El mejor regalo de cumpleaños

2698 Words
ALEXANDER No me podía concentrar en la maldita reunión, sabía que sería un grave error venir, pero no había forma de cancelar, había esperado durante mucho tiempo para conocer a David Roberts, era un maldito genio en el área de construcción; por ello tuve que asistir a regañadientes, pensé que así dejaría de pensar en Evangeline; sin embargo, no pude hacerlo. Jake se dio cuenta de mi falta de concentración, así que me estuvo ayudando en todo lo que podía, cuando mis pensamientos giraban en torno a esa mujer, que prácticamente sucedió durante toda la reunión. Cuando todo terminó, quedamos de vernos en mi empresa para firmar algunos documentos y empezar con lo ya previsto en la reunión. —Gracias —tenía que agradecerle a Jake, o de lo contrario todo habría salido muy mal— si no hubiera sido por ti, todo se habría ido a la mierda. —No agradezcas, sabes que siempre te ayudaré en lo que pueda, aunque hoy te encontrabas demasiado distraído y... —Lo sé —lo corté antes de que dijera lo que estaba suponiendo— no volverá a suceder. —No importa, sabes que te considero como a un hermano, y aunque no estés pidiendo mi opinión, considero que debes buscarla —me enfade, porque Jake tenía razón. —Lo pensaré —, espeté— ahora llévame con los chicos, necesito platicar con ellos y se enteren sobre los acuerdos a los que llegaste con Roberts, además de lo que paso con el bastardo de John —asintió con la cabeza el resto del trayecto nos fuimos en silencio. EMILY Cuando subí a la habitación de Tyler, iba con una pregunta en mente, por eso, lo primero que hice fue despertarlo a besos, se sorprendió cuando me vio ahí, pero le encantó que lo despertará así. En cuanto se despabiló le hice la pregunta del millón. —¿Ty, alguna vez, han traído alguna chica a este sitio? —me observó durante un buen rato, se notaba confundido, así que no sabría lo que me respondería, hasta que sonrió. —¿Acaso estás celosa? —pregunto con burla. —Por supuesto que no, es solamente que... —no sabía si explicar lo que había visto, pero lo hice, de todas formas todos ellos se tratan como hermanos, no por medio de sangre, pero son muy unidos y sé que dentro de poco todos los demás se terminarán enterando sobre Evangeline— Alex trajo a una chica anoche —lo solté, sin ningún tipo de anestesia. —¡¿Queeeee?!, ¿estás segura? —preguntó saltando de la cama. —Si —, asentí— estoy completamente segura, lo sé porque yo misma le pregunté su nombre, mientras corría escaleras abajo. —No lo puedo creer, ¡esto está de locos!, ¿en serio no lo imaginaste rubia? —me dijo el muy tonto. —Que no —, puse los ojos en blanco— se llama Evangeline —se quedó pensativo durante algunos segundos. —¿Podrá ser... la misma chica de anoche? —alcé los hombros como signo de no saber sobre lo que hablaba. —Descríbela —le pedí— Alex me dijo que la ayudó ayer en el Palace. —¿Queeeee? —Me miró confundido— él jamás haría eso —espetó. —Lo sé, y fue lo mismo que le hice ver, ahora descríbela, quiero saber si es la misma chica, tal vez pueda ayudarlo a volver a creer en el amor. —Cariño, opino que no te deberías meter en sus asuntos, sabes mejor que nadie, cómo se pone, cuando alguien lo hace y también que no le gusta que nadie se meta en sus asuntos, además si la quiere conocer, tiene todos los medios disponibles para encontrarla y sobre todo, desde lo de la zorra innombrable, él no quiere nada con nadie y no la vi muy bien, estaba un poco oscuro, además se hallaba de espaldas a nosotros, así que no le vimos muy bien el rostro. —Bueno, eso no es de gran ayuda y también sé que no le gusta que nadie meta las narices en sus asuntos, pero considero que ella es diferente —, le hice un puchero para que me ayudara— ¿me ayudarás? —batí las pestañas y sonreí de manera angelical. —Sabes que haría cualquier cosa por ti mi pequeña rubia, pero el día que se llegue a enterar, te ofreceré como sacrificio ante el supremo Alexander King —comenzó a reírse. —¡Está bien!, pero sé que no me hará daño, en cuánto se entere de que el que me ayudó fuiste tú; además sabes que soy su hermana preferida —le saque la lengua y se rio aún más fuerte. —¡Ahhh! Y otra cosa, considero que ya va siendo hora de que mis hermanos se enteren sobre lo nuestro, ya no quiero mentirles más —me miró con burla. —¿De verdad piensas, que aún no lo saben? —lo miré asustada— créeme cuando te digo que lo supieron desde el principio, no hay forma de engañarlos, aunque hubiéramos querido hacerlo, por qué crees que te dejaban salir a cenar con un "amigo". —Así que el idiota de mi hermano solo me estaba poniendo a prueba, no lo puedo creer, ¡maldito idiota!, pero me la pagará, ya verás. —¡Ay cariño!, a veces eres tan ilusa —lo contemplé enojada— pero así me encantas —y me besó. —Bueno, ¿y en qué quieres que te ayude? EVANGELINE El taxi me dejo en casa una hora después, ahora esperaba no hacer el maldito paseo de la vergüenza; por supuesto que no me importa hacerlo, claro, siempre y cuando supiera con quién pase la noche. Me dolía la cabeza por el alcohol, la droga y por querer recordar con quien fue que termine en la cama, pero ya no quería pensar más en eso, total le había dejado la dichosa nota, así que ¿de qué me serviría hacerlo?, si yo misma lo había cortado. Jud, Kat y Anne se encontraban en la sala, esperándome; parecía que Kat iba a decir algo gracioso, pero la sonrisa se le borró, todas me miraron algo extraño y no entendía por qué. —¿Qué sucede? —me senté frente a ellas, creo que la droga aún estaba en mi sistema, puesto que tenía náuseas. —¿Qué te pasó en los brazos? —pregunto una Jud, un tanto alterada, ni siquiera me había percatado, ya que salí corriendo y descalza de aquel lugar. —Mmmmm... —me quedé pensativa, recordaba un poco de la pelea con Tom y sobre cómo me dijo sobre la droga, pero no más; como no sabía cómo lo tomarían, además de que odiaban a Tom desde lo que pasó, trate de explicar lo más detalladamente posible. —No sé por dónde empezar —mire al piso— alguien me drogo —omití el nombre de Tom, no porque me importara, sino porque Kat le terminaría reclamando y no quería que a ella le pasara nada por defenderme. —Fue el bastardo de Tom, ¿verdad? —Jud se encontraba furiosa cuando me preguntó, pero ¿ella como lo sabe? Kat y Ann también estaban furiosas, lo notaba en sus caras; pero sobre todo Jud, ella es muy... directa, cuando piensa algo y no le gusta, no tiene ningún filtro, a ella jamás le había gustado Tom y me lo había dejado muy claro desde que lo conoció. Decía que era muy poca cosa, que él no era el hombre ideal para mí; que no me merecía, que podría tener a cualquiera a mis pies y que me conformaba con una poca cosa como él. No obstante, cuando le dije lo que sentía por él, me dejó en paz y lo aceptó y toleró por mí, aunque nunca le gustó. Hasta que paso lo de la boda y desde entonces cuida con quien me relaciono. —Lo sabía, sabía que ese poco hombre haría alguna mierda como esta algún día, te dije que no tenías que estar con él Evangeline Ross —Kat y Anne la observaban, pero sin abrir la boca para nada; supongo que hasta ellas le tienen miedo—, te lo dije, pero nunca me haces caso y ahora mira las consecuencias, te drogó, te maltrato y... ¿Te hizo alguna otra cosa que no nos quieras decir?, pregunto un poco más calmada —pero negué con la cabeza— vamos a ir a poner una denuncia en contra de ese mal nacido, ¿escuchaste?, así que ve a ducharte, porque no me moveré de aquí, hasta que lo hayamos hecho, ¿de acuerdo? —Me empecé a reír —¡Claro, mamá Jud! —Se enfureció aún más, hacía bastante tiempo que no la llamaba así, para ser precisos, desde que sucedió lo del accidente de mis padres— no haremos nada, ¿entendieron todas? —trate de explicar lo más seria posible y todas me miraron con cara de interrogante— además ¿cómo lo sabes? —Kat y Ann voltearon a verla. —Pues el muy bastardo me lo confesó, se hallaba esperando cerca del auto, te salí a buscar porque no te encontraba por ningún lado; además Kat y Ann estaban ocupadas —las miró con reproche— y yo ya me quería ir a casa; por eso salí, pero no te vi. Supuse que te habías ido con alguien, así que me dirigí hacia el auto; no lo había reconocido hasta que me tocó el hombro, así que lo primero que hice fue abofetearlo muy fuerte en cuanto lo vi —, todas nos reímos— no me había desquitado con el pendejo por lo que paso aquel día, le pedí que no te molestara más, que solo fue una mierda ocupando el lugar de alguien que si merecía la pena estar a tu lado, supuse que se enojaría; sin embargo, me comenzó a explicar que te había drogado y que tú te habías ido con algún tipo, que te reclamó como "suya", se miraba un tanto... extraño. Así que dime, ¿dónde y con quién coño pasaste la noche? —nos reímos aún más fuerte, Jud únicamente decía palabrotas cuando se hallaba molesta y ahorita estaba, más que molesta. —Por lo menos, ¿le dolió la bofetada que le propinaste? —preguntó Kat— si no, podría ir a rematarlo con mi puño, en la cara de imbécil que tiene, tal vez así se le acomode un poco la mierda que tiene en el cerebro. —Bueno, en realidad... creo que fue el mejor regalo que me pudo haber dado en toda mi vida —todas, me voltearon a ver confundidas. —¿Pero de qué demonios estás hablando? Te drogó, por si no te has escuchado, te lo vuelvo a repetir —habló molesta Anne. —Sí, lo sé, pero gracias a eso... tuve la mejor noche de mi maldita vida —sonreí como una maldita colegiala. —¿Podrías explicarnos?, ¿acaso me perdí de algo?, ya no entiendo nada —espetó Kat —Sí, supongo que nos falta un pedazo de la historia —manifestó Jud. —De hecho... a mí también me falta un pedazo de la historia, pienso que debido a la droga que me dio ese idiota, no puedo recordar nada de anoche; bueno, casi nada, lo único que recuerdo son unos ojos color verde y mirada intensa, su forma de besar y... —me sonrojé— su forma de... follar —me reí y todas lo hicieron también, excepto Jud. —¡Por Dios Evangeline!, no me digas que te fuiste con el pedazo de bombón que nos encontramos saliendo del baño en el Palace, ese que parecía quererte follar —anunció Kat burlona. —¿Queeeee?, ¿de qué me perdí? —espetó Anne. —Anne, si hubieras visto como se comía a Ev con la mirada, sabrías de lo que estoy hablando, además también tenía los ojos de ese color, creo. —Kat, no pienso que haya sido él, recuerdo que era un poco guapo y también recuerdo, que me quería aventar por el balcón, cuando lo llamé, señor; además, como sabes el color de sus ojos, si estabas tan borracha como yo. —¿Llamaste, señor, a ese portento de hombre? —preguntó Kat. —Si —, espeté— y dudo mucho que lo último que quisiera, es follarme —aclaré. —Bueno, ¿se puede saber de qué están hablando? —Preguntó Jud confundida— ya no entendí nada, así que por favor, explíquenme ¿quién es el chico del Palace?, y ¿quién es el chico con el que te fuiste? —Realmente no sé quién es el tipo del Palace —, anuncié aturdida— recuerdo que choque con alguien y que era guapo, o quizá solo eran las copas que traíamos encima —miré a Kat—, pero no cruzamos ninguna palabra, excepto cuando lo llamé señor; y bueno del otro ya les dije que no recuerdo, más lo que les expliqué hace un momento, no sé cómo se llama, no recuerdo ni siquiera su cara y de todas formas aunque lo llegara a recordar, le dejé una nota diciéndole que si algún día me veía por la calle, hiciera como si no me conociera —mencione avergonzada. —¡Queeeeeeeeee! —gritaron todas al unísono. —Pero ¿en qué pensabas cuando le dejaste esa nota?, debiste dejarle tu número para que te llamara y pasarla bien unas cuantas noches más —declaró Anne. Lo que ninguna imaginaba, es que aquel chico dejó puesta la vara muy alta y ahora sería difícil encontrar a alguien que me hiciera sentir lo mismo. Había estado con otros y nadie me había llevado tan alto como él, solo buscaban su placer personal. —Deberías verte —declaró Jud con burla— ni siquiera con el idiota se te notaba esa mirada. —¿Cuál mirada? —fruncí el ceño y replique. —Te conozco Evangeline y creo que no deberías ir por ese camino, sin antes conocerlo bien. —¿Pero acaso no estás escuchando?, le dejo una nota cortándolo, sin siquiera conocerlo aún —Kat le aclaró a Jud. —Chicas no empiecen a discutir, ¿de acuerdo?, además no les he contado lo que sucedió después que salí corriendo de la habitación —su atención volvió a mí en ese momento, así que proseguí— cuando iba saliendo de aquella casa, entró una chica; se llama Em, y no sé quién es, así que no pregunten. Únicamente me pregunto mi nombre, me dijo el suyo y salí literalmente volando del lugar; por un momento llegue a pensar que era la esposa o novia, pero cuando me sonrió genuinamente, me quite un gran peso de encima. —Bueno, tal vez era la hermana —mencionó Anne. —No importa, además no creo volver a verlo, y si algún día me lo encontrara por la calle, yo ni siquiera lo reconocería porque no me acuerdo de él, y él, bueno, se lo deje claro en esa nota. Pero... supongo que me arrepiento de no dejarle mi número —mencioné abrumada y mirando por la ventana. —Por supuesto que te arrepientes —declaró Anne. Jud solo me miró pensativa, pero ya no hizo ningún comentario, así que cambio de tema, se dio cuenta de que yo ya no quería seguir con lo mismo, de todas formas ya no había vuelta atrás, así que no había cabida para el arrepentimiento. Comenzamos a hablar sobre el nuevo departamento que queríamos alquilar entre todas, ellas igual estudiaron medicina, pero en otro sector; ellas ya tenían un trabajo más estable que el mío, yo no quería seguir buscando, porque sabía que el idiota de Tom, había comprado y amenazado a otros cuantos. Me fui a duchar porque iríamos a ver el departamento para saber qué le hacía falta y toda la tarde estuvimos ahí, pedimos pizza y nos relajamos.
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