—Gracias por…no aprovecharte en ese momento que estuve vulnerable.—dijo, procurando no mirarle a la cara después de una larga ruta silenciosa. Habían llegado a su casa. Ella no podía quedarse con él, no era correcto.
—Entonces perdona por haber aceptado tus besos, pero no podría haberlos rechazado. ¿Estás bien con eso?—Preguntó Jaziel, tomando su mano.
—Ya no puedo retroceder el tiempo.—Una parte de ella se lamentaba de no recordar cuándo lo besó, ya que si estaba hecho por lo menos debería recordarlo, era algo que no podría borrar, ¡pero le molestaba no recordarlo!—Buenas noches, Jaziel. Y perdona por las molestias.
—¿Molestias?—se acercó a la bella Yamel y dejó un beso en su mejilla. Ella tocó con una mano el lugar que los labios de Jaziel habían besado, el alcohol se iba disipando
