Esta semana estaba siendo terriblemente exhaustiva, tuve varios trabajos que entregar más dos exámenes. Mi cerebro ya no podía más y era jueves. Me sirvió este ajetreado esquema universitario porque me enfoque solo en esto en vez de pensar en él. Porque si soy sincera desde la fiesta donde sentí sus suaves caricias sobre mi piel pasé todo el resto del fin de semana pensándolo y hasta imaginándome como seria sentirlo en toda la amplitud de la palabra. Pero cuando mi yo racional hizo acto de presencia me reprendí por ello. Si mi hermano llegara a sospechar algo sería terrible y no quiero eso, sin contar que hay mucha diferencia de edad entre ambos, pero lo más importante es que sé que soy un juego para él. Algo que desea y no puede tener. Entonces es ahí cuando entiendo que no voy a arri