CONFÍO EN IVÁN

3310 Words
NARRA CECILIA —Amor te hice una cita para mañana con tu ginecóloga. Debemos saber que todo está bien contigo y el bebé. — me dice Iván quien vuelve de darse un baño. Apenas hace 4 días le había dado la noticia de mi embarazo y se le nota preocupado. Entendí muy bien sus palabras y su punto de vista ese día. Se que mi embarazo fue muy difícil para todos en la familia, y que el solo estuvo de espectador sin poder hacer nada al respecto para ayudarme, pero como el mismo me dijo ayer, mientras recostaba su cabeza en mis piernas y ponía su oreja en mi vientre, y mirábamos a los niños correr con la pelota que les había traído, por el jardín. Que no todos los embarazos son iguales y que este podía ser mucho mejor. Se que eran palabras para el mismo y para mi. Yo también quería pensar eso pues me sentía muy bien, solo tal vez un poco más cansada de lo normal, las náuseas y el vomito que era a cualquier hora del día. —Está bien Amor, ¿Será en la mañana o en la tarde? — le pregunto el viene hasta mi y me da un beso en la frente. —Sera en la mañana y no te preocupes por quien cuidará a los chicos, porque ya le pedí el favor a mi mamá. Aprovechando que Esme estará en la escuela. Mi abuela la ayudará. — me dice y yo dejo de cortar los champiñones y me acerco a el a darle un beso. Iván es el hombre perfecto, tiene su carácter y su modo difícil, pero como cualquier otro hombre. El me rodea con sus manos y aprieta mis nalgas, volviendo nuestro beso aún más intenso. Puedo sentir el bulto haciéndose sentir cada vez más en su pantalón deportivo. Momento después siento que me eleva y me sienta en la encimera. Sin dejar de besarme su mano se cuela entre mi camisa y aprieta uno de mis senos. De repente alguien aclara la garganta, Iván y yo volteamos al mismo tiempo para ver a ese lado sin separarnos. —Agradezco haber entrado solo, si no mis hijos hubieran visto esto y empezarían con preguntas. — dice Tiago llevando una bandeja una bandeja con postres, unas bolsas de pan y una botella de vino para colocar todo casi detrás de nosotros. Iván me ve y se acerca a mi oreja. —Hoy no te escapas de mi nena. — enviando un escalofrío por todo mi cuerpo. Yo le doy un beso en la mejilla pasando ligeramente mi lengua sobre esta. —Yo siempre soy materia dispuesta cariño. — le digo y nuevamente el carraspeo de garganta nos llama la atención. —¿Dime porque entras como Pedro por su casa a mi casa? — le pregunta Iván a su hermano mientras me ayuda a bajar de la encimera y acomoda mi camisa. Antes de que me vea. —Mi esposa llamó a la tuya hace unos minutos, le dijo que entráramos sin hacer bulla porque los trillizos estaban tomando una siesta. Así que use la llave de su casa. — dice el con las manos hacia arriba en rendición y señalándome a mi, claramente quitándose la culpa. —Si es cierto mi amor. No pensé que estuvieran tan cerca. — dije un poco apenada con mi ogro. El no se quitaba de enfrente de mi. Me removí un poco de ahí y me agarro nuevamente. —Un momento más. — me dice yo me rio pues se a que se refiere. Su ereccion no se ha disminuido. —Como si ya no supiéramos lo que tienes en medio de las piernas. — le dice Tiago al ver a mi esposo todo colorado. —¿Te puedes callar? ¿Que hacen aquí? — le pregunta de mala manera ahora. —Mi esposa tenía antojo del filet mignon que hace tu esposa. Uy, Ceci ¿hace cuánto no le haces el favor a mi hermano? está de un humor. — le dice Tiago y mi ogro agarro el cuchillo del coraje y le apunta con el. Tiago se aparta y levanta las manos. Pequeños pasos se escuchan cerca vemos que entran nuestros sobrinos, Iván baja el cuchillo rápidamente. —Agradece a mis sobrinos si no estarías en emergencias. — le dice Iván. —Sabes que no soy rencoroso y que me amas, acéptalo. — le dice esté golpeando su hombro. —¡¡Tío Iván!!— gritan mis sobrinos, ellos aman a su tío Iván, pero rara vez lo pueden ver. —¿Como están mis chicos? ¿Emocionados por su fiesta de cumpleaños? — los niños brincan asintiendo. —Es de lo que más hablan. — dice mi hermana entrando con un bowl de ensalada, la mochila de los chicos, su cartera, con una enorme chaqueta y su enorme barriga de seis meses de gemelos nuevamente. — Iván va hasta ella y la ayuda. —¿Tiago como la dejas cargar todo eso? — le reprende Iván. Mi pobre hermana le entrega todo a Iván y respira profundo cansada. —Te espere, pero vi que no salías, así que traje todo yo. — le dijo Luz a Tiago. El va hasta ella y la ayuda a quitarse la chaqueta y le da un beso a ella y acaricia su barriga. —Ya todo está bien. — dice mi hermana sentándose en una de las sillas. —Si supieras con lo que me encontré. — dice y antes que siguiera diciendo algo más volteo a ver a mis sobrinos. —Chicos, ¿qué tal y todos van a buscar a los dormilones mientras mami y yo terminamos la comida? — les digo y ellos asienten emocionados. —Los ayudaremos. — dice mi esposo y me da un beso en la cabeza. Para unirse a los demás que ya van escaleras arriba. —¿Te veo algo pálida estás bien? — me pregunta Luz. Yo asentí y volví a cortar los champiñones que irán en la crema de hongos bañando el filet mignon. —Vamos, Ceci te conozco. ¿Está todo bien? — me pregunta yo asentí. Miro para ver si ya habían subido todos. —Júrame que me guardarás el secreto por favor. — le digo y ella asiente preocupada. —Estoy embarazada. — le digo y ella se tapa la boca. Luego la quita y me sonríe. —Que emoción, felicidades Ceci. — dice viendo hasta mi para abrazarme. —¿Y ya lo sabe Iván? — yo asentí. Ella volvió hasta la silla. —¿Como se lo tomó? — me pregunta con una sonrisa. —Al principio no muy bien, pero se ha ido haciendo a la idea. — le digo poniendo los champiñones en el sartén. —Todo estará bien, ya lo verás. No te cargues mentalmente ni físicamente con nada. Ya no es nada nuevo para ti, ahora ya sabes que es normal y que no lo es. Ahora me siento mal de hacerte cocinar para nosotros. — dice y está casi apunto de llorar. Cuando escucho que ya vienen los chicos para abajo. Tomo un bote con agua de la refrigeradora y se lo doy para que disimule un poco. —¡¡Mami!! — dice mi pequeña Liz rascándose los ojitos. Disculpen que no les he presentado a mis trillizos, David es el varón y lo acompañan 2 niñas Liz y Sol. Siempre los llamamos como niños, pequeños, chicos para generalizar. Mis hijos son increíbles no puedo hacer distinciones entre ellos porque cada quien tiene su personalidad y sus diferencias. Eso si el más terrible es David. Es súper inquieto, curioso y puede volver loco a cualquiera en un momento y eso que no ha entrado a la etapa donde se pregunta. “¿Porque? ¿Para que? ¿Cuando?” Solo de pensar cuando esa etapa llegue ya me duele la cabeza. —David molesta a mi, mami. — me dice con su pequeña voz tan adorable. Yo la digo a levantar en mis brazos, pero Iván la intercepta. —Amor no hagas fuerzas. — me dice y volteo a ver y los demás están en la sala. Yo asentí. —¿Que le hizo David esta vez? — pregunto Liz se acurruca en el hombro de Iván. —No le quiso compartir la pelota nena. — me dice y yo le hablé a Liz. —Hermosa, la pelota se compartirá entre todos. Ahora David es quien la tiene cuando tu mires que ya David no juega más con ella tu la tomas y lo haces ¿de acuerdo? — le digo con suavidad y acariciando su mejilla. —Yo quedó pelota ahoda mami. — dice ahora llorando. Mire a Luz y le sonreí. —¿Te gustaría pintar con el regalo que les dio tu abuela a tu tía Luz? — le digo sus ojitos se abren en emoción. Luz me mira asustada. —¡¡¡Siiii!!!! — grita ella moviéndose en los brazos de Iván queriéndose bajar. Liz sale corriendo a buscarlo. —Espero que no sea lo que estoy pensando. — dice Luz súper asustada. Iván y yo reímos. —Tranquila cuñada. Mi madre les dio un jugo de maquillaje de plástico. Así que no te asustes no es pintura ni nada referido. — ella suspira aliviada con la mano en el pecho. Yo pongo mi atención de nuevo a comida y a revisar si ya está el filet mignon bien cocinado. Después de unos minutos y que todo estuviera listo comimos. Claro a los niños les tenia dedos de pollo a la plancha con puré de papas. —Tal como lo quería hermana. Te amo, gracias. — dice Luz después de su segundo plato. Todos solo la mirábamos atacando su plato de comida con el mayor entusiasmo. —De nada princesa. Para eso estamos las hermanas mayores. — le digo dándole un plato extra para que se llevará. —Eres un amor, hermanita. ¿Cuando sabremos cuantos son? — me pregunta susurrando. —Mañana, cuando sepa, te aviso. Y chiton por ahora ¿de acuerdo? Eres la única que sabe después de nosotros. — le advierto, ella asiente. —Si tranquila que no le dire a Tiago. Ese hombre mío, no tiene filtro alguno. — dice riendo y vaya que es cierto. Siempre arruina el factor sorpresa de todo por andar de sapo. —Está bien Nena. Ustedes pórtense bien con mami. — les digo a mis sobrinos. —Siempre que les dices eso, hacen todo lo contrario. — me dice Luz con cara de dolor y llevándose la mano a la costilla. Yo me rio antes eso. —¿Que te puedo decir es el efecto de la tía Ceci sobre ellos? — le digo carcajeándome. Limpio el comedor, la sala y la cocina después de la pequeña reunión y no me había fijado en la hora ya eran las 11 de l noche subo las escaleras y me encuentro ya a los niños durmiendo, huele a shampoo así que evidentemente Iván los baño. Voy hasta mi habitación y no esperaba con lo que me encontré. La luz de la habitación estaba apagada, solo se miraban algunas velas encendidas en el baño camino despacio hasta este lugar y me encuentro a mi marido completamente desnudó ofreciéndome su mano. —Ya trabajaste demasiado mi amor, ahora es mi tiempo de consentirte. Tengo tres sesiones que te harán relajarte, pero tú eliges el orden. Un masaje en todo tu cuerpo, un relajante baño y una sesión de sexo alocado toda la noche con su servidor. — me dice mordiéndose los labios caminando hacia mi espalda, donde me aparta el cabello para dejar expuesto mi cuello deja una suave lamida en el lugar, para luego sentir sus manos levantando mi camisa. Entre besos y caricias fue quitando mi ropa, dejándome completamente desnuda ante el. —El relajante baño no estaría mal de primero, luego el masaje y por último la sesión de sexo con fiel servidor. — digo casi frente a sus labios. —A sus órdenes mi bella dama. — dice y tal cual dije el orden. Así pasó la sesión de sexo alocado de extendió más de lo que mi servidor quería. Ya que era mucha exigencia para mi y no quería lastimarme. Tuve que acceder después del 4 round, pues ya sentía un poco de ardor en mi zona íntima. Esa irritación la miraría mi doctora mañana. Más no me lamentaba eso para nada, disfruté demasiado junto a mi chico. La mañana siguiente como todos los días Iván se fue muy temprano en la mañana. El sabía la hora en la que sería la cita así que lo vería allá. Afortunadamente es en el mismo hospital. Pase dejando a los niños con mi suegra y salí al hospital. Llegue hasta el consultorio de mi doctora. Faltaban unos minutos para que me llamaran e Iván no aparecía. —Cecilia Galeano. — me llamaron y apreté mis puños molesta con Iván. Entro a el consultorio y la doctora y yo nos saludamos. Le platiqué sobre lo qué pasó con mis pastillas, que tenía una prueba positiva de embarazo, y todos los detalles ella me enviara hacer exámenes de rutina, y que por el tiempo que le di desde mi último periodo pueda que esté de 2 o 3 meses, que ya se podía hacer un ultrasonido para saberlo más a concreto. Cuando me pidió cambiar mi ropa por una bata, llame a Iván para recordarle la cita. Después de dos timbres el me contestó. —¿Amor ya estás en el hospital? — me pregunta. —Amor me dijiste que la cita era las 10 y son las 10:18 y no estás aquí. Estamos por empezar el ultrasonido. — le reclamó, el maldice. —Lo siento mi amor entro un paciente algo grave y se me fue la noción del tiempo. Dile a Raquel que me espere unos minutos voy corriendo. — dice y se escucha que ya lo está haciendo. Salgo ya con la bata puesta y le pido unos minutos a Raquel. Ella me sonríe y asiente. Me acomodo sobre la camilla para esperar a Iván quien entra todo agitado. —Demonios, lo siento. ¿De que me perdí? — dice el viniendo a mi lado. —Pues la diversión estaba por empezar no te preocupes. — le dice la doctora a Iván, este asiente y toma mi mano. Ella me hace un ultrasonido transvaginal para ver todo a armas a detalle por el tiempo que tengo de embarazo. Al hacerlo mi corazón comienza a palpitar con emoción. Siento el agarre en mi mano apretarse más y más mientras la doctora revisa bien mi utero. Soy psicóloga, no ginecóloga, pero está más que claro que nuevamente hay tres saquitos con un pequeño punto dentro. Iván ve todo y lo veo tensar su mandíbula. El agarre en mi mano se hace cada vez más fuerte y se siente doloroso intento sacar mi mano y el parece darse cuenta me suelta y me mira con asombro. —Nuevamente anotaron triple Chicos. Todo se ve perfecto, estás de 9 semanas según el ultrasonido Cecilia. — ella parece ver nuestras caras de susto. —No se asusten, todo saldrá bien. Tu cuerpo Ceci ya sabe la tarea que es esto. No será nuevo para el. Muchas veces los malestares como los que tuviste se muestran en el primer embarazo, así en el segundo ya son menos molestos, pues tu cuerpo ya sabe que hacer. Te dejaré medicamento para las náuseas y vomito. Si todo está bien te veré en 15 días. Será mejor tener este embarazo bajo control frecuente para que llegue a un feliz termino ¿esta bien? — pregunta y yo asentí. Me señala donde hay toallas húmedas para que me limpie y ella sale dándonos un tiempo solos. —Lo siento no debí apretarte así la mano. — dice con pesar, se nota que le causa culpa haberlo hecho. Yo me termino de limpiar y me siento en la camilla. —Se que tienes miedo, pero ya escuchaste a la doctora. Esta vez pueda que todo sea mejor y así será. ¿Tienes tiempo para que me invites una malteada antes de irme? — le digo para aliviar el ambiente. El se para y se pone enfrente de mi. —Eres increíble mi amor, te amo. — me dice dándome mil besos en la mano que me apretó de más. Me ayudó a bajar de la camilla y después que terminamos con la doctora y los exámenes, caminamos de la mano hasta la cafetería. Llegamos y como ya era casi hora para el almuerzo de muchos había un poco de fila. Me dijo que el hacía la fila que me sentara en una de las butacas que tienen vista a la ciudad y así lo hice. El regreso con una malteada para mi y un sándwich de queso para él. Estábamos hablando sobre cómo organizaríamos la casa por los niños, inclusive Iván me dijo que eventualmente tendríamos que comprar una casa más grande, pues para que los niños tenga cada quien su privacidad. No se sentía la misma emoción como en mi primer embarazo, pero la alegría de traer a estas vidas a el mundo estaba presente. Cuando ya estaba por terminar mi malteada. Se acercó a nuestra mesa una joven rubia, con su traje azul de residente y vino a saludar directamente a mi esposo. Solo ver como lo miraba con aquella sonrisa de mosca muerta me hizo hervir la sangre. —Mi amor, ella es la señorita Lila, es una de los nuevos residentes en pediatría. — nos presenta educadamente mi esposo. —Señorita lila, ella es mi esposa Cecilia De Galeano. — le dice y la cara de está cambia completamente. Sus gestos y los puños que hizo no pasaron desapercibidos por el análisis que le hice. Mis alarmas se encendieron cuando puso su mano en el hombro de mi esposo. —Mucho gusto señora. Doctor se le olvidó mencionar que soy su asistente. — dice la muy descarada. Si no quita la mano del hombro de mi esposo en 3 segundos, le hago un escándalo. El parece ver mi molestia y le quita suavemente la mano a la tipa. —Si amor, ella es mi asistente ahora. — dice y si está mujer me caía mal, ahora me cae en mis pies al ver la sonrisita que me hace ante lo que dice Iván. —Señorita Lila, ¿le importaría dejarnos solos? — le pregunta Iván y ella niega. —Un placer conocerla Señora. — hace énfasis en esa palabra, se da la vuelta y se va. —No me gusta esa mujer, Iván. Es más que evidente que quiere algo contigo. No la quiero cerca tuyo. — le digo molesta. El se ríe y acerca su mano a mi mejilla. —Me encanta cuando te pones así de celosa. No te pongas así que lo sentirán los bebés, yo no puedo ver a nadie más que no seas tu amor. Tal vez ahora que ella miro a mi bella y deliciosa esposa deja de comportarse así. — me dice Iván y puedo ver que es sincero en lo que dice. Se que en la universidad le llovían las mujeres y siempre las rechazaba pues el tenía su horizonte y futuro conmigo. Espero y deseo que esa mujer no sea un problema para nosotros. Porque desde que la vi verlo así. Me dejo una incomodidad en mi pecho. Confío en Iván y que el sabe hacer lo correcto. Más no confío en esa mujer. Nota: Empezamos actualización diaria a partir del 1 de Noviembre. No olviden darle un voto y agregar a su biblioteca ;)
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