CAÍDA CUATRO

554 Words
CAÍDA CUATRO Canvas llegó a tiempo. Se dirigió hacia el frente con sus dos novios a su lado, más otro par de hombres. Eran nuevos, Héctor no los había visto antes. Se quedaron afuera vigilando el perímetro tranquilamente y Héctor fue a la puerta para saludarlo. “¡Canvas, amigo, te ves muy bien hoy!” “Pero tú estás hecho mierda”, dijo Canvas. “Tengo una loción para las bolsas que tienes debajo de los ojos, es maravillosa”. “Y me encantaría usarla, por favor mándame una muestra. Pero entra. Canvas se acomodó la enorme ametralladora que colgaba de su hombro y suspiró. “Cuando la gente es tan amable conmigo, sé que no tienen el dinero”. “Son momentos difíciles”, dijo Héctor moviendo la cabeza de arriba a abajo. Pero tengo 4K” Canvas miró a Ángelo y negó con la cabeza. “Cuatro K es algo que le puedo mostrar a mis superiores, por el día de hoy”. “No, no hay necesidad-” Ángelo pateó una de las muestras y la destrozó contra el piso. La pequeña perra rubia. Héctor se estremeció pero ignoró el daño. “Y tengo algo que te gustará. Llamémoslo un regalo” Canvas levantó una ceja “¿Oh?” “Sígueme hasta la parte de atrás, está en mi taller”. Héctor se dirigió hacia la parte trasera y el titán lo siguió. “Esto es una pieza de arte, absolutamente única en el mundo, nadie más tiene una”. Canvas arrugó el ceño. “Esto es raro ¿Qué es, la mitad de una armadura?” “Es una armadura sexy, mi sexy amigo. Revísala por favor, me tomé la libertad de ajustarla a tu talla. Pruébatela”. Canvas le echó una mirada a Ángelo y el novio levantó el rifle unos grados, cubriendo de manera casual a su jefe. Se desvistió allí mismo dejando caer la armadura que tenía hacia el piso. “Hay un cuarto de pruebas justo – Oh, está bien, con ese físico no tienes nada de qué avergonzarte”. Héctor miró hacia otro lado. Canvas miró hacia abajo molesto. “¿Cómo me –?” Héctor ajustó las correas. “Ahora, imagínate caminando por ahí con esto. Con tu pecho y tus abdominales pintados, justo como te gusta. Puedes hacer alarde de ello, ¡puedes ser el Canvas!” Canvas se vio en el espejo. Ángelo se acercó con una expresión lujuriosa. ¡Sí! Héctor contuvo su emoción, pero dio un pequeño punch en el aire. “¿Cómo me veo?” Preguntó Canvas. “Como un tipo duro y sexy”, silbó Ángelo. “Me encanta. De hecho, quiero hacerlo contigo aquí mismo”. “Muy bien, ¿Y detiene las balas?” Héctor se puso en modo de ventas. “Meta material de alta calidad, se transforma en algo mejor que el kevlar al ser impactado, impenetrable por las navajas. Exhibe tu cuerpo y lo protege al mismo tiempo. El costo por centímetro es malditamente caro. Sólo las celebridades y los grandes jefes corporativos pueden pagarlo”. Luego se alejó y dijo de manera casual, “Viko lo usa”. A la sola mención del nombre de la celebridad, Canvas se animó. “¿Viko? ¿En serio?” “No sale de su casa sin él. Hecho a la medida con estas manos que ves aquí”. Héctor movió sus dedos. “Tú sabes que yo no hablo de mis clientes, pero sé que puedo confiar en ti”. Canvas se volvió a mirar en el espejo. Se veía muy bien, tuvo que admitir Héctor. Un titán musculoso, inteligente, entrenado, con una armadura completa pero con partes transparentes en sitios estratégicos Un tipo duro y sexy, sin lugar a dudas. Héctor se sintió orgulloso. Ahora, si pudiera vivir para disfrutar el sentimiento de orgullo. Canvas se acercó y Héctor se asustó. Lo palmeó en el hombro y mostró sus dientes perfectos. “Me gusta”. Héctor tomó su primer aliento profundo en horas.
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