CAPÍTULO 7
Trato de moverme de la cama pero resulta ser un movimiento inútil, ya que un cuerpo me retiene. Volteo y me encuentro con el rostro de Stefan, su rostro luce angelical y tranquilo, observo sus pestañas, realmente largas y envidiables. Fijo mi vista en su nariz que no es ni muy grande ni muy pequeña, simplemente del tamaño ideal, estiro mi mano para tocar sus labios carnosos y rosados, pero su voz interrumpe mi movimiento.
—¿Admirando de la vista, preciosa? —pregunta con voz ronca. Él aún sigue con los ojos cerrados así que finjo estar dormida— sé que estas despierta. Se cuando alguien me está observando, cariño.
—Es que eres muy feo —susurro mintiéndole como una descarada.
—¿Segura? Porque yo escuche que tengo pestañas envidiables y una nariz hermosa, y que decir sobre mis labios...
—Basta —interrumpo— yo no dije eso.
—Sí que lo dijiste —desliza sus manos por mí cintura, y me acuesta sobe su regazo—. Te entiendo. A veces yo también disfruto de la vista. Tú tienes más que pestañas bonitas —baja sus manos hacia mis nalgas y aprieta suavemente. Siento la sangre subir a mis mejillas. Stefan intenta besarme, pero lo esquivo, aún no me he cepillado—. ¿Acabas de rechazar mi beso?
Me paro rápidamente de la cama, corriendo hacia la puerta.
—Hoy toda la manada tiene entrenamiento, ¿Verdad? —Stefan asiente con la cabeza con una expresión de molestia que ignoro—. Bien, entonces me prepararé.
Salgo corriendo del lugar hacia mí cuarto, me ducho y cambio para el entrenamiento que hacemos dos o tres veces a la semana. Normalmente la chicas no asisten por no ser aceptadas para luchar, solo asisten una vez a la semana como regla obligatoria, luego los otros dos días es nuestra elección ir. Aun así Claire y yo asistimos a todos los entrenamientos, las chicas que son aceptadas para ser guerreras son contadas. Por ser mates del alfa y el beta, supongo que no podremos ser aceptadas.
Abren la puerta de la habitación de golpe, mostrando a una Claire sonriente con un conjunto deportivo similar al mío.
—¿Preparada? —exclama sonriendo.
—¿Para darte una cachetada y quitarte esa sonrisa? Sí. Absolutamente —respondo. Haciendo que ruede los ojos con exageración.
—No entiendo que tienes en contra del amor —se tira en mi cama, viendo el techo.
—¿Y Aiden?
—Está bañándose, debido a que mi mejor amiga me abandono, vine a invadir sus tierras.
—Tú me abandonaste a mí, al parecer haces cosas más divertidas con Aiden que conmigo.
—Estas en lo correcto —se para de la cama y se encamina a la puerta—, vamos señorita, será un día largo.
Salimos al bosque seguidas de todos los chicos y chicas de la manada.
—Hoy comenzaremos el entrenamiento —anuncia Stefan—. Daremos 6 vueltas a todo el bosque corriendo, luego comenzaremos con la caminata, después con la lucha libre con las personas que ustedes elijan —al decir esto todos aplauden y gritan de felicidad.
No hay nada que les guste más que luchar entre ellos mismos.
Un ex guerrero de la manada —que ahora es entrenador— habla sobre las reglas de nuestra caminata, que hacer si aparece un pícaro y cosas así, solo fijo mi atención en Stefan que parece buscarme hasta que algo llama mi atención. Su ex novia Emma se le acerca y comenzó a hablar con él, de repente Emma le da un beso en la comisura del labio que me deja gélida. Mi compañero se queda parado en seco, Claire anonadada por lo sucedido me mira y ve a Stefan una y otra vez. Me doy cuenta de la presencia de Ivonne porque me toca el hombro y me hace una cara de "No pasa nada".
—Tienen que tomar direcciones diferentes, donde correrán solos para que se aprendan las rutas del bosque, será durante unos minutos, luego nos encontraremos otra vez aquí para comenzar con la caminata —termina de decir el entrenador.
—Es una... No me lo puedo creer —dice Claire por lo bajo.
—Ni yo, ¿Pero cómo se le ocurre? Es que si me la dejan... —apoya Ivonne, si esta chica me caía bien, ahora me cae mucho mejor.
—Ni que lo digan —dije entre dientes.
Todos comenzamos a correr por orden del entrenador, Stefan se queda esperando algo, o quizás a alguien, corro junto a las chicas que se ponen sus audífonos sin prestar atención a mucho. Llego justo al lado de Stefan y decido ignorarle hasta que su mano en mi abdomen me detiene.
—No —gruñe— no vas seguir haciendo el entrenamiento vestida así.
—Que triste —las chicas se quedan conmigo y se dedican a mirar nuestro pequeño debate—, ya estoy vestida así —tomo mis audífonos y me los pongo, corro rápidamente lo cual me sorprende ya que nunca había corrido tan rápido.
—Oye —exclama Claire un poco detrás de mí, descansando sus manos en sus piernas—, espera.
—Por Dios —Ivonne suelta un jadeo de cansancio.
—Discúlpenme chicas —Ivonne y Claire toman aire y corren nuevamente junto a mí.
Llega el momento en el que todos tenemos que tomar direcciones diferentes. Corro tan rápido que me parece imposible aún considerando mi naturaleza. Veo a Stefan venir en sentido opuesto y me detengo cuando se acerca a mi tomándome de la cintura, su agarre se vuelve fuerte y posesivo. Sus ojos se oscurecen y descansa su frente junto a la mía.
—¿Así que ya estas vestida así, eh?
—Sí, y te jodes.
—Más respeto —dice en tono fuerte—, aparte de ser tú mate soy el alfa, por si no lo has olvidado.
—No lo he olvidado, pero en este momento me da igual, suéltame.
—No —gruñe—, eres mía.
—Y una mierda...
—Esa boca —interrumpe.
—Es mía y puedo hacer con ella lo que me plazca, no soy tuya, ni de nadie, déjame.
—Eres tan mía —frota su nariz por mi cuello, oliendo.
—No, déjame.
—No quiero que nadie que no sea yo te vea —sus manos van justo a mis glúteos pegándome a él con rudeza, juro que si no estuviese tan molesta con él le estaría devorando la boca en este instante—. Ni te toque, eres mía.
Sigo su juego, bajando mi pierna a su entrepierna con suavidad, él suelta un gemido y empujo con fuerza.
—Creo que te deje sin día del padre —Stefan se tira al suelo lloriqueando del dolor—. Y no me arrepiento.
Escapo en dirección al lugar de encuentro, donde iniciamos con la caminata.
—Claire —me acerco a mi amiga, que habla animada con Ivonne.
—Hey —saluda— ¿Compartimos audífono?
—Ya tengo —le muestro el mío.
Seguimos hablando sobre tonterías hasta llegar a donde se realizará la lucha libre, inician con dos omegas que nos brindan una pelea digna de observar.
—Hola chicas —saluda Aiden, quién se sienta con nosotras en un tronco de árbol, al igual que los demás—. Un momento, Claire, ¿Por qué tienes tan poca ropa?
—Se le llama ropa de deporte —exclama enojada.
—Alice —me ve de arriba a abajo—, ¿Stefan dejó que salieras así?
—¿Quién es ese? —pregunto sarcástica ganándome una mirada de confusión.
—¿Por qué nadie saca a pelear a las chicas? —pregunta Ivonne.
—Porque según ellos, como dijiste, son chicas —responde Jay con molestia en la voz.
—Tenemos miedo de lastimar a las chicas —ataca Aiden.
—Será que ustedes tienen miedo a ser lastimados —contraataco.
—Sí ajá —responde sin prestar atención—, voy a pelear —se levanta.
—Suerte amor —chilla Claire, haciendo que ruede los ojos.
Luego de que mi hermano le ganará a un guerrero con rapidez y destreza nadie quiso levantarse. Inhalo y exhalo para lo que voy a hacer.
—Yo iré.
—¡¿Estás loca?! —Pregunta mi hermano— no irás.
—No pedí permiso.