Cuando Katherine llegó a su habitación, se tumbó en la cama y comenzó a dar vueltas al recordar la manera en la que Daniel le había besado, ese había sido su primer beso y jamás se imaginó que un beso pudiera sentirse tan bien. Toda su vida ella había tenido que hacer lo que los demás le decían, cuidar cada acción que realizaba como princesa, pero ahora ella solo era una persona normal, y esta vez deseaba disfrutar su vida ser, ella misma sin tener que preocuparse por nada. A la mañana siguiente una sirvienta le llevó unos pantalones y una túnica azul, los cuales se los había pedido el día anterior para poder practicar mejor con la espada, ya que los vestidos eran muy incómodos y poco prácticos. Cuando la criada terminó de peinarla, se dirigió al comedor para desayunar y se sorprendi