Capitulo03

1423 Words
La aparecía de Penélope era la de un ángel que había caído del cielo y los había privilegiado con su esplendorosa visita a la mesa. Sus pasos eran elegantes y delicados como si un hada bailará en cada paso solo magnífico y su cabello era perfecto sin un solo cabello fuera de lugar y su vestimenta limpia. En realidad, Penélope deslumbraba con una belleza digna de ser retratada por los mejores pintores del todo el ducado. Deslumbrante belleza digna de elogios. Tan hermosa digna de su madre la flor del ducado Edwin. — Estoy tan feliz de que hayas regresado con bien padre, te he extrañado mucho — la voz dulce y animada rompió la atención que todo habían puesto en Penélope. Elena alejo la atención de Penélope rápidamente. Su padre solo asintió y dio comienzo al desayuno. — Me informaron que recibiste una invitación a una fiesta del té. Penélope observo como Elena se sonrojaba, y no pudo evitar sonreír del placer al recordar que justo en esa fiesta del té cortesía del ducado Dankworth lo había olvidado por completo ese momento Elena fue invitada a la celebración al igual que yo pero por mí solo fue mera cortesía para aliviar las habladurías y mi genio brusco y poco cortes, con las personas que eran cercanas a Elena o simplemente la querían me fastidiaba el hecho de que todo el mundo pensara que ella era la mejor de todas las personas más dulce y más linda que voy a asistir y que yo fuera la hermana bruja malvada que vivía lastimándola y todos me mal decían e insultaban y me destrozaban con sus bocas sin saber que era al revés el daño y la intimidación era yo quién la recibía. Además, la niña recogida que me ha llegado a mi vida adueñarse de todo lo que me pertenecía quién en su sano juicio va a dejar que una hija ilegítima de su padre y su amante estuvieran como las dueñas cuando ella era la heredera que se estaba desplazando de su lugar con su cara hipócrita y falsa. Ahora podría bloquear un paso de esa bastarda, aún recordaba que en esa fiesta Elena le daría un regalo al heredero Dankworth y con su sonrisa ganaría los rumores de un posible matrimonio entre los ducados. Harold Dankworth, su linaje también era real y eran tan poderosos que eran los segundos poderosos de la familia real sus fuerzas solo se diferenciaban en una corona. El duque Dankworth era el comandante de las tropas del reino, y como tal han ganado la mayoría de las batallas en la que han participado así que se han llenado de honor y gloria tanto con al rey como a ellos mismos, tanto poder los hacía ser la familia más codiciada de todo el reino por eso cuando Elena cumpliera los dieciséis años sería comprometida en matrimonio con el duque Harold Dankworth y tres años después de eso fui incriminada por esa perra y luego fue ejecutada. Sabiendo esto debería ganarme su amistad, ya que como tenía entendido a él duque Harold nunca le interesaron las mujeres o casarse más bien era antipático, pero con Elena su atención y consideración fue el hecho de ser una frágil mujer que era maltratada por su media hermana y toda esa basura. Así que tenía esa sensación de preocupación y protección para la pobre indefensa Elena Edwin. Pero no le duró mucho ya que Elena se comprometió con el príncipe, pero a pesar de todo el siguió protegiéndola, pero esta vez no lo permitiré necesito protección y un perro fiel a mi lado. No puedo permitir que el duque Dankworth se quedé al lado de Elena sabiendo que otro de esos enamorados tratara de matarme, y si tengo la protección del duque que tiene la protección del rey es mi seguro de vida. —Si padre recibí una invitación para el té — responde con voz suave y nerviosa. — Mm, así te quiero ver, ponte feliz hermanita pronto te borraré la sonrisa de tu rostro. Pero antes de todo tiene que asegurarse que Harold sea solo para ella después todo será mucho más fácil. — Hermano mayor ¿Crees que me puedas acompañar? — Dave solo asintió y siguió comiendo yo sabía que Elena quería tener el camino libre para acercarse a Harold y tenía a la hermana de Harold como su mejor amiga era un gran apoyo y su rival contra el príncipe lástima que muriera en extrañas circunstancias extrañas y no se casó con príncipe entonces fui yo la que quedé comprometida con Cedric pero en esta vida haré todo para destruirlo a él y a todos esos traidores que se confabularon para acabarla. El desayuno iba bien tan bien que ya estaba llegando al postre y casi había olvidado algo importante que pasaría justo ahora. Una sirvienta me echaría un plato de dulce encima y café caliente y como la última vez grité y la golpee por el dolor de la quemadura y mi dulce hermana salió a su defensa y mi padre también hizo lo mismo apoyó a Elena y todos me pintaron como la villana y a Elena como la heroína a pesar de que tuve una fea quemadura en mi hombro. Está vez las cosas cambiarían, el té fue derramado en mi hombro se deslizo por mi vestido, el agua caliente quemó mi piel. Trate de aguantar el dolor, después de todo, había sido idea mía colocarme un vestido sin mangas y de tela sencilla y si todo salía bien esa sirvienta lo lamentaría. — ¡Oh, Dios mío! Lo siento mucho señorita Penélope! Por favor perdóname — callo de rodillas rogando piedad, era obvio que era una actuación y la verdad era tan pobre que le daba un poco de lastima, solo un poco. Ya que podía ver claramente como sus labios temblaba tratando de reprimir su sonrisa mientras lloraba fingidamente tapado su cara con sus manos. Todos estaban esperando su reacción para dar el castigo a la empleada y para Elena salir en defensa de la sirvienta. — ¿Estás bien? — ¿Qué? — tartamudeo la sirvienta mirando hacia Elena quien desvío la mirada bastante sorprendida. — El té está muy caliente pudo haberte lastimado también — menciono levantándose para ayudar a la sirvienta a ponerse de pies su toque con su piel suave y carnosa le provocó escalofríos a la sirvienta. Elena la miro con ojos abiertos, al igual que su padre y su madre mientras que Dave estaba preguntando se ¿Que tramaba Penélope? — Penélope ¿Estás bien? — pregunto el duque mirando los delicados brazos de la niña que tenía un vestido sin mangas y su piel estaba roja. Probó la temperatura del té y se dio cuenta que estaba demasiado caliente para que Penélope no sintiera mucho dolor se lo está aguantando era muy claro tal acto le recordó a su primera esposa. — Fedric, encárgate de las heridas de Penélope y Leonard encárgate de que azoten a esta mujer sesenta veces y sea degrada a la mansión fría— hablo de forma fría. — ¡Padre! Por favor no lo hagas Astrid es mi doncella personal — Elena estaba pálida y sus manos temblaban, pero el duque solo frunció el ceño al ver cómo su hija defendía a su sirvienta. — ¡¿Pero, acaso piensas en lo que dices?! — Padre, no es necesario, yo no quiero que hermana esté triste por su doncella, mis heridas no duelen mucho —sonrió a sus adentro al ver cómo el duque se enfurecía más y más. Y esto es un punto para ella. — No deberías preocuparte por esto Penélope, vayan a atenderla — Fedric me tomo con cuidado de la mano y me saco del comedor, y casi sonrió de la felicidad a escuchar suplicar a esa perra por piedad y a Elena llorar y pedir a su padre por esa sirvienta. — Fedric — volvió al ver al hombre frente a mi — ¿Qué sucede porque estás tenso? — pregunto confundida. — Mi señorita Penélope — grita Susan corriendo a mi — ¿Que le sucedió? Oh, por Dios señorita. — Susan no te preocupes estaré bien — menciono agarrando su mano. — Pero señorita no se ve bien ¿Le duele mucho? — Deja de estorbar la señorita debe ser atendida de inmediato — menciona Fedric serio alejando a la niña de su doncella. — Si tiene razón — menciona siguiendo a ambos.
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