órganos, algo que en este hospital se está volviendo muy común. No es extraño no y no estoy en contra de eso todo lo contrario. Más no le están dando la oportunidad a este niño de que se salve a si mismo. —No estoy de acuerdo con ustedes. El merece tener un tiempo para recuperarse y ustedes se lo están quitando. — les digo levantándome. El mismo doctor de neurología decide hablar nuevamente. —Pueda que para el haya tiempo, pero para otros niños no lo hay. — me dice y con eso se levanta, junta el expediente y sale de la habitación. —Pensaba lo mismo que tú, pero no deja de tener razón. — me dice la doctora Ferrer. —¿Tu que harías si tu hija estuviera en esta posición y solo necesite unos meses para recuperarse? El cerebro es un órgano complicado todos lo sabemos, pero así como puede que tenga daños, también puede que no los tenga. Le habrás quitado la oportunidad a tu hija que siga viviendo, solo porque no quisiste darle más tiempo. En estas situaciones se que tenemos que hacernos de tripas corazón y ponernos esa coraza de hierro para poder atender a los niños, pero como padres podemos imaginar que haríamos nosotros si fueran nuestros hijos. Repito como su médico recomiendo esperar hasta que la inflamación disminuya o desaparezca. — digo también saliendo de la habitación. —Doctor — me aborda la madre del paciente. —Señora dele tiempo a su hijo, no tomen decisiones muy precipitadas. Todavía su cerebro tiene un camino por sanar. — le digo y ella me sonríe y asiente. —Gracias doctor, eso sabía que escucharía de usted. — me dice tomando mi mano. Yo le di una palmada con mi otra mano y seguí mi camino hasta mi consultorio. El cual estaba abarrotado de pacientes. Mi jornada laboral termina, me despido de los que quedan en el turno nocturno. Me dispongo a ir hasta la casa de mis padres. Donde al llegar me sorprendo con los globos que decoran la entrada de un lado azul y de un lado rosa. Entro a la casa y soy recibido por el kínder de niños. —¡Papi! ¡Tio! ¡Iván! — escucho que gritan, al mismo tiempo que corren hasta mi. —¿Como están los revoltosos? ¿Se portaron bien? — les pregunto y la primera en bajar su cabecita es mi traviesa hermanita. —Esme creyó que era buena idea jugar con mi maquillaje y dejo toda pintarrajeada a Aitana. — me contesta mi madre quien camina hasta la entrada a recibirme. Esmeralda comienza a llorar y viene hasta a mi para que la abrace. —Ya dije peldon, pelo mami sigue muy enojada conmigo. — dice ella, yo veo a mi madre y suspira. —Nena, no lo vuelvas hacer. Mamá se enoja porque ya lo haz hecho varias veces. No creo que quieras que te castigue quitándote tus muñecas o tus ositos de peluche ¿verdad? — le digo ella me queda viendo con terror, se lo que adora sus juguetes. —Me haz dado una buena idea Iván. — dice mi madre viendo a mi hermana quien baja su cabeza nuevamente. —Lo siento mami. — dice para escuchar un sollozo. —Ya deja de hacer llorar a mi princesa. Ya te dijo que lo siente, ¿que más quieres mujer? — le reclama mi padre tomando a Esmeralda en brazos. Mi madre se cruza de brazos y niega. —Sabes que no es la primera vez que lo hace Manuel. — le dice y el solo le resta importancia. —Bueno, ¿a que debemos este festejo? — pregunto como si no supiera que mi madre hace lo mismo siempre. Ella de cada noticia hace una fiesta. —Comunicaremos el genero de tus hijos a la familia mi niño. Ve a despertar a Cecilia, la pobre ha tenido mucho dolor de cabeza en lo que va de la tarde y está renuente a tomar medicamento. Tu más que nadie conoces como es tu esposa de especial. — me dice y me preocupo, porque ella no me llamo a decirme pude haberle traído algo. Subo las escaleras para llegar a la habitación que de nos designo mi madre como familia cuando viniéramos de visitas. Ella está recostada sobre su lado derecho con su mano sobre su barriga y la otra está doblada debajo de su cabeza. Acaricio suavemente su mano. Me arrodillo y dejo besos en su barriga. —mmmmm, hola mi amor, — me saluda mi pequeña. Me acerco para darle un beso en los labios. —¿Te siente bien? — le pregunte ella asiente. —Si, aquí siempre me tratan como una princesa. Solo es el dolor de cabeza que si se ha puesto muy intenso. — me dice y niego. —Amor, pero debes tomar algo. No puedes estar aguantando dolores. Cuando hay medicamento para eso princesa. — ella asintió y se acomodó en la cama quedando sentada. —Con lo poco que dormí, ya estoy mejor mi amor, enserio. Tomo algo cuando llegue a casa ¿está bien? — me dice y yo asentí. —Vale, vamos a bajo a contarles a la familia que tendremos tres hermosos niños corriendo por la casa. — le digo animándola pues se que lo que siente fue culpa de un accidente que no tiene nada que ver con su embarazo. Bajamos y como era de imaginarse mi madre tenía toda una producción con humo azul saliendo por todos lados cuando estábamos apunto de decir que eran tres varones. Pasamos un momento muy ameno. Mi madre nos contó que el fin de semana tenemos que reunirnos de nuevo pues Chloe y Gerardo vuelven de solucionar unos problemas que tenían en Estados Unidos y mi hermano le iba a pedir oficialmente a Chloe ser su esposa. Llegamos a la casa y me dediqué a consentir a Ceci, quien ya se sentía mejor después de darle una pastilla para el dolor. Cuando estaba ya por acostarme después de asegurarme que todos estuvieran descansando, una notificación de correo entrar a mi celular. Y me sorprendo al ver de quien se trata. “De: Dr, Sucolu. Para: Dr. Galeano, Dr. Pineda, Dr. Rodríguez y más. Buenas noches, El motivo de mi correo es para informarles que la próxima semana, se llevara acabo la decisión final sobre quiénes serán los nuevos directores de pediatría, ginecología y cardiología del hospital. En una reunión de directivos que se llevará acabo en un hotel de la ciudad. Dicho evento es para recrearnos entre conocedores de la medicina, por lo cual la invitación es de índole personal, no se permiten acompañantes. Les adjunto la invitación y espero ver a todos los candidatos en dicho lugar. Atentamente. Dr. Sucolu” Adjuntando la invitación oficial a el evento. No me gustaría ir sin mi Ceci, ella siempre va conmigo a todos estos eventos. Nunca habían dicho de que no se permite acompañante. Aunque si es para anunciar al nuevo director de pediatría y soy uno de los candidatos debo de estar ahí. Se que mi princesa lo entenderá y apoyará.
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