—Maryen no llores mas no te preocupes es solo un vestido — me acerco y la abrazo con fuerza.
—Pero mi señorita, esto fue mi culpa no quise descuidarme si no lo hubiera hecho no hubiera destruido su vestido.
—Lo has dicho no es tu culpa no sabías que mi hermana planeaba arruinar mi vestido — menciona acariciando su espalda.
—Tiene razón fue su hermana la que lo hizo, pero ahora tenemos que encontrar un nuevo vestido para la fiesta si no podrá ir —menciona con seguridad.
—Estoy preparada para ello— sonríe y en eso entra Ethan con una caja y Susan rápidamente se la arrebata este hace una mueca de disgusto, pero lo ignora.
—Vaya es un vestido— menciona con asombro.
—Contra Elena siempre tengo que estar preparada.
—Vaya que supo estarlo mi señorita este vestido es hermoso.
— Es una ocasión importante tengo que lucir bien—responde con una sonrisa.
Cuando Penélope salió portando un vestido violeta con incrustaciones de diamante y una pequeña tiara en combinación era deslumbrante. Se veía hermosa y Elena estaba que reventaba de celos cuando la miraba.
Elena llevaba el mismo vestido de la vida pasada, era uno blanco con una diadema blanca con incrustación de diamante y un peinado elevado en uno moño y unos lazos colgados de sus brazos cualquiera que la viera pensaría que es un ángel, pero mientras ella se ve como un ángel ella se ve como una diosa.
—He…hermana pensé que ya no vendrías — menciona con voz suave mientras la mira, pero si no tan bien su mirada es de odio y envidia.
—De ninguna manera, yo me perdería está invitación como la primera dama del ducado Edwin ¿Como dejaría el nombre de mi familia por el suelo? — sonríe mientras camina — luces muy linda Elena ese vestido te hace ver tan bien que buen gusto tienes.
—Gracias, hermana tú también te ves linda — responde tratando de ser dulce pero no puede ocultar el desdén de sus palabras.
Ambas subieron al carruaje, Elena apretaba su regalo entre sus brazos mientras se dirigían a la fiesta, maldecía que la inútil de su doncella no pudiera hacer la cosas bien debió impedir que Penélope fuera, pero no junto a ella está igualmente no importa su objetivo es el duque Dankworth y ese día el sería suyo.
Pensaba sin saber que en realidad ese duque caería en otras manos.
Todo el camino fue callado nadie dijo y cuando llegó el momento Elena se bajó rápidamente y entro se podían escuchar algunos halagos, pero con toda la sensación de impacto que se esperó que tuviera
.
—Elena querida bienvenida te estaba esperando — agarros sus manos.
—Gracias estoy feliz de estar aquí — menciona con una sonrisa.
—Oh me trajiste un regalo — extiende las manos para tomarlo, pero Elena se lo quita nerviosa.
—Yo...yo no lo traje para ti, lo siento— responde incomoda.
—¿Entonces a quién se lo trajes? Yo espero que no sea para mí hermano— pregunta con seriedad.
Antes de que pueda responder las voces sorprendidas de los presentes hace que se quede callada y tenga un mal presentimiento.
Guau, esa es la señorita Penélope, se ve increíble — mencionan en cuchicheos.
—Vaya es tan hermosa, he oído que sus maestros dicen que es un genio en potencia además que su uso de la espada es simplemente magnífico.
Las personas hablaban de Penélope mientras ella se acercaba a saludar iba junto a Ethan y los gemelos Maxell esta sonreía levemente.
—Gracias por la invitación lady Dankworth aquí le traje un presente — menciona al mismo tiempo en que Ethan le entiende una caja de color lila y está a punto de negarse, pero no puede ser descortés con una invitada de una familia importante.
—Gracias por el obsequio espero que disfrutes de la reunión—después de esas palabras se aleja con su séquito.
—Bueno, no es nada—susurra al aire.
Penélope se sentó en una mesa las niñas solo la miraron y ella sonrió levemente pero el ambiente se puso incómodo ya que nadie le hablo junto a ella estaba Elena quien hablaba de cómo había ido con su madre al parque de las rosas y más la verdad su conversación era algo que no le importaba para nada. Estuvo tomando té varias veces hasta que se aburrió se colocó a observar la vista del jardín donde estaban reunidos. Era muy hermoso tenía árboles grandes, una fuente hermosa donde andaban unos peces de colores hermosos y todo estaba adornado de flores hermosas y exquisitas, vivir aquí sería una maravilla, pero la mansión de Harold también era hermosa. En otra vida pudo verla una vez antes de ser encarcelada era muy hermosa quisiera volver a estar allí.
Suspiro y decidió levantarse y caminar un poco por el lugar.
No recordaba exactamente dónde estaría Harold, pero tenía que verlo antes que lo hiciera Elena, pero tenía que parecer natural su encuentro o este no la dejaría volver a verse con él.
Estuvo deambulando iba bien distraída que no se dio cuenta cuando se chocó con alguien que la tumbo al suelo.
—Oh, dios lo siento mucho — se disculpa dando un jadeo al momento de levantarse y percatarse de que su objetivo estaba justamente al frente “que suerte la suya”. El la miro con una ceja alzada.
—Disculpe mi imprudencia mi nombre es Penélope Edwin — da una reverencia.
—No hay problema, yo también tengo la culpa mi nombre es Harold Dankworth lady Edwin— se inclina.
—Oh, es un placer conocerlo joven Dankworth, de nuevo lamento mucho lo que pasó — menciono con una sonrisa incómoda.
—Ya lo he dicho antes, no hay ningún problema yo también fui culpable de este incidente— responde estoicamente.
—Está bien, volveré a la reunión — se dispone a regresar, pero no puede dar el paso ya que su tobillo le duele y cuando pisa pierde el equilibrio y piensa que va a caer, pero los fuertes brazos de Harold la sostienen.
—Está bien lady Penélope — pregunta sosteniéndola con cuidado y se da cuenta de que es muy ligera y su piel es muy suave como el algodón.
—Si, solo es que me duele el tobillo, pero estaré bien — menciona tratando de sostenerse, pero vuelve a caer.
—Es mi culpa y me responsabilidad que esta herida, por favor permítame llevarla a que un médico la revise ¿Me permite? — menciona con seriedad.
—Está bien gracias —responde cuando da su consentimiento es levantada por Harold y llevaba hacia dentro de la mansión estuvo bastante tranquila durante la trayectoria pudo escuchar exclamaciones de sorpresa gritos algunas cosas rotas y al mirar a un lado la cara de Elena y sus manos destrozado en regalo que hay tenía.