“No hacía mucho tiempo que Ivoh había llegado a la familia Coll, era increíblemente retraído, odiaba encontrarse con los “niños” de la casa y estar en presencia de alguien más que no fuera Absalón lo perturbaba, lo llevaba a pensar que estaba en peligro, a intentar masacrar al primer pobre individuo que cayera en su camino. Sin embargo, aquel vampiro milenario no se detenía, todos los días cumplía la misma rutina con él; hablar por las mañana sobre lo que le estaba ocurriendo, sobre lo que podía llegar a ser el día en que aceptara su nueva vida y lo que conllevaba todo ello, llegada la hora del almuerzo o la cena prácticamente arrastraba al chico hasta la sala donde se reunía con sus demás hijos y tenía alguna que otra charla. Esto se repetía, días tras día, sin falta. ― El instituto