COMIENZO DEL CAOS

2788 Words
NARRA IVÁN No cabe duda que la noticia que por fin íbamos hacer padres fue la mejor de nuestras vidas. Algo que deseábamos y anhelábamos desde hace mucho tiempo. Lo que no nos imaginamos es que fuera un embarazo más que complicado. El embarazo de los trillizos fue muy difícil para todos. En mi caso no fue por el tiempo que me tocará cuidar de todos ellos, eso lo hacía con todo el amor del mundo. Con lo que yo no podía era, ver el sufrimiento de Cecilia. Las mujeres se llevan la carga más pesada, pero nadie habla de lo inútil que uno se siente como hombre. Yo aún siendo médico, me llenaba de angustia, preocupación, estrés al ver a mi esposa así. Sufriendo y yo sin poder ayudarla a quitarle un poco de su sufrimiento. Amo a mis hijos, a Ceci la amo con locura, pero ese es un proceso que no me gustaría volver a pasar. Se que mi esposa se cuida y que en un futuro ella se volverá a embarazar, algo que será cuando ambos lo decidamos, pero no dejara de causarme temor cuando llegue ese momento. Por ahora ver a mis tres niños dormir en su cama es algo más que gratificante, eso borra completamente todo lo que pasamos antes de su llegada. Saber que vuelvo a casa y tengo a tres miniaturas mías y una hermosa mujer que espera, no tiene precio. Soy afortunado y agradezco tener tal bendición en mi vida. Estos años desde que empecé a trabajar en el hospital. Han sido lo más difícil que he podido tener. El trabajo es cada vez más extenuante y agobiante. Estaba poco tiempo en casa, para muchos de los logros de mis hijos no estuve presente. Mi rutina tenía sentido hasta que un paciente de 4 años de edad llegó a el hospital durante mi turno. El pequeño fue víctima de violencia doméstica de parte del padrastro. El pequeño no sobrevivió a la gravedad de los golpes. Como médico nadie te prepara para ese tipo de casos, después de eso se hizo cada vez más frecuente la cantidad de casos que llegaban por lo mismo. No entendía y de verdad era algo preocupante la manera en como eran llevados los casos. Sin el mayor pudor, era una falta de respeto, hacer público dentro del hospital lo que pasaba con ellos. Eso era violar la privacidad de los pacientes. Algo insignificante para la mayoría, importarte para mi, fue por eso y entre otros cambios que moría por hacer que mejor opté por volverme el Jefe pediatría. Trabajaba más turnos de los que debía y ya estaba a nada de lograrlo hasta que vinieron los cambios que pusieron mi mundo de cabeza o como le podríamos decir el comienzo del caos en mi vida. —Mañana vendrá el nuevo dueño del hospital, parece que traerá a su equipo. Les pido que los residentes que vengan con el, sean recibido como cualquier otro grupo. — nos dice el jefe antes de salir, aprieto mis puños. —Henry, ¿puedo hablar contigo un momento? — le pregunto pues me interesa saber que pasará con la elección del nuevo jefe de pediatría. —Si, claro, vamos a mi oficina. — me responde, estoy empezando a sentir que todo lo que he hecho está yéndose al diablo. Llegamos hasta su oficina, necesitaba sacarme esta espinita. —Bueno, tú dirás Iván. — me dice ofreciéndome un asiento frente a el. Yo tomo su ofrecimiento y dejando salir el aire de mis pulmones, hago mi interrogante. —Quería saber que pasará con lo de, elegir un nuevo jefe de pediatría. ¿Eso aún se llevará acabo? — le pregunto el se quita los lentes y me ve directo a los ojos y deja salir un suspiro. —Te voy a ser muy honesto Iván, para que yo me convirtiera en jefe de cardiología tuve que ejercer por 10 años, tú apenas llevas 2. No te digo esto para desanimarte, te lo digo porque entiendo lo que es estar en tu posición, yo también quería comerme el mundo con mis ideas y estudios desde que empecé a ejercer. No te digo que no seas una opción porque si lo eres, eres un excelente doctor, te preocupas mucho por tus pacientes, pero aún te falta un poquito más de experiencia, debes esperar hasta mañana que nos reunamos con el nuevo dueño, ver que cambios hará y empezaremos desde ahí. ¿De acuerdo? — yo asentí, aunque dentro de mi se empezaba a encender un poco de ira, se que en parte tiene algo de razón, me quiero comer el mundo ya y lo haría. Salí de su oficina muy molesto, más debía relajarme para no llevar esta energía a mi casa. Lo que se me estaba dificultando cada vez más, debo de admitir que mi familia está llevándose la peor parte en todo esto. Voy hasta mi consultorio y tomo tres monedas de chocolate. A mis chicos les encantan cuando se la llevo. Aún son muy pequeños para una barra de chocolate, así que una pequeña porción no les hace daño. Cecilia las odia pues ellos se llenan la su rostro, sus dedos, la ropa y hasta los muebles muchas veces. Llego a casa y el deseo de irme a la cama se apodera de mi cuerpo. Es como si mi cerebro supiera que llega a su lugar de descanso, pero es cuando la acción comienza. Cecilia está tan Bella como siempre, se que le había prometido ir al parque con los niños, pero mi cuerpo me exige descanso. Se que se decepciona y me duele hacerlo, es algo que se está volviendo muy seguido. Después de hacer el común y acostumbrado acto de magia para mis niños y de bañarlos como era de costumbre me recosté con ellos y sentir el calor de sus pequeños cuerpecitos es invaluable. Es una sensación tan tranquilizadora que hasta a mi me domina el sueño. Siento la suave mano de Cecilia acariciando mi mejilla, ella me ayuda a salir del agarre en el que mis gordos me tienen. Me levanto y me dispongo a ir hasta la habitación. Saco la ropa del armario, dejando la que ando puesta en la cesta de la ropa sucia. Estoy poniéndome la toalla cuando mi chica entra a la habitación. Le hago la propuesta indecente de divertirnos en la ducha mientras los chicos duermen y como es de esperarse ella nunca se niega a mi. Su cuerpo sigue siendo una tentación para mi. Sus caderas son más anchas, lo que me encanta aún mas. La flacidez y estrías en su abdomen la acomplejan, pensando que no me gusta así y demás comentarios. Por mas que se lo diga, eso no me hará dejarla de amar, son sus cicatrices de guerra. Jamás la miraría con desagrado toda ella es perfecta para mi. Mientras hacíamos el amor salvajemente en el baño, como se que a ella también le gusta me pareció muy extraño que me pidiera ser más cuidadoso, así que así lo hice tampoco deseo incomodarla o lastimarla. Ambos llegamos a un abrasador y delicioso orgasmo. Mientras aún respiraba en su cuello, ella pronunció las palabras a las cuales les he tenido miedo desde hace tiempo. Soy médico se que los anticonceptivos no funcionan en un 100 por ciento y más cuando se toman antibióticos, pero no lo pensaba en e momento de estar con Ceci. Lo que no esperaba es que en mi pánico empecé a decirle palabras que no debí. Al menos no debí hacerlas sonar de esa manera. Al verla salir de la habitación con su carita triste me provocó dolor, no era mi intención hacerla sentir mal. Me cambio y me quedo sentado un momento en la cama, analizando lo que acaba de suceder. ¿Como proceso está noticia, sin reflejar que me estoy muriendo de miedo? Se supone que debo ser su apoyo y en estos momento no le sirvo de apoyo a nadie. Respiro profundo, “Tranquilízate Iván, está vez será solo uno y todo será mucho más sencillo para Ceci y para todos.” Me digo a mi mismo para animarme. Tomo un poco de aire antes de salir de la habitación para buscar a mi nena. Bajo a la sala y no la encuentro, camino hasta la cocina y tampoco la veo ahí, vuelvo a subir hasta el cuarto de los niños y ahí estaba ella acostada abrazando por la espalda a David. Tiene sus ojitos cerrados, rojos y algo húmedos. Comienzo a darle besos en su mejilla, necesitamos hablar o en mi caso pedirle perdón por mis palabras. —Aprovecha a descansar Iván, pronto volverás a el hospital. — me dice sin abrir los ojos. —Vamos nena, ven necesitamos hablar. — le digo acariciando su mejilla. Ella suspira y Abre sus ojos y moverse para sentarse en la cama. Yo le ofrezco mi mano para ayudarla a ponerse de pie, pero ella no la toma. Se que lo merezco por ser tan tonto y hablarle de esa manera. Ella sale de la habitación de los niños conmigo detrás de ella. Nuevamente volvemos a nuestra habitación. Ella se sienta en la cama y yo me quedo de pie frente a ella. —Si me vas a decir que no quieres el bebé, no quiero oírlo Iván. Puedo hacerlo sola, no estás obligado a nada. — me dice y una alarma se enciendo en mi cabeza. ¿Ella cree que le dire eso? ¿Como es eso que lo haría sola? —No te iba a decir eso nena. ¿Tan mal piensas de mi? — ella me mira a los ojos, me arrodillo frente a ella, tomo sus manos y dejo un beso en ellas. —Discúlpame no debí expresarme así, ni decirte esas palabras. Cuando te dije que me esclavizaría a ti. No lo quise hacer sonar como algo malo. Lo dije porque no quiero que pases por lo mismo otra vez nena. Si, tú fuiste la que sufrió todo por traer a nuestros hijos a el mundo y ese es el problema. Que yo estaba ahí todo el tiempo sin poder hacer nada. Sin poder ayudarte a quitar tu dolor, tu incomodidad, tus mareos y náuseas, ver tus subidas y bajadas de presión. Me sentí lo más inútil del mundo. Pueda que suene algo sin sentido para ti y no te culpo, decirlo en voz alta también suena absurdo. Que estes embarazada no me molesta, más bien todo lo contrario cuanto tiempo tratamos de que pasara y esta vez aún tomando tus anticonceptivos paso. Solo me da miedo a que algo malo pase esta vez. Casi te pierdo Ceci, no quiero vivir con este miedo otra vez. Los niños aún son muy pequeños, pueda que esto no estaba en nuestros planes, pero haremos que funcione. — No se en que momento lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas. Las palabras que le dije salieron desde el fondo de mi corazón. Puse mi frente en sus piernas. Ella acaricio mi cabello. —Te entiendo amor, también tengo tus mismo temores, son aún más grande ahora que tenemos a los niños. Todo estará bien ya lo verás, aún no sabemos cuantos son y ya estamos haciendo un escándalo, pero se que saldrá todo bien, ya tenemos la experiencia yo voy hacer lo que tenga que hacer para que así sea. Aunque eso implique contratar ayuda para la casa. — me dice con una gran sonrisa en el rostro, ella abre sus piernas dándome acceso a que pueda abrazarla, enterré mi rostro en su vientre. Dejé varios besos en el y me separé de nuevo de ella, limpie una lagrima que resbalaba por su mejilla y tome su rostro para darle un beso en sus labios. Juntamos nuestras frentes y tomamos nuestras mano. —Tendremos uno o más bebés. — le digo con emoción haciéndola reír. Ella ahora asiente y me sonríe. Momento después ella se levanta y va hasta el baño a vomitar. Voy hasta allá y le ayudó con su cabello y haciendo círculos en su espalda para calmarla. Cuando termino de limpiarse la tome en mis brazos y la lleve hasta la cama. Bese su frente. —¿Necesitas algo? — le pregunto y ella niega. Yo se que necesita galletas de soda para las náuseas. —Ese es mi esposo, no el ogro de hace rato. — me dice y yo sonrío. —Lo se y perdóname, he tenido mucho en el hospital y la noticia de qué hay nuevos dueños y que traerán a sus médicos y residentes. Me puso de muy mal humor, sabes que todo este sacrificio que he hecho a sido para lograr eso. — logre confesarle. Ella toma mi mano y la sostiene. —Se que es lo que más anhelas amor, y estoy segura que lo lograrás. Recuerda que todo pasa en el tiempo de Dios, no en el que tú lo quieras. Tomate las cosas con calma si este es el tiempo así será amor, si no tu familia estará siempre para apoyarte y empujarte a que cumplas tus metas. — me dice y se que así es. Cecilia es mi todo, yo me moriría sin ella a mi lado. —¿Sabes que te amo no es así? — le digo ella asiente. —Si me lo has dicho, pero ya hace unos días que no me lo dices así gruñón, pero ya que, la vida me junto aquí contigo. — me dice encogiéndose de hombros en resignación. —Y estarás toda la vida conmigo preciosa. Recuerda que juraste estar conmigo hasta que la muerte nos separe. — le digo llenándola de besos. —Está bien, vamos iré preparando la merienda antes que los niños se despierten. Y quieran devorarme a mi del hambre. — me dice y yo asentí la ayude a levantarse de la cama y juntos fuimos hasta la cocina a preparar unos sándwiches jalea de fresa. Después levantamos a los niños y comimos los sándwiches en el jardín donde Ceci hizo lo que tenía pensado hacer para darme la noticia de su embarazo. Estábamos felices no dejaría que los miedos nos arrebaten el poder vivir esta experiencia en su plenitud. Viviríamos el día a día, como viniera. La noche llego y el sueño reparador me cayo de maravilla. Son las 5 de la mañana y mi turno empezaba a las 6. Empiezo a besar los labios y mejillas de mi nena. —Amor ya tengo que irme, te amo. Si necesitas algo tu solo me llamas y vendré rápidamente. — le digo ella asiente. —Iván aún no le digas a nadie hasta que pasen los 3 meses ¿ok? — yo asentí, dejé otro par de besos en su rostro, hice lo mismo con mis niños y salí rumbo a el hospital. La mañana estuvo tranquila solo atendí dos pequeños pacientes ambos llegaron con un cuadro respiratorio a causa de un virus viral. Hicieron un llamado para los doctores que se presentarán en la sala de reuniones. Al llegar vemos un grupo de jóvenes con sus batas blancas detrás de un señor canoso. —Buenos días, soy el doctor Sucolu como ya les habrán dicho soy el nuevo dueño de este hospital. Ellos son jóvenes residentes en mi otro hospital en Murcia que han decidido terminar sus residencias en este hospital. Dos de ellos son mis hijos, Lila y Jacob. Les pido que los traten con paciencia son aprendices y quieren aprender de los mejores. — dice el señor. La mirada de la chica que presento como Lila me hace sentir muy incómodo. Ella me mira y hasta muerde su labio yo la miro con el ceño fruncido. Terminamos la reunión y presentaciones, estábamos ya despidiéndonos para volver a nuestras actividades, cuando estoy por salir el señor Sucolu me llama. —Doctor Galeano ¿verdad? — yo asentí. —Si, mucho gusto Doctor Sucolu. — le digo veo que la chica está detrás de él, viéndome lascivamente. —Como usted sabe, ella es mi hija Lila. Ella está empezando su residencia en pediatría y quería saber si usted puede ser su mentor y guía. Supe que está peleando entre los candidatos para ser el jefe de pediatría y si acepta ser su mentor el puesto sería ya casi suyo. — termina de decirme y yo me sorprendo. Ante la petición y la ganancia que está podría traerme. —Si, claro. — dije en respuesta. Dos palabras que de haber sabido todo lo que causarían jamás las hubiera dicho. Nota: Próximo capituló Jueves 27 de Octubre. Empezamos actualización diaria a partir del 1 de Noviembre.
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