–Buenas tardes, vengo a ver a la señorita Prahla Akhtar –anunció Hassan. Peter lo observó con desconfianza, después de que Prahla lo había desechado al irse en un taxi esa misma mañana; no tuvo opción más que buscar algo de trabajo extra para no ser despedido por su delicado jefe, no es que el hombre al frente fuera extranjero, sencillamente emanaba un aura intrigante. –Lo siento, pero los dueños de la casa no reciben visitas. –Pero Prahla está aquí, solo quiero hablar con ella –insistió. –No puedo darle esa información y le aconsejó que se retiré. –¿Cómo puedo entrar y hablar con ella? Silencio fue la respuesta de Peter, no iba a dar ninguna información sobre Prahla, si fuera algún familiar o conocido tendría la forma de contactarla. –¿Y con Warren Freeman? Quiero hablar co