EMILY
Gritos y golpes en la puerta me despiertan, me incorporo despacio dándome cuenta que me dormí sobre el vestido destrozado que corté anoche, todo era un completo desastre y me di cuenta que no había sido una pesadilla, todo era real.
No tenía ni la más mínima intención de abrir la puerta.
Mire mi cuerpo y el dolor fue instantáneo, solo llevaba la ropa interior puesta y el recuerdo de todo lo que había pasado el que se suponía era el día más feliz de mi vida me golpeo con fuerza, como pude me levante, agarre los pedazos de vestido y los tire en el cesto de basura ya que no significaban nada para mí.
Fui al baño ignorando los gritos de afuera, encontrándome con la imagen más deplorable de mí, mi cabello revuelto, los ojos hinchados de tanto llorar y el maquillaje corrido, pero nada de eso importaba cuando por dentro estaba más destruida que por fuera.
Patética pensé.
-Emily hija abre la puerta- La voz llorosa de mi tía me llamaba- Déjame ayudarte.
-Nadie puede ayudarme- Grite- Váyanse y déjenme sola!
-Hija por favor- Ella no dejaba de llorar.
-Tía por favor vete- Dije lo mejor que pude al fin y al cabo ella no tenía la culpa.
-Perdónanos- Fue lo último que escuche.
Las lágrimas volvieron a salir y con ellas toda la furia que sentía, arrase con toda mi habitación tirando con todo lo que a mi paso encontrara y no podía parar, todo absolutamente todo lo que había aquí me recordaban la persona que era, lo estúpida e ingenua que había sido todo este tiempo. Me recordaba todo lo que me habían hecho durante todo este tiempo y sin pensarlo tome la lámpara de mi mesita y la estrelle contra el espejo.
El vidrio cayo fragmentado en miles de pedazos, justo como sentía a mi corazon en este momento.
-Quiero estar sola! - Grite por última vez sintiendo como me desgarraba por dentro. Es que ¿Cómo se hace para levantarse? sé que pasan cosas peores en la vida, pero ¿cómo se supera una traición así? Porque no es una, son las dos personas más importantes de tu vida.
No había nada que hicieran o dijeran en este momento que calmara el profundo dolor que estaba sintiendo, estaba rota en tantos pedazos que era incapaz de contarlos. Pensé en un momento acabar con todo ya no quería sufrir, pero cuando realmente fui consciente de mis pensamientos me dije a mi misma ¿acaso él se merecía que yo acabé con mi vida por su traición?
¿Tan poco me quería?
Dios ni siquiera se merece mis malditas lagrimas el muy bastardo, jamás voy a perdonarlos y si supiera como vengarme lo haría, nunca más se van a volver a burlar de mí.
Con todo el odio que pudiera sentir entre al cuarto de baño y me duche, nunca me gusto bañarme con agua fría, pero en este momento realmente lo necesitaba. Necesitaba estar lucida, no volvería a ser estúpida ya no volvería ser esa Emily ingenua que creía en el amor, eso no existe más para mí, hace un año ellos decidieron llevarse mi ilusión y por eso ahora nadie nunca jamás en la vida va a volver a burlarse de mí.
Nadie va a volver a tener el poder de destruirme de esa manera.
Salí de la ducha llena de odio y furia, pare totalmente mientras miraba mi reflejo en el espejo del baño sabiendo que esa Emily que conocieron no volverá jamás.
Me vestí con unos jeans, un top y unas conversé, antes de salir de la habitación recogí mi cabello en un moño, tomé mi bolso ya que no necesitaba mucho más que las tarjetas, dinero y me fui.
No tenía idea de cuál sería el siguiente paso, peros si sabía que aquí no me quedaría.
Cuando llegue a la sala por un momento mis ojos se llenaron de lágrimas y me obligue a retenerlas, Becca estaba sentada en el sofá con la cabeza agachada incapaz de mirarme. Pase frente a ella, pero antes de abrir la puerta su voz me detuvo.
-Vas a hablar con Tom? - Dijo levantado la vista hacia mí.
-Porque debería de hacerlo? - Cerré los ojos un momento- Eso creo deberías hacerlo tú ya que anoche pude comprobar lo bien que se entienden, de hecho, creo te entiendes mejor que yo con mi marido.
-Él no era tu marido cuando paso- Me miró fijamente- Y si lo que buscas es una disculpa déjame decirte que no soy la única culpable en esta historia.
-Dios Becca eres mi prima, te consideraba mi hermana solo por eso deberías sentirte culpable- Escupí- eso si tienes consciencia para hacerlo, pero tienes razón no eres la única culpable, yo lo soy principalmente por confiar. Ahora gracias a ambos se a quienes tengo realmente a mi alrededor.
-Por favor Emily Tom es hombre como crees que iba a estar tanto tiempo sin tocar a una mujer- Se excusaba esa víbora traidora- Yo no he sido la primera asique fíjate que grado de responsabilidad tienes al no darle a tu hombre lo que el necesita.
-Tu no solo eres una arrastrada si no que mucho más ingenua que yo- Sin poder creerlo levante mi mano y le di un fuerte cachetazo que libero nuevamente todo el odio y la frustración que tenía por todas las estupideces que me decía- Realmente has creído que el sentía algo por ti? Dime primita ¿Por qué se casó conmigo entonces? ¿Porque si eras tú la que le daba lo que él quería y tanto necesitaba no se quedó contigo? ¿Porque no fue a ti a la que le propuso casamiento? Siempre has sido una simple amante para él y una bastante desechable al parecer.
No espere respuesta de su parte salí de ese apartamento aliviada de poder irme al fin. Ahora debía ser fuerte y cambiar, demostrarles a todos que podía cambiar mi vida. subí a mi coche sabiendo que una nueva Emily iba a resurgir de tanto dolor, entonces supe exactamente que debía hacer.
El viaje al aeropuerto se me hiso eterno pero una vez allí deambule decidiendo a donde ir, no tenía ni idea asique cuando anunciaron la salida de un vuelo a la Rivera Maya fui al mostrador a comprar un pasaje. El tramite fue rápido puesto que no tenía valijas ni nada que facturar, todavía no podía creer que me iba a ir de viaje sola, lo necesitaba, nadie iba a sospechar ni imaginarse a donde podría haberme ido y yo necesitaba respirar de nuevo.
Necesitaba estar sola, necesitaba tiempo y valor para sacar esa mujer que tanto miedo tenia de ser. Ya en el avión apoyé la cabeza en el asiento y cerré mis ojos, no era así como había el día después de casarme.
Se supone que debía estar viajando a mi luna de miel, feliz y enamorada, en cambio estaba sola y destrozada, viajando a un lugar al que nunca había ido.
Nunca pensé que Tom fuera capaz de hacerme una cosa así y menos con mi prima a quien había admirado desde pequeña. Ella no tenía miedo en ser libre y atrevida pero ahora conocía su verdadera cara, era una mujer sin escrúpulos que no había dudado con meterse con una de las personas más valiosas que tenía.
A este punto no sabía cuál de los dos me dolía mas.
Pero si existía justicia en este mundo ya sea terrenal o divina ellos pagarían caro todo el dolor que me causaron porque la dulce y tierna Emily había muerto en el mismo momento que los encontré en esa habitación de hotel el día de nuestra boda. Ahora en lo único que voy a pensar y lo único que me va a importar es mi paz y tranquilidad.
Cuando el avión arribo en esa ciudad me dispuse a buscar un taxi que demoré varios minutos en conseguir. Una vez dentro del vehículo le di la dirección al chofer y emprendimos viaje hacia el hotel que había googleado, revisé mi teléfono y ahí estaban todas las llamadas, mensajes de voz y de texto que él me había hecho.
No tuve el valor ni de leer ni de escuchar sus mensajes, pero no podía dejar de preguntarme ¿para qué carajos me llamaba? Apagué el teléfono y lo escondí en lo más profundo de mi bolso para no verlo más.
-Llegamos señorita- La voz del chofer me saco de mis pensamientos- Bienvenida.
-Gracias- Le pague y me baje del auto frente a la entrada del hotel, era increíblemente hermoso y caro. Era el primero que había visto si era sincera, pero darme el lujo de estar en este hotel era el primer paso a ponerme como prioridad. Yo me merecia el mundo, entonces yo empezaría a dármelo.
-Buenas tardes, bienvenida a Paradisus Playa del Carmen ¿en qué puedo ayudarla? - Me saludo sonriente la recepcionista que podía ver por su gafete que se llama Maggie.
-Necesito una habitación- Dije- La Suite Master de luxe, me dijeron que es exclusiva, no si se está disponible, no pude llamar antes sino cualquier habitación que tenga está bien.
-Aguarde un momento por favor- La recepcionista comenzó a teclear en su ordenador- Si, tengo la suite disponible. ¿Cuántas noches?
-No lo sé, aun no lo tengo decidido. - La recepcionista tecleo algo y me miro.
-De acuerdo, le daré la llave de la habitación y pondré su cuenta abierta, un día antes de irse debe avisar para que se le facture su estadía y hacer el check out.
-De acuerdo.
-Necesito sus datos- Le di mis datos personales y mi tarjeta.
-Aquí tiene señora Baeck- La chica se giró para tomar la llave y entregármela- Espero disfrute su estadía en nuestro hotel.
-Muchas gracias.
Camine rápidamente hasta la habitación que era una Suite privada, era hermosa pero una mezcla de dolor y odio se apodero de mí, sentí nostalgia al pensar en lo mucho que debíamos estar disfrutando nuestra luna de miel en este momento. Maldito seas Tom te odio tanto, nunca iba a ser la señora Beccker porque jamás me entregue a él.
Este matrimonio era una mentira.
Camine hacia el baño que, por supuesto era espectacular, regrese a la habitación y mire la gran cama. La habitación también tenía una sala de estar independiente, una cocina y acceso directo a las piletas y a la playa, era increíble, de regreso en la habitación noté el vestidor y me di cuenta que no tenía ropa por lo que debía ir de compras.
Salí al balcón de la habitación y la vista era increíble, esto era el paraíso. El cielo azul, el sol, el agua clara y la arena blanca...
Sin dudas este era el paraíso, estaba sola sí, pero en él y lo iba a disfrutar...
Tom podía irse al mismísimo infierno si quería…