En su recorrido se internan en algunas construcciones, el descubrimiento de rastros de la existencia de los licántropos dentro de las construcciones añade un giro aún más inesperado a la historia de Gabriel e Isabella. Encuentran imágenes de escenas que representan a las guardianas decapitando a los licántropos, sugieren un conflicto o una batalla entre ambas especies.
Estas representaciones visuales podrían indicar que los licántropos eran considerados una amenaza por la antigua civilización que habitaba en estas ruinas. Las guardianas, por su parte, parecen haber sido las encargadas de proteger y defender a la civilización contra estos seres.
Gabriel e Isabella se sienten intrigados por este hallazgo y se preguntan
--Cómo encaja esto en el panorama general de la historia que estamos desentrañando—pregunta Isabella
--¿Qué relación tienen los licántropos con las Loanas y el medallón? ¿Qué papel desempeñaron las guardianas en la historia de esta antigua civilización? – se pregunta Gabriel
Ante la llegada del aire frío y la caída de la noche, Gabriel e Isabella toman la decisión de acampar en el lugar. Reconocen que sería imprudente intentar regresar en la oscuridad, especialmente considerando la distancia y la difícil selva.
Con habilidad y determinación, preparan un campamento improvisado cerca de la plaza. Encienden una fogata para proporcionar calor y luz, creando un ambiente acogedor y reconfortante en medio de la oscuridad que se cierne sobre las ruinas.
Mientras la fogata arde, Gabriel e Isabella sacan algunos alimentos y utensilios de su mochila y preparan una modesta cena. Comparten el pan y el queso que habían traído, acompañados de agua fresca de su cantimplora. La comida sencilla sabe deliciosa después de un día lleno de descubrimientos y emociones.
Sentados junto al fuego, disfrutan de su comida y aprovechan el momento para reflexionar sobre los hallazgos del día. Conversan sobre los jeroglíficos, las imágenes de las guardianas y los licántropos, y la conexión con las Loanas y los objetos encontrados. Comparten sus teorías y especulaciones, tratando de encajar las piezas del rompecabezas.
A medida que la noche avanza, el fuego y la conversación les brindan un respiro reconfortante en medio de la incertidumbre y el misterio que los rodea. Están agradecidos por haber encontrado este lugar y por tener el tiempo y el espacio para procesar todo lo que han descubierto.
Conforme el frío se intensifica, Gabriel e Isabella buscan el calor mutuo para combatirlo. Se abrazan con delicadeza, sintiendo cómo sus cuerpos se acercan en busca de calor y protección. En ese abrazo, los latidos de sus corazones enamorados se sincronizan en un ritmo compartido.
Aunque ambos sienten una atracción y un amor creciente el uno por el otro, también se dan cuenta de que los sentimientos aún no han sido expresados abiertamente. En ese momento íntimo, mientras comparten el calor de sus cuerpos, cada uno guarda sus emociones en lo más profundo de su ser.
El silencio que los envuelve es un refugio para sus sentimientos no revelados. Sus corazones laten con fuerza, pero optan por disfrutar el presente sin romper el delicado equilibrio de la situación. Saben que el tiempo y las circunstancias adecuadas llegarán para expresar sus emociones con claridad.
En medio del frío de la noche, el abrazo se convierte en un lenguaje silencioso que habla de la conexión y la intimidad compartida. Se sienten reconfortados y protegidos el uno por el otro, sabiendo que tienen un compañero en esta aventura y en la vida misma.
Así, en el silencio de esa noche estrellada, Gabriel e Isabella encuentran consuelo y esperanza en sus abrazos, mientras los sentimientos amorosos permanecen ocultos a la espera del momento adecuado para ser revelados.
Con nuevos ánimos y con el amanecer iluminando su camino, Gabriel e Isabella desayunan mientras conversan
--¿Cómo dormiste? – pregunta Gabriel
--Estaba tan cansada, que no me desperté en toda la noche, aunque al principio tenía miedo, de dormir en un lugar de tanta muerte – responde Isabella
--A mí me pasaba igual, pero con tu calorcito fue imposible no conciliar el sueño, también me sentía impresionado con el lugar – responde Gabriel mientras veía a Isabella a los ojos fijamente
Se preparan para continuar explorando la enigmática ciudad. Siguen su instinto y se dirigen hacia los canales de agua que abastecían a la antigua civilización de ese vital líquido.
A medida que se acercan a los canales, quedan maravillados por la ingeniería y la belleza de la infraestructura. Los canales serpentean a través de la ciudad, llevando el agua desde un manantial cercano. Observan cómo el agua fluye suavemente, creando una atmósfera de serenidad y vitalidad en medio de las ruinas.
Mientras continúan su exploración, se encuentran con otra edificación intrigante. En su interior, descubren una túnica de color púrpura, similar a las que encontraron en el ático de la mansión. La coincidencia de encontrar otra prenda de vestir de ese color particular despierta aún más su curiosidad.
--Mira esta túnica, es igual a la que encontramos en el ático de la mansión –
--Es indiscutible que la utilizaban para ceremonias, a lo mejor es de la cofradía de las Guardianas --
Gabriel e Isabella examinan la túnica detenidamente, buscando pistas o marcas que puedan revelar su origen o su significado. Se preguntaban si esta túnica está relacionada con las Loanas o si perteneció a algún m*****o importante de la antigua civilización que habitaba en estas ruinas.
De pronto Isabella expresó
--Mira Gabriel, observa tiene un bordado en el pecho, con el mismo símbolo del medallón, estas tienen que ser utilizadas por esta cofradía que investigamos --
El hallazgo de la túnica púrpura refuerza la conexión entre la mansión de las Loanas y la ciudad en ruinas. Cada descubrimiento les acerca más a desentrañar los misterios ocultos en estos lugares antiguos y a comprender la historia que los une.
Una ráfaga de viento frío con granizo repentino sorprende a Gabriel e Isabella, mientras intentan guardar la túnica púrpura en sus morrales.
--Que extraño es este viento frio, de pronto llegó, yo tenía calor—comenta Gabriel
--Y qué me dices del granizo, azota mi piel, tenemos que cubrirnos— dice Isabella
--En la medida que tratamos de salir, el clima es peor – comenta Gabriel
--Sí, es verdad, es como si el lugar nos dijera algo – responde Isabella
--Ya sé, son las túnicas, no quieren que nos la llevemos, pertenecen a este lugar, debemos devolverlas -- supone Gabriel
El clima hostil les hace reflexionar rápidamente sobre la situación y llegan a la conclusión de que devolver la túnica a su ubicación original es la mejor opción.
Con el granizo golpeando sus cuerpos y el viento azotando su piel, se apresuran de regreso a la edificación donde encontraron la túnica. El viento fuerte dificulta su avance, pero perseveran, sabiendo que deben hacer lo correcto.
Al llegar a la edificación, Gabriel e Isabella encuentran un lugar seguro y protegido donde resguardarse del clima adverso. Cuidadosamente, colocan la túnica púrpura en el mismo lugar donde la encontraron, devolviéndola a su posición original.
Sienten que han tomado la decisión correcta, como si el viento y el granizo fueran una señal de que la túnica no les pertenece y debe permanecer en ese lugar. Respetan el pasado y la historia de la antigua civilización, reconociendo que no deben alterar ni llevarse algo que no les corresponde.
Una vez que han dejado la túnica en su sitio original, Gabriel e Isabella se alejan de la edificación y continúan su exploración de la ciudad en ruinas. El clima adverso cesó de repente, siguen adelante, con la certeza de que cada descubrimiento les acerca más a desvelar los secretos ocultos en aquel enigmático lugar.
El incidente con la ráfaga de viento y el granizo les ha recordado la importancia de respetar los vestigios del pasado y ser conscientes de su papel como exploradores de una historia que no les pertenece. Con esa lección en mente, avanzan con cautela y respeto, ansiosos por descubrir lo que más les depara esta misteriosa ciudad.
Mientras Gabriel e Isabella continúan explorando la ciudad en ruinas, se encuentran con un antiguo mural tallado en una de las paredes de una estructura deteriorada. El mural es una obra de arte impresionante que representa una serie de figuras enigmáticas y simbólicas.
Las figuras en el mural parecen ser una mezcla de humanos y criaturas fantásticas. Hay seres alados con rostros serenos y miradas penetrantes, mientras que otros presentan cuerpos mitad hombre, mitad animal. Los detalles finamente tallados y los colores desvanecidos por el tiempo evocan un sentido de misterio y significado profundo.
Gabriel e Isabella se detienen frente al mural, fascinados por las imágenes que se despliegan ante ellos. Intentan interpretar el mensaje oculto detrás de las figuras, preguntándose qué historia o conocimiento antiguo intenta transmitir
-- Aunque no podemos descifrar completamente el significado del mural en este momento, siento que hemos encontrado otro indicio importante. Sabes que este mural, con sus símbolos y representaciones, podría ser una clave para desentrañar los secretos más profundos de la ciudad y su civilización perdida y la relación que tiene con la mansión – expresa Isabella