Capitulo 10.
Mama me había regalo un celular nuevo estaba de lo mejor tenía una cámara de infarto y le podía descargar muchas pero muchas aplicaciones, eso me hacia feliz, mi padre como siempre me regalo unos lindos aretes, una pulsera, y un collar de oro blanco con diamantes diminutos. Mi abuelo me regalo algunas prendas espectaculares que de seguro mando a comprar con su asistente, pero no importaba lo que en verdad importaba era que estábamos juntos, a las 4 me fui arreglar para ir a casa de mi tía Taylor, la verdad es que por primera vez en mucho tiempo quería lucir de infarto.
Me puse mi vestido rosa junto a unos tacones blancos que no eran muy altos pero que quedaban muy bien, me puse los regalos de mi padre, y luego me maquille un poco, me tome una foto que le envié a mi amiga y luego marque el numero de Mateo, últimamente no habíamos hablado mucho y me preocupaba su relación con mi amiga, ellos eran inquebrantables.
-Hola – dice al responder y sonrió al escuchar su voz.
-Hola Mateo.
-Noe ¿Cómo estás? ¿Cómo te trata el árabe?
-Yo estoy bien, extrañaba escuchar tu voz- prefiero no hablar de Amid, no quiero que nadie sepa que fue lo que paso.
-Yo te extraño aquí- lo escucho suspirar- hay tantas cosas pasando en este momento… todo es una locura.
-Adriana me dijo que habías estado muy ausente estos últimos días- lo escucho respirar fuertemente.
-Yo… no estoy bien Noelia- me tenso y me siento en la cama- esto que te diré no se lo puedes decir a nadie Noe, ni siquiera a Adriana.
-Me estas preocupando Mateo ¿Qué es lo que pasa?- estoy muy nerviosa muerdo la uña de mi dedo gordo esperando que el hable pero no lo hace, me desespero de verdad lo hago es mi mejor amigo- habla de una maldita vez.
-Noe… han descubierto que tengo leucemia.
Me quedo pasmada, no sé qué decir, millones de cosas pasan por mi mente de manera rápida y descontrolada, no puede ser cierto Mateo no, no sé en qué momento empecé a llorar solo sé que las lagrimas salían descontroladas mientras un sollozo se escapo de mis labios, mierda no, Mateo no, Dios no podía ser tan cruel, el tenia tantas cosas que hacer, tanto por vivir me negaba a que mi amigo estuviera pasando por esto, el era un buen chico y nadie se merecía esta enfermedad.
-No puede ser real Mat, tu estas sano- le digo tratando de calmarme, porque esto no puede ser real.
-Nunca jugaría con algo así Noelia, yo tampoco me lo esperaba, esto es una mierda, todo es una mierda.
-No puedes pensar así, saldremos de esto Mateo, te lo juro esto no acabara contigo.
Cuando llego a casa de mi tía Taylor aun me siento mal, no quiero estar aquí lo único que deseo es salir corriendo de este lugar e irme a España, necesito estar con mi mejor amigo, necesito brindarle apoyo, no lo puedo dejar solo en este momento, no ahora cuando más me necesita, no estaría bien, el siempre ha estado para mi, ahora era el momento en el que yo le debía de demostrar que también siempre estoy para él , que no importa lo que pase, no importa la distancia ni los problemas yo soy su amiga y siempre lo seré.
-Quita esa cara- me dice mi madre y la veo mal.
-No puedo aparentar felicidad cuando mi mejor amigo está sufriendo- le digo y ella rueda los ojos, odio esa actitud suya.
-Deja tranquila a la niña- le dice mi padre y yo ruedo los ojos, no soy una niña eso deberían de entenderlo, Joder tengo 18 años y al parecer ellos aun no lo notan.
Me bajo del auto y mi abuelo me abraza, es el único que de verdad le ha importado mi estado de ánimo, y el único que me ha preguntado qué es lo que le está pasando a Mateo, mis padres ni siquiera han notado que había estado llorando, ellos creen que es una niñería, que lloro por llorar o que mi actitud es por molestar, en estas ocasiones me caen muy mal.
-No me digas que hacer con mi hija Noah.
-Deja de fastidiar Amelia, ella también es mi hija- y ya vienen de nuevo, nunca pueden estar sin pelear, parecieran enemigos en vez de esposos.
-Dejen de agobiar a su hija, los dos son unos inmaduros- le dice mi abuelo y me jala para que nos adelantemos a entrar a la gran mansión Garnet.
-Gracias- le susurro a mi abuelo para que el solo lo escuche.
La casa por dentro es todo un espectáculo a la vista y huele de una manera exquisita, la pequeña Amber estaba sentada al lado del árbol de navidad mientras acomodaba y cambiaba de sitio algunos adornos, Adhara está sentada en el sofá mientras veía al suelo, parecía incomoda, a su lado había un chico que nunca antes había visto, era alto de ojos verdes y buen cuerpo, su piel era algo pálida y le sonreía a mi prima mientras ella rodaba los ojos sin que él lo notara.
Chad y Rose estaban parados a un lado de las escaleras ella le decía algo mientras el reía estrepitosamente, ellos se llevaban de maravilla eran la pareja más inestable del mundo pero aun así se amaban, nunca los había visto peleando, ni mucho menos sacándose los trapitos al aire, pero si habían tenido muchas rupturas y enfrentamientos en privado.
Aida y Anisa reían bajito mientras que Wyatt gesticulaba algo con las manos, Wyatt era el tipo de hombre que cualquier mujer desearía, es muy lindo y parece que los años no le pasaran por encima, tiene ese look roquero a cualquiera mataría, es un prototipo de chico malo madurito.
Los señores Garnet estaban sentados me manera algo rígida, bueno más que todo el señor Garnet con el cual nunca había hablado mucho, creo que los árabes no celebran las navidades igual que los ingleses, en realidad creo que ellos no celebran las navidades y que mi tía invada su casa no les sienta nada bien.
Del resto la tía Taylor, el tío Amir, Erick el hermano de Chad y Amid estaban sentados separados de los demás, mi mirada no se pudo despegar de la de Amid, era una conexión que solo nosotros poseíamos, el sabia que algo estaba mal, se que lo noto por la manera en que su cara se arrugo, pero ambos tuvimos que fingir, aunque lo único que deseara era lanzarme a sus brazos y besarlo hasta olvidar todo lo malo.
-Feliz navidad familia- exclama y mi padre y sonrió fingidamente que comience el circo, delante de todas estas personas de todas estas personas tenemos que aparentar que somos la familia feliz, una familia perfecta de revista.
La noche transcurre de manera tranquila el chico que no conocía es el sobrino de Wyatt, había quedado huérfano hace unos 4 meses y ahora vivía con él, Wyatt era un ser increíble.
Cuando se dio la oportunidad Amid me jalo hacia la parte de arriba de la casa, cuando estábamos escondidos de todos los ojos que podían ver mal nuestra relación me beso, me beso con pasión, con amor, con todo lo que se había guardado todo este tiempo, muerde mi labio inferior y mis manos van a su cabello el cual jalo un poco causando que gima bajito y se separa un poco, pero yo lo quiero más cerca lo deseo junto a mí.
-¿Qué tienes bonita?- me pregunta y no puedo evitar que una lagrima se me escape- no has sido tú en toda la noche, sé que hay algo mal, que hay algo que te molesta.
-Es Mateo, el tiene cáncer- y admitirlo por primera vez en toda la noche no causa más que solo mi llanto, pero eso no me importa porque tengo sus brazos en mi cuerpo y sé que el esta hay para apoyarme.