PLAN SUBLIMINAL

2646 Words
NARRA CECILIA Ha pasado un mes y medio desde esa serie de sucesos en los cuales mi vida se ha puesto de cabeza. Es demasiado que procesar, principalmente el diagnóstico de bipolaridad de mi madre. Eso fue lo primero que me hizo desplomarme como profesional y como hija. La verdad que nunca lo analice pues entre trabajo, viajes y cuando pasaba tiempo con nosotros aparentaba que todo estaba bien. La verdad eso fue algo que no me esperaba. Lo de Chloe fue muy difícil de asimilar, aunque al verla que eso a ella no la afecto, fui resignándome con solo aceptar los sucesos que fueron suscitando. Luego el enterarme que tengo un hermano y que por mi madre no lo conocimos antes fue otro golpe a la realidad tan ajena en la que vivíamos. Mi vientre ya se estaba haciendo cada vez más y más notorio. Todo estaba bien hasta ahora me sentía con energía, comía saludable, caminaba por 10 minutos en el jardín como ejercicio. Yo sentía que todo estaba yendo muy bien con mis bebés, conmigo y hoy sabría como estaba todo internamente, ya que me tocaba control del cuarto mes y medio, por lo que tenía que ir a visitar a mi doctora al hospital. Como siempre quedábamos con Iván en vernos en el consultorio y en los dos últimos chequeos el estaba antes que yo llegara. Raquel me revisaba cada 15 días o dos semanas. Era molesto si, pero iba hacer todo lo que fuera necesario para que este embarazo estuviera mejor que el anterior. —Si quiere mejor los llevo, así de un solo los revisa Iván. — le digo a mi suegra quien se quedó con los trillizos desde ayer en la noche pues hicieron una pijamada con Aitana y Esmeralda. Hoy que la he llamado para preguntar cómo están. Me cuenta que se escuchan algo afónicos, tosiendo y sus narices están algo congestionadas. —No hija, yo los llevaré. Lo que menos queremos es que tú te enfermes y sabes que es más difícil de controlar. No puedes tomar tantos medicamento por el bien de mis otros tres príncipes en tu vientre. — sonrío pues ella piensa que esta vez serán tres varones. —Tal vez ya se dejan ver si así me gustaría hacer un fiesta de revelación. — le digo emocionada. —Sabes que preparar eventos sorpresa de un momento a otro son mi especialidad. Solo me dices y lo hacemos. Por los niños no te preocupes solo están un poco resfriados. Siempre y cuando no haya fiebre significa que no hay ninguna infección. Datos que desde hace más de 29 años me se hermosa. Ve tranquila me avisas como va todo con mis nietos ¿de acuerdo? — me dice emocionada. Le agradecí y me despedí para luego tomar mi cartera y caminar hasta el auto. Iván ya no quería que manejara, pero no me iba hacer sentir como una inútil, así que no le acepté que contratara a alguien para llevarme a todos lados. Llegue hasta el hospital y cuando entro el edificio de parqueo y empiezo a buscar un estacionamiento disponible cerca para no caminar tanto, y no lo logre encontrar cuando estoy avanzando me sorprendo cuando un auto salió súper rápido de retroceso y golpeó fuertemente la parte frontal de mi auto. Ya me había quitado mi cinturón por lo que todo mi cuerpo rebotó del impacto. Agradezco que mi vientre no es tan enorme si no hubiera sido un golpe muy fuerte en el. Golpee mi cabeza contra la ventana. Como si una conexión se tratara En la pantalla de auto a parece una llamada de Iván desde el volante a presionó el botón para contestar. —Amor ya estoy aquí con Raquel esperándote ¿ya estás cerca? — me pregunta y del aturdimiento del golpe no podía tener el tacto necesario para explicarle lo que me había pasado. —Amor, me acaban de chocar, en el estacionamiento. ¿Podrías venir? No me siento bien. — logre decir. Escucho su voz hablándome agitado, pero no puedo hablar más. La oscuridad me lleva con ella. —Está bien Iván, los bebés y ella están bien. El golpe que se dio en la cabeza fue lo que la hizo perder el conocimiento. Ya cuando despierte veremos si necesita algún examen. Por ahora no quiero hacerle exámenes innecesarios que pueden poner en peligro a tus hijos. — escucho la voz de un hombre, quiero abrir mis ojos pero siento una pesadez en esa zona que me impide hacerlo. —Doctor lo siento mucho, fue un accidente no me fijé que venía un auto. — escucho a una mujer de voz chillona hablar y la reconozco de inmediato es esa estupida resbalosa, la asistente de mi esposo. Logro llevar mi mano hasta mi rostro para cubrir un poco la claridad en mis ojos. —Mi amor, oh Ceci. Me has dado un enorme susto cariño. ¿Como te sientes? ¿Te duele algo? ¿Necesitas algo? — me ataca mi esposo con preguntas, yo solo estiré mi mano buscando su mejilla. Le sonreí gesto que hizo que me doliera un poco el lado izquierdo de mi cabeza. —Te duele la cabeza ¿verdad? — yo asentí levemente. Lo veo apretar un botón para llamar una enfermera. —Lo siento señora, enserio siento mucho lo que pasó. — me dice la mujercita esa. Que si hubiera estado bien le parto la cara. —Señorita Lila, le voy a pedir que salga de la habitación. La policía ya tomó el reporte y entre los seguros de los autos se encargarán de lo que pasó. La quiero lejos de mi esposa y de mi en este momento. — le hablo mi esposo muy molesto, la vena en su frente se mostraba muy resaltada. Parecía como si estuviera apunto de írsele encima y estrangularla. —Lo se Doctor, solo quería esperar a que su esposa despertara y disculparme con ambos. Ahora que ya se que todos están bien me puedo ir. Nuevamente, discúlpeme. — dice ella saliendo de la habitación. Iván se inclina para abrazarme. —Casi se me sale el corazón cuando me dijiste que chocaste mi amor. Corrí como loco por las escaleras para llegar más rápido hasta a ti y luego encontrarte inconsciente dentro de tu auto. Me desquicio, fue un susto horrible. Que gracias a Dios no pasó a mayores. — dice tomándome de las manos y dando besos en ellas. Segundos después entra un señor de unos 40 años a revisarme la vista. —¿A parte del dolor de cabeza siente algo mas? ¿Nauseas, miras borroso? — me pregunta y yo niego. —No. solo siento palpitaciones en el area del golpe. — le digo y el asiente. —Es normal debido a el golpe que sientas eso, no creo necesario, pero para seguridad de todos es mejor que te indique una resonancia y descartar alguna inflamación o algo que luego pueda ponerte en peligro. — dice tecleando algo en su tableta. Yo me tenso pues no creo que pueda hacerme ese examen mis ojos van a Iván el me sonríe. —Tranquila mi amor, la resonancia no es como los rayos X. No les causara ningún daño a los bebés. — me dice y yo asentí, si el lo dice es porque así es. Me hacen la resonancia y no puedo evitar sentirme intranquila por lo que me acaba de pasar. —Amor, ¿que dijo tu asistente que había pasado? — le pregunta a Iván quien está a mi lado. —Pues solo dijo que le había tocado el turno nocturno y que ya iba a su casa. Que no miro tu auto cuando iba retrocediendo. ¿Eso fue lo que pasó? — me pregunta y yo asentí. —Si, así fue. Lo único que no pareció correcto es que saliera a toda velocidad. Sabes que si hubiera sido más despacio no hubiera sido un impacto tan fuerte. — le comento yo y se queda pensativo unos segundos. —¿Crees que lo hizo adrede? — me pregunta y no se si la estaré acusando por mis celos, pero es lo que siento. —No se si pensar eso. Solo que si es muy descuidada para manejar. Esto pudo haber terminado mal y principalmente para los bebés, amor. — le digo el asiente. Y se levanta para darme un beso en los labios y en mi barriga. —Pero no fue así mi amor. Ellos están bien y tú estarás bien con un poco de descanso y mucho cariño de parte de nuestros hijos y mío. — yo asentí y sonreí levemente. —¿Eso significa que perdí mi cita con Raquel? — le pregunto y el negó. —No, ella está de turno ahorita si vamos pueda que podamos robarle unos minutos. Debemos esperar a que Pineda te de el alta. — me dice y yo asentí emocionada. Después de una media hora recostada y que los resultados de mi resonancia salieron bien. Me autorizaron en bajarme de la cama. Más mi esposo no estaba de acuerdo mando a pedir una silla de ruedas para poder ir hasta el consultorio de Raquel. —Cecilia, doy fe que por un segundo casi te quedas viuda hermosa. Iván se puso pálido, pálido y con la bata parecía fantasma. Me alegra que solo haya sido un susto. — yo asentí y apreté la mano de Iván quien sonríe al verme. —Bueno Iván, ayuda a que se acomode y podamos ver si estos chicos se dejan ver sus intimidades. Valga recalcar que normalmente son las niñas las más recatadas. Los niños si que no tienen pudor para dejarse ver. — dice Raquel haciéndonos reír. Su teoría puede ser cierta en mi embarazo anterior hasta que cumplí los 7 meses se dejaron ver mis chicas. Raquel empieza su escrutinio mientras ve atentamente la pantalla. —Ja, ¿vieron? Yo les dije. Bebe A es un pequeño varón, ahora vamos con el bebe B.. también es un varón. Para poder ver a este pequeño te voy a pedir Ceci que te pongas sobre tu costado derecho. — con emoción hice lo que me dijo y después de un rato más. Nos da el resultado. —Bueno papás, parece que esta vez vienen sólo varoncitos. Iván tendrás mucha ayuda para cuidar a las mujeres de tu casa. — nos dice con una gran sonrisa. Iván está que no puede de la emoción. Su sonrisa lo dice todo y eso me llena de mucha más emoción tanto que una lagrima rueda por mi mejilla. —¿Ellos están bien? ¿Todo está bien verdad? — le pregunta el nuevamente a Raquel y ella asiente. —Si todo está más que perfecto con ellos. Su desarrollo y todo está bien. Sigue lo que sea que hagas Ceci. Que eso está ayudando mucho a que todos estén realmente saludables. — me dice y yo asentí. —Lo haré, muchas gracias Raquel. — le digo antes de salir. Para mi sorpresa mis suegros con mis niños nos estaban esperando afuera del consultorio. La pequeña venda en mi cabeza no pasó desapercibida por mis hijos y mis suegros. Se asombran al verla. —¿Cecilia por el amor de Dios que te pasó? — dice mi suegra asustada. —Le han chocado en el estacionamiento mamá. Ya la han revisado y todo está muy bien. — les cuenta Iván. Ambos niegan. —Mañana mismo mando a uno de nuestros guardias a su casa para que esté al pendiente de llevarte y traerte en lo que sea que necesites Cecilia. Recuerda que no solo eres tú. Son 3 personitas más contigo, más estos chicos. — me dice el señor Manuel. Yo hago un puchero pues se sintió más como un regaño. —Ya papá, no la regañen. Afortunadamente todo está bien, les agradezco el haber venido tal vez pueden ir con ella a casa pues se ha quedado sin auto. Y no quiero que mi chica y mis varones se vayan en un taxi a casa. — dice y yo le doy un codazo. —Yo quería decirlo. — le reclamó. —¡YO LO SABÍA AAAAH, que emoción! — grita mi suegra, ganándose un regaño de una enfermera que pasaba por ahí. —Tendrán 3 hermanitos, mis bebés. —les digo a mis niños quienes solo están moviendo sus cabecitas siguiendo la conversación de los adultos. —¿nanitos? ¿Como david? — pregunta mi Liz yo asentí. Ella comienza a llorar al igual que Sol. —David, no. El molesta mucho a mi mami. — dice Liz indignada. Con sus ojitos llenos lagrimas. —Cariño tú y Sol también molestan a David. Cuando los bebés nazcan ustedes se convertirán en los hermanos mayores y cuidarán a los bebés porque serán muy pequeños como sus muñecas y necesitarán que los abracen, alimenten y limpien su popo y pis. — les digo y soy interrumpida por una expresión muy esperada por mi comentario. —iiugh. — dicen los tres al unísono, tapándose su nariz. Haciendo que todos nos riamos. —Vamos saliendo pues pequeños revoltosos. Amor te veré por la noche, trata de descansar ese golpe en la cabeza puede provocarte dolor de cabeza. Ya sabes que medicamento puedes tomar. Los amo a todos, pero ya me escapé mucho de mi trabajo. Nos veremos en la noche, papá llévalos a tu casa por favor, yo iré por ellos por la noche. — dice y todos asentimos después de recibir órdenes de mi esposo. El se acerca a mis labios y deja un largo y suave beso en ellos. —Descansa, te amo. — me dice dando otro beso en mi nariz. —Yo también te amo amor. Te veré luego Príncipe. — le digo el me guiña el ojo. Mi suegra viene hasta mi para ayudarme con la silla de ruedas y mi suegro va con los niños. Llegamos hasta la entrada del hospital y mi suegro va a buscar el auto con los niños, yo me quedo en la entrada del hospital con mi suegra. Siento la mirada de alguien sobre mi y al voltear a mi lado derecho me fijo que es la asistente de Iván, nuestros ojos se cruzan por un momento y juraría que pude ver una sonrisa ladeada en sus labios. Ese simple gesto mandó un escalofrío frío por todo mi cuerpo. Mi suegra parece ver a quien estoy viendo y frunce el ceño. —¿Conoces a esa mujer? — yo asenti. —Es una nueva residente y le fue asignado Iván como su mentor. No me agrada y para rematar, ella fue la que me chocó hoy. Por la sonrisita que tiene en el rostro me hace dudar que eso fuera un accidente. — digo y no me fijé que lo dije en voz alta eso último. —No me gusta esa mujer tiene maldad en su mirada. Le dire a mi hijo que ya no sea su mentor. — La escucho decir yo niego y tomo su mano. —No Jimena, eso es parte de su trabajo. Así como ella pueden venir otra chicas. Tu hijo es guapísimo y le llueven las mujeres, más yo confío en Iván y se que el no haría nada que nos ponga en una situación incómoda por culpa de esa mujer. Confía en tu hijo así como lo hago yo. — ella no me contesta solo se limita a asentir. Mi suegro llega con el auto y el me ayuda a pasarme en brazos hasta el auto. Trato de sacar a esa mujer de mi mente y cualquier tipo de plan subliminal que pueda tener. Solo quiero pensar en mis tres varoncitos que están creciendo sanos, hermosos y toda la familia lo sabría hoy por la noche.
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