Capítulo 6

2135 Words
Camino tratando de no hacer ruido por el pasillo mientras escucho como las voces suben de nivel. Estaba dormida y un escándalo me saco de mi sueño. Mire la hora en mi móvil y había dormido poco más de una hora.  Ahora estoy a hurtadillas en el pasillo escuchando la voz muy enojada de Nikolai y la de otro que supongo es su padre. Llego hasta la puerta y estoy decidida a tocar cuando una mano me toma del bazo. Vera —No—murmura. La miro y esta me hace señas para que vaya con ella —Creo que podría calmar los ánimos— susurro. Ella niega —Los caldearía más si se mete allí sin que lo pidan—me dice y hago una mueca— Bajemos y esperemos Una parte de mi sabe que tiene razón. De mala gana la sigo. Llegamos a la planta baja. Me guía hasta donde esta una amplia y muy iluminada cocina. Es blanca, con cajones de cedro. Los artefactos son todos de acero inoxidable y tiene una gran isla con algunos bancos para desayunar —¿Tenía mucho rato allí? —de pie me pregunta y niego —me acababan de despertar sus gritos—le digo un poco apenada —No me extraña que la despertaran sus gritos—dice colocando una taza de té n***o frente a mí —Sergei está muy molesto —Puede molestarse, pero ya está hecho—le digo jugando con mi taza—Ya somos esposos —Señora —Amatista—la corto—Me puede llamarme Amatista —Amatista—repite—Sergei es muy tradicional y tenía planes para Nikolai—Dice. Sorbo un poco del té y tiene un agradable sabor a limón—Solo debes tener paciencia—continua—Tienes que demostrarle que eres fuerte y no le temes — ¿Cómo sabes que soy fuerte? —pregunto—Quizás sea una de esas mujeres que se echa a llorar por que la miran mal—digo dejando mi bebida en la encimera. Vera sonríe y niega —Mi Nikolai no se casaría con una mujer débil—dice inclinándose en la encimera—Le gustan los restos. Además, lo veo en tus ojos. Eres de armas tomar—me rio sin poder evitarlo —Veo que ya despertaste—La voz de Nikolai llena el lugar y al verlo se ve tenso. Muy enojado—Es hora del obied—dice antes de darse la vuelta y salir sin decir más. Se que se refiera al almuerzo porque no es la primera vez que lo oigo decir esa palabra —Ve—me dice Vera—Voy a servir la comida—sin más, salgo detrás de Nikolai y lo alcanzo en un comedor formal donde hay un hombre mayor con el cabello cubierto de canas sentando en la punta de la mesa. Sus ojos verdes me escanean y su gesto de desagrado es evidente. —tak eto tvoya zhena? (Así que ¿esta es tu esposa?) —Dice el hombre. Nikolai asiente. Sin entender que dice me quedo de pie en la entrada del comedor sin saber que decir. Así que respiro hondo y camino hasta la altura de la mesa y le miro —Buenas tardes señor Kozlov—digo y este solo me mira—Soy Amatista. La esposa de su hijo Nikolai— Este me hace un gesto y me corre la silla para que tome asiento, el hace lo mismo a mi lado sentándose a la izquierda de su padre —Padre—interviene Nikolai una vez sentado—Amatista no entiende ruso, así que podrías hablar su idioma para evitar mal entendidos—pide sentado a mi lado para que yo le entienda. El padre de Nikolai resopla y dice algo que hace que Nikolai lo mire con aprensión Vera llega en ese momento y sirve la comida comenzando con una sopa que está muy buena. —Se llama Shchi—me informa Nikolai cuando le pregunto por ella—está hecha con patata, col y carne. —Me gusta—digo dándole una sonrisa. El padre de Nikolai solo me mira con desaprobación y trato de ignorar su actitud e intento entablar una conversación— Su casa es muy bonita señor—comento dándole una sonrisa de reconocimiento—es todo de muy buen gusto —No pienses que pondrás tus manos en ella Polzun—dice despectivamente dejándome con la boca abierta —Khvatit, papa! (Ya basta papá)—La voz de Nikolai retumba en el comedor—Amatista es mi esposa. Acostúmbrate a tenerla alrededor ¿Querías que me casara? yo elegí con quien y la escogí a ella —Estoy seguro que es la peor decisión que has tomado en tu vida—dice antes de levantarse y salir del comedor dejándonos en silencio. Si Nikolai se puso furioso por cómo me llamo su padre, no debe ser algo bonito —Sabía que iba a ser difícil—digo después de unos minutos—pero tu padre es muy duro —Solo tenle paciencia—dice removiendo su comida antes de dejar el cubierto de mala gana en su cuenco—Serán dos semanas nada más y luego volveremos a Nueva York. Solo espero que no terminemos matándonos unos a otros, pienso mirando mi cuenco a medio comer. Van a ser las dos semanas más largas de mi vida. ⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐ — ¿Qué tal va todo? —resoplo al escuchar la pregunta de mi amiga Vicki con la que hablo por teléfono mientras camino por la propiedad de Sergei —El padre de Nikolai me mira como si fuera una leprosa y dice cosas en ruso para agredirme—Confieso y la oigo maldecir—La que más me llama es Polzun—le digo — ¿Que mierda significa eso?— Vicki está enojada —Trepadora—anuncio mientras avanzo por el sendero que esta atrás de la casa. Había rogado a Vera que me dijera que significaba y después de rogarle mucho me dijo que el desgraciado de Sergei me llama trepadora —¡Mándalo a la mierda!—gruñe esta y me rio —No es fácil—le digo mientras me ajusto el abrigo grueso que me había regalado Nikolai el día siguiente de mi llegada—Pero. Cuéntame tú—Trato de desviar el tema— ¿Qué tal todo con tu suegro? —me mofo al recordar como Mark Scott le hizo la vida de cuadritos a mi amiga después de enterarse que salía con su hijo. Escucho que ella ríe feliz. —Con el todo tranquilo—dice— Pero ¡Marcos me propuso matrimonio!—prácticamente chilla en mi oído, pero se lo feliz que esta y yo no puedo estar más feliz por ellos —¡Que!—Grito emocionada—Bien hecho por el jefe—digo riéndome y ella hace lo mismo —Te quiero como dama de honor—me informa—Sera en julio —¡Tan pronto! —digo sorprendida —Dijo la que se casó en tres semanas— me dice y chasqueo los labios —Sabes que es distintos—le recuerdo —Bueno. Será en julio y en Bahamas—dice extasiada —¡Que rico! —digo cuando la brisa fría de la tarde me toca el rostro—La verdad es que después de mi estadía aquí prefiero el sol—bromeo mientras sigo el sendero y me paro en seco cuando veo algo—No me lo puedo creer—susurro —¿Que sucede? —pregunta Vicki a través del móvil— ¿Amatista? —insiste —Te tengo que dejar— hablo despidiéndome—Gracias por levantarte tan tempano y llamarme— digo—Cuando vuelva me tendrás al pie del cañón para los preparativos de tu boda—continuo mientras aprieto el paso —Eso espero—Dice esta vacilante—Cuídate mucho y ya hablaremos como Dios manda cuando vuelvas— dice —Adiós—me despido. Camino hasta mi objetivo y miro alrededor pero no veo a nadie— ¿Que hace un invernadero aquí? —me pregunto en voz alta y niego. Frente a mi hay un gran invernadero de cristal. Estaba apartado, pero claramente habían hecho un camino decente para llegar a el. Me acerque hasta la puerta e intente abrirla. Esta cedió y entre. Era un invernadero tipo venlo, uno de los preferidos de mi abuela que amaba cultivar. También sabía que era uno de los mejores ya que era de vidrio y tenía paneles sobre los canales de recogida de agua para el beneficio de las plantas, este estaba repleto de ellas, caminé y pude vislumbrar que eran de frutas y hortalizas, pero estaban muy deterioradas y falta de cuidado. Había tomate, pimiento, cole, lechuga, espinacas una que parecía melón y otra fresa. Había una gran cantidad de estas ya que el invernadero era considerable. Camino y llego al final del mismo para encontrar un área para el cultivo de mesa, pero no era de frutas si no de plantas. Al parecer alguien inicio este pequeño proyecto, pero lo abandono pienso mientras acaricio una begonia casi marchita en su maceta —Lo siento linda—murmuro sin dejar de acariciarla. Mi abuela me había enseñado mucho de plantas, sobre todo las que nos regalaban el privilegio de alguna fruta, verdura y hortaliza. Ella piensa que lo mejor es lo que cultivamos nosotros porque sabemos lo que llevamos a la mesa y posterior a nuestro cuerpo. Miré alrededor de la mesa y vislumbre unos guantes, así que los cogí —¿Qué crees que estas haciendo aquí? —salto ante la voz dura de Sergei. Me doy la vuelta y lo miro, Esta muy enojado— ¿¡Quién te dio permiso de entrar aquí!? —grita fuera de si —Lo siento señor—hablo sin saber que más hacer—Estaba caminando y lo vi —Decidiste entrar—gruñe y esta colérico—A este lugar no entra nadie que no sea yo—refuta y me arranca los guantes de mala manera. Resoplo —Yo solo quería hacer algo por las plantas nada más—me defendí—Les hace falta cuidado y yo podría —¿Cómo te atreves? —me corta—¡Este es el lugar de mi Stella y nadie más que yo entra aquí! —grita —Papá—escucho la voz de Nikolai. Lo veo venir con Vera detrás de él, pisándole los talones. Debe de haber llegado hace poco porque había ido a la oficina a una reunión urgente —Sácala de aquí Nikolai—continua en voz alta. Nikolai llega hasta mí y me da una mirada fría—Este es el sitio de tu madre y esta polzun lo está contaminando —¡Óigame! —digo yo harta de tanto insulto y malos modos—Solo quería echar un vistazo. Estas plantas están casi muertas—digo señalando la maceta con Begonias que antes estaba tocando. Sergei me aparta y mira la planta apenas viva —No—susurra—Las begonias no—a pesar de lo grosero que es no puedo evitar sentir lastima por el dolor que oigo en su voz cuando ve lo casi muerta que esta la planta—Salgan de aquí—dice sin voltearse. Ninguno se mueve. Se voltea y me fulmina con la mirada— ¡Largo todos! —grita. Nikolai me toma del brazo y me hala por el invernadero con una Vera silenciosa. Cuando estamos fuera me sacudo de malos modos —¡j***r! ¿piensa dislocarme el brazo? —pregunto frotándome el mismo —No puedes quedarte quieta en casa—dice entre dientes—Tenías que entrar en este lugar. Mierda Amatista solo buscas problemas con mi padre —¿Yo? —pregunto incrédula—Vete a la mierda Nikolai. Tu padre es un jodido grosero que no para de insultarme a cada oportunidad que tiene —Va a decir algo, pero levanto mi mano deteniéndolo—Yo solo paseaba y vi el puñetero invernadero. Y no vuelvas a arrastrarme así porque no respondo. Si tanto le molesta que haya entrado ¡Hubiera cerrado el maldito lugar!— grito —No te pases—me dice en voz baja pero su semblante está muy rojo casi purpura— ¡No tienes derecho a entrar allí!—grita al fin —¡Vete a la mierda!—grito pasando por su lado—¡Eres un jodido idiota! —¡Amatista!—Vocifera, pero lo ignoro y sigo mi camino no sin antes mostrarle con mi dedo lo que pienso.
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