Prahla: –¿Cuánto falta para llegar? –le pregunté a Peter. –Solo unos minutos. –¿Por qué Sarita nos mandó tan lejos? –dudé. –Es que a ella le gustan los de ese lugar. Peter se veía raro, pero no le pregunté nada, había estado así desde que se dejó con Fabiola, estaba por decirle que fuéramos a un parque o algo para que conociera a alguien, verlo tan deprimido me ponía mal a mí, le hubiera presentado amigas, si tuviera alguna, Fabiola se supone que era mi amiga aunque no confiará en mí para decirme estás cosas. Peter tenía que saber que él era una buena persona, que se merecía a una chica que lo quisiera de verdad. Después de cuarenta y cinco minutos llegamos a la tienda de ropa que Sarita nos había enviado, por la tarde mencionó que su último jersey se había roto, pero por tener
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