EMILY
No había pasado la mejor de las noches y hoy era uno de esos días en lo que no tenía ni ganas de levantarme de la cama. El sol me pegaba de frente mostrándome el espectacular día que hacia fuera, pero yo me removía de un lado a otro molesta por siquiera tener ánimos para levantarme a cerrar las cortinas.
Hubiera deseado que lo que paso fuera solo un sueño, pero era tan jodidamente real todo, tan real como su engaño, mi esposo y su ausencia. Decido que ya es momento de seguir con el lamento en otro lado por lo que me levanto y me meto en la ducha por un largo rato. Dejo que el agua tibia remueva todo mi malestar y fastidio y después no menos de veinte minutos salgo.
Me miro al espejo y no me reconozco, es claro que haber estado llorando anoche me iba a cobrar su factura hoy pero también me siento tan rota, tan fuera de mí. Pensar, como lo hice anoche en todas las veces que me imaginé con Tom en una cama y en nuestra luna de miel me estaba ahogando por eso no pude más que dejar salir un suspiro y sostenerme del lavabo.
Pero también pensaba en mi boda y la imagen de ellos teniendo sexo se hacía presente en mi cabeza sin permiso y cumplía su misión de torturarme. Los maldije desde el fondo de mis entrañas y aunque merecían como mínimo irse al infierno nunca había tenido un sentimiento tan oscuro y negativo en mi vida como el odio y el rencor.
Volví a la habitación para vestirme, pensaba salir no quería prolongar mi agonía encerrada, tomé el teléfono para prenderlo, pero decidí que no era tan buena idea por ahora, seguramente habría mensajes que no estoy segura de querer leer. Más tarde quizás me anime.
Abro la puerta para salir encontrándome con Maggie a punto de tocar. Me sorprende verla aquí, pero me gusta su compañía, es una chica cálida y agradable.
-Estas bien? - Pregunto con el ceño arrugado- No tienes buena cara Emily.
-Pues bien, para ser una mujer a la que han engañado durante un año entero- Contesto sin pensar- No, la verdad no estoy bien, no he pasado una buena noche.
-Puedo notarlo, quieres hablar soy buena escuchando a las personas.
-No, no quiero agobiarte- Suspiro- Supongo que lo que más quiero es olvidar todo.
-Perfecto porque para eso soy aún mejor- Me sonríe- Ponte un lindo bikini y nos vamos a la playa.
Veinte minutos después estábamos recostadas en unas tumbonas tomando sol, el clima era delicioso como nuestro daiquiri de fruta y una agradable charla. Por un momento me distraje viendo a Henry salir del mar y aunque me cayera pésimo no podía dejar de notar lo hermoso y sexy que era.
-Buenas hermosas señoritas- Escuche la voz de Máximo y gire para ver cómo le quitaba el trago a Maggie- Esto esta delicioso.
-Tu no me compartirás la tuya verdad? - Inquirió Henry mirándome fijamente con una sonrisa seductora que deja suspirando a la población femenina.
-Intenta acercarte y comprueba si te convido o no- Dije con una forzada sonrisa.
-Creo que mejor no, aquí estoy bien- Señalo donde estaba.
-Mira que tengo buena puntería- Enserio le estaba siguiendo el juego? ¿Qué me pasa?
-Aunque a Maggie y a mí nos encante sentirnos obviados por su amistoso intercambio de ideas- Máximo sonrió mirándonos- Venia a invitarlas a hacer surf ¿se animan?
-Por supuesto que si- Dijo Maggie levantándose primero.
-Yo creo que voy a pasar de la oferta, pero gracias.
-No me digas que eres de las miedosas- Me chicaneo Henry.
-Que no te ibas al restaurante? - Le pregunto Máximo al ver mi notable fastidio.
-Creo que puedo quedarme un poco más- Le contesto el odioso sonriendo y mirándome.
-Olvídate de mí existencia quieres Henry- Me levante, tome mis anteojos de sol y mi bolso para irme.
-No pensé que eras una cobarde- Soltó y me pare en seco.
-Que has dicho? - Me gire para mirarlo y de paso si se podía asesinarlo con la mirada.
-No me hagas repetirlo que lo has oído muy bien- Se acercó a mí- Eres una niña arrogante y cobarde.
-Quiero que te retractes de tus palabras en este instante.
-Por supuesto que lo hare- Esboce una sonrisa que rápido se esfumo- Cuando me demuestres lo contrario. ¿Te animas?
-Me animo-Dije decidida a demostrarle a ese imbécil que no era ninguna cobarde como me había dicho y fue hasta ese momento que me di cuenta que estábamos solos, que Maggie y Máximo ya se habían ido- Vamos- Y me encaminé al agua cuando sentí su mano sujetar mi brazo.
-Aun no fiera, antes debes practicar la postura- Me dijo soltándome- No quiero que te ahogues en el primer intento.
-De acuerdo y como hare eso? - Lo mire- Como sabes tanto de esto?
-Es mi segunda cosa preferida de hacer, ven- Me tomo la mano y tiro de mi subiéndome a la tabla- Coloca tus pies aquí y separa tus rodillas.
-Y cuál es tu primera? - Dije mirándolo para observar que se estaba riendo de mí y enseguida intente bajarme- Te estabas riendo de mí.
-Detente- Me freno volviendo a subirme y colocando una de sus manos en mi vientre y otra en mi espalda baja para guiarme- Ves? - Me susurro en el oído- Esta es la postura correcta y no, no me estaba riendo de ti solo me pareció muy tierna la imagen. Y con respecto a tu pregunta es la cocina, es mi lugar en el mundo. Cocinar es lo que más amo.
-No te aproveches- Dije viendo como su mano que no salía de mi vientre había comenzado a hacer círculos sobre mi piel acariciándola.
-Todo es por ayudarte- Me guiño un ojo- No pierdas estabilidad- Me dijo impulsando la tabla al tiempo que se subía por completo a ella y pegaba su cuerpo junto al mío- Lo haces bien.
-Ya entendí-Dije con la respiración un poco cortada, estaba demasiado cerca, su tan trabajado y perfecto torso lo tenía pegado a mi espalda y ni hablar del balanceo de la tabla que provocaba que mi trasero chocara contra una específica parte de su anatomía.
-Este bikini me gusta, es muy sexy- Su caliente mano descendió por mi piel llegando al borde de la parte inferior y su respiración en mi nuca fue un golpe de realidad.
-Idiota- Le grite enojada- Quítame tus sucias manos de encima.
-Como tú quieras- Me dijo sin dejar de sonreírme, maldito idiota- Tus deseos son ordenes princesita- Empecé a balancearme intentando no caer mientras internamente me odiaba por haber aceptado hacer esto y con él.
-Ayúdame joder! - En la posición que estaba si caía mi cara iba a sufrir las consecuencias.
-Nada me gustaría más princesita- Y automáticamente sonrió satisfecho tomándome de la cintura y con su entrepierna pegada a mi culo- Hermosa vista desde aquí.
-Maldito cerdo arrogante- Grite al tiempo que sin saber cómo me impulse hacia atrás logrando que los dos caigamos cerca de la orilla tomándolo de sorpresa. Pero la suerte nunca está de mi lado y caí sobre él.
-Te encuentras bien? - Me pregunto aun sujetando mi cintura y riéndose cosa que me encolerizo más.
-No me vuelvas a tocar! - Me zafe de su agarre y me levante para irme dejándolo ahí en la arena.
-Emily no te enojes! - Dijo mientras se levantaba- Es normal caerse las primeras veces.
-Y el toqueteo es normal también?
-Bueno eso depende de la chica- Dijo sonriendo que al ver mi cara de enojo se le borro de golpe.
-Idiota- Le grite mientras me iba.
Un idiota bastante sexy tenía que admitir, con un cuerpo trabajado y escultural. Y ni hablar de su rostro que parecía tallado por los mismísimos dioses con dos pozos azules que fácilmente podrían ser la perdición de cualquier mujer. Todo él estaba seguro era la perdición de cualquier mujer.
Dios en que carajos estoy pensado, es hombre me dije volviendo a la realidad y yo ya había decidió fuera los hombres de mi vida…