Katherine se quedó un buen rato apreciando las vistas de aquel lugar desde el balcón, el clima ahí no era tan caluroso como en Bratis pero tampoco era tan frío como Falowen. La brisa que corría era cálida y agradable, llegó un momento en el que incluso pensó que estaba soñando porque no podía creer que existiera un lugar tan maravilloso como ese, los jardines eran hermosos y la luna parecía brillar con más fuerza en aquel lugar, las enredaderas con pequeñas y hermosas flores rojas adornaban el balcón y tenían una suave y dulce fragancia que hacía que te sintieras relajada, tranquila y segura, algo que no pensó que volvería a sentir. Aquel lugar era tan perfecto y maravilloso que parecía sacado de un cuento de hadas, de los que tanto disfrutaba su hermano pequeño. Al pensar en él, una ex