Dejé que el motor rugiera y la miré tímidamente mientras se sentaba en mi asiento del pasajero, agarrando su bolso. ¡Di algo idiota! —Así que vives con Juan y mamá, ¿eh? Él um... te mencionó en el trabajo el otro día, es un placer conocerte finalmente— Eso sonaba normal. Ella me miró a través de su ondulado cabello castaño que colgaba alrededor de su rostro como una cortina. —Gracias— respondió ella en voz baja, girándose para mirar por la ventana. Luché por pensar en algo más que decir, preferiblemente algo que no sonara extraño o estúpido. —¿Te gusta Forks?— Pregunté esperanzado. Me miró y luché por mantener la vista en la carretera mientras conducíamos. Traté de conducir un poco más lento, solo para prolongar mi tiempo con ella. Ahora que finalmente la había encontrado, no quer