Katherine, Rita y Daniel cabalgaron durante todo el día y solo hicieron una pequeña parada para comer y beber agua, ya que Daniel tenía mucha prisa por volver a su aldea e insistió en que debían darse prisa. Cuando el sol empezaba a ocultarse ellos montaron su campamento en un bosquecito de abedul, Rita se encargó de buscar la leña y cuando ella marchó, Daniel aprovechó el momento para arrinconar a Katherine contra un árbol y darle un apasionado beso que hizo que le temblaran las piernas. _ ¿Qué crees que haces? _ Te beso ... _ Eres un idiota, que pasa si Rita nos ve... _ A mi no me importa que nos vea. Haciendo caso omiso a las réplicas de Katherine, Daniel sonrió y tomó sus labios nuevamente, su respiración se empezó a volver entrecortada; él exploró su boca con su lengua caliente