Sra. Stevens.

2216 Words
La perspectiva de Isabella. Mientras conduzco hacia la escuela de Charlie, no puedo dejar de pensar en aquella noche hace seis años. La recuerdo como si hubiera ocurrido ayer. Quedó grabada en mi mente para siempre. Flashback: Paul entra caminando en mi habitación de su villa. Nunca la consideré mi hogar, ya que siempre supe que algún día él me dejaría ir, ya que no soy el tipo de chica con la que Paul será feliz el resto de su vida. Me siento triste porque me he enamorado de él en contra de mi voluntad. Puedo ver que Paul está borracho a medida que entra en la habitación. —¿Qué... qué quieres, Paul? —Pregunto, mi voz temblando ya que apenas me habla, pero ahora está parado en mi habitación. Sus ojos parecen peligrosos. Me mira mientras trato de cubrirme con una manta. No quiero que vea mi cuerpo. Sé que no soy atractiva y que soy gorda y fea a los ojos de todos. Se acerca, quitándose la camisa y los pantalones. Está parado frente a mí solo con sus boxers puestos. ¿Qué quiere este tipo de mí? Todavía soy joven. Cumplí veinte la semana pasada, pero ni siquiera recordó mi cumpleaños. Ahora está aquí parado en mi habitación con solo los boxers puestos. Observo su cuerpo. Es perfecto. Está perfectamente musculoso, no exageradamente. Lo observo mientras se acerca a la cama y quita la manta de mi cuerpo. Simplemente me quedo allí bajo su mirada. Él arranca la ropa de mi cuerpo. Se cae encima de mí. Puedo sentir que está duro como una roca mientras empieza a frotarse contra mi cuerpo. Al principio, creo que he muerto y he ido al cielo mientras me frota el clítoris y me hace llegar muy rápido. Soy virgen y nunca he experimentado algo así antes. Su dedo se desliza dentro de mi v****a mojada y gimo nuevamente mientras él sigue jugando conmigo. Luego se pone encima de mí, quitándose los boxers al mismo tiempo, y en el siguiente momento, solo siento dolor cuando introduce toda su longitud en mí y empieza a hacer el amor conmigo con fuerza. Comienzo a llorar y le ruego que pare.  —Paul, por favor, para. Duele. —Las lágrimas corren libremente por mis mejillas ahora. Paul se detiene por un segundo y lo hace más despacio. No quiere lastimarme. —Iré despacio. No quiero hacerte daño, Isabella. Solo te deseo tanto ahora. Sé que eres virgen, tan estrecha, pero no puedo controlarme. Si quieres parar, dímelo ahora y me iré. —Sigo llorando y apretando los dientes con fuerza. Él es delicado mientras chupa mis pechos y los presiona suavemente. Chupa mis pezones y los pone muy duros. Me gusta la sensación de su boca en mis pezones y eso me excita mucho, pero el dolor que siento es lo peor. Después de un rato, me acostumbro a él y me entrego por completo a Paul. —No pares, Paul. Quiero esto. —Le susurro. Cada embestida es un puro placer, sigo llorando, pero no por el dolor. Es porque es algo hermoso, o eso pensaba. Luego, finalmente, siento que él llega al clímax, y yo lo acompaño en la experiencia más hermosa que he tenido, y siento el líquido caliente cuando eyacula dentro de mí. Finalmente, hemos terminado. Él se queda dormido a mi lado. Todavía sigo llorando hasta que me duermo, sabiendo que mañana él me rechazará de nuevo. Mi cuerpo me duele. Paul fue gentil, pero yo era virgen, era mi primera vez. Aunque Paul fue delicado, sé que cuando despierte, él se arrepentirá de esto. Me siento tan avergonzada por haberme entregado a él y me siento usada. Sé que Paul no me ama. Finalmente, me quedo dormida solo para ser despertada bruscamente unas horas más tarde. El flashback termina. Sacudo la cabeza como si quisiera sacar de mi mente el recuerdo de aquella noche. El Paul que vi en la inauguración no es el mismo chico de hace seis años. El Paul más viejo es más peligroso, más guapo. La mirada en sus ojos es peligrosa, como si se hubiera convertido en un hombre y el playboy en él se hubiera ido. Definitivamente, no queda rastro de niño en Paul en absoluto. Llego a las puertas de entrada del jardín de infancia y entro. Camino hacia la oficina de la directora y ella me mira con una sonrisa. Charlie está sentado en una silla en la esquina, no se ve feliz, y un niño pequeño está en la otra esquina con un ojo morado, y dos padres que no se ven felices están parados junto a él. Me acerco a Charlie y lo miro. Su carita se ve infeliz. Charlie es más alto que la mayoría de sus compañeros de clase y sé que también es más fuerte. Tiene la estatura de su padre. —Buen día, señorita Johnson. —Dice la directora y aún me mira amigablemente. —Buen día, señora Nash. —Sonrío amigablemente, y ella me presenta a la pareja parada junto a su hijo. La mujer me mira con odio y el esposo simplemente mira hacia delante como si tuviera miedo de mirarme. Les sonrío fríamente y pregunto: —¿Qué pasó, si puedo preguntar? La mujer gira la cabeza y dice: —Tu mocoso  golpeó a mi hijo y mira el ojo lastimado de mi pobre bebé. Me volteo hacia Charlie, me arrodillo junto a él y pregunto: —Charlie, ¿por qué golpeaste al niño? Charlie me mira y dice: —Él dijo que el playboy, Paul Stevens, es mi papá y que nunca me quiso porque mi mamá era gorda y fea. No hago más que mirar a Charlie en shock y me doy cuenta de que las palabras que acaba de pronunciar son palabras de un adulto y no de un niño. Me dirijo a la madre del otro niño. —En primer lugar, Sra. Wilson, no llame a mi hijo un mocoso. En segundo lugar, si quieres chismorrear sobre alguien, no lo hagas delante de tu hijo. En tercer lugar, asegúrate de tus hechos antes de chismorrear. —Me dirijo a la directora y la miro fríamente. —, creo que voy a cambiar a mi hijo a otra escuela, Sra. Nash. —Arrojo de manera inmediata, estoy furiosa hasta el fondo. La mujer se voltea hacia mí y dice con malicia. —Sí, no necesitamos niños sin padres en una escuela como esta. Me voltea hacia ella y digo: —Mi hijo tiene un padre. Simplemente prefiero que no esté en la vida de mi hijo. Solo porque tú eres débil y patética y no puedes ser o hacer nada sin un esposo a tu lado, no significa que todas seamos iguales. Tomo la mano de mi hijo y estamos a punto de irnos cuando la puerta se abre y entra un apuesto hombre llamado Paul Stevens. —¿Quién dice que mi hijo no tiene un papá? —Pregunta y mira a la Sra. Wilson, que está parada allí como una estatua. Miro a la directora con una pregunta en mis ojos y pregunto: —¿Lo llamaste? —Ignoro completamente a Paul. —Ella me llamó, y como padre de Charlie y tu esposo, tengo el derecho de estar aquí. Me volteo hacia él, mis ojos disparándole dagas de hielo. ¡Juro que si pudiera matarlo ahora, lo haría! Quiero poner a Paul en su lugar, pero no quiero que mis asuntos personales salgan en los periódicos y revistas. Por lo tanto, solo les sonrío fríamente, tomo la mano de Charlie y nos vamos. La Sra. Nash me detiene y dice: —Sra. Stevens, lamento todo esto, pero tal vez si Charlie se disculpa, podemos olvidarnos de este pequeño malentendido y pretender que nunca ocurrió. —La miro y ignoro la parte de 'la Sra. Stevens', aunque me enfurece. Lo que me enoja más es que quiere que mi hijo se disculpe con un chismoso y su patético papanatas que hasta ahora no ha abierto la boca. Pero antes de que pueda decir algo, Paul dice con voz fría. —Mi hijo no se disculpa con nadie, especialmente no con chismosos y padres que no pueden enseñar modales a sus hijos. Charlie mira curiosamente a Paul y veo un poco de admiración en sus ojos. Paul se ve como un gigante frente al hombre que tiene un tamaño promedio para un hombre. —Vamos, Isabella, encontraremos una mejor escuela para Charlie. Mi hijo solo merece lo mejor. Sra. Nash, su escuela oirá de mis abogados. —Estoy sin palabras, ¿desde cuándo Paul se convirtió en este hombre duro y frío? Por lo general, él simplemente habría coqueteado para salir de esta situación y habría complacido a todos. Veo a Charlie mirando a Paul con asombro. Él extiende su pequeña mano hacia Paul y le sonríe. Miro a mi hijo y me doy cuenta de que, aunque he hecho todo lo posible por criarlo sola, realmente necesita un padre, pero no estoy dispuesta a ceder tan fácilmente, tal vez Paul solo está haciendo un show para su hijo. Paul toma la otra mano de Charlie y los tres salimos de la oficina. Salgo y llevo a Charlie a mi auto. Me giro y miro a Paul. Mantengo mi rostro neutral. —En primer lugar, Sr. Stevens, no soy su esposa, y en segundo lugar, Sr. Stevens, buen trabajo, deberías ser actor. —Digo fríamente y me giro para subir a mi auto con Charlie mirando todavía a Paul mientras lo pongo en el asiento y abrocho su cinturón de seguridad. —En primer lugar, Sra. Stevens, todavía estamos casados, y en segundo lugar, Sra. Stevens, no necesito actuar. Soy quien soy. Me giro rápidamente y miro hacia arriba a su rostro. —¿Qué quieres decir con que todavía estamos casados? Firmamos el acuerdo de divorcio hace mucho tiempo. Paul sonríe perezosamente, pero sus ojos verdes también están duros ahora mientras dice: —Sí, lo hicimos, pero ninguno de nosotros lo presentó en el tribunal. Siento que mis rodillas se debilitan mientras lo miro incrédula. —¿Qué quieres decir? Pensé que lo presentarías ya que estabas ansioso por deshacerte de mí. —Por favor, que esto no sea cierto. Hago una pequeña oración rápida. —Pensé que lo harías. —Dice él, sonriendo mientras me mira de arriba abajo. *Punto de vista de Paul. * Me encanta ver el shock en el rostro de mi esposa. Estaba buscando una forma de salir del acuerdo para poder tener al menos cierta custodia de mi hijo, aunque fueran solo los fines de semana. Llamé al abogado que hizo el acuerdo y me preguntó si lo habíamos presentado en el tribunal, porque nunca lo llamé para presentar la solicitud de divorcio, y él no quería actuar por su cuenta, ya que no quería que más tarde me arrepintiera. Al principio me quedé sin palabras, y luego la felicidad me golpeó como una ola. Así que esta mujer de hielo y su hijo siguen siendo legalmente mi familia. Me giro hacia ella e intento no mostrar cuánto me alegra. Intento mantener mi rostro tan frío como el suyo. Ella me acusó de actuar, pero en este mismo momento, estoy actuando como nunca antes. Miro a mi hijo, sentado en el asiento delantero del auto deportivo, y le sonrío. Él me devuelve la sonrisa y me hace una seña con el pulgar hacia arriba en secreto mientras su madre me enfrenta y no puede ver lo que está haciendo a sus espaldas. Al menos mi hijo está feliz, pienso. Mi esposa es otra historia. Está pálida y parece que estallará en lágrimas en cualquier momento. Por Dios, ¿soy tan malo que ella quiere llorar solo porque sigue casada conmigo? —Hablaré con mi abogado. Presentaré la solicitud de divorcio hoy. —Dice ella. —He retirado del acuerdo, y mi abogado ya te ha enviado una carta ya que el documento tiene más de cinco años y ninguno de nosotros lo utilizó. Mi abogado ya ha solicitado que se anule en el tribunal ya que estábamos peleando en ese momento, mi querida, pero nunca perdimos nuestro amor el uno por el otro. Creo que Isabella va a tener un derrame o un ataque al corazón, o ambos. No se ve nada feliz. Le sonrío y la paso por su lado. Aflojo el cinturón de seguridad de Charlie y levanto al pequeño. —¡Suéltame a mi hijo! —Ahora está indignada, pero la ignoro y doy zancadas largas con mi hijo hacia mi carro. —Síguenos. —Le ordeno, y me encanta verla tan molesta. No tiene opción. Ya he puesto a Charlie en mi carro y le he puesto el cinturón de seguridad. Cierro la puerta, y no importa lo duro que intenta abrirla, no puede. Intenta que Charlie abra la puerta, pero el pequeñito finge no verla y mira directo hacia adelante. Ella corre hacia su carro mientras me pongo detrás del volante de mi carro y lo arranco. Ella se mete en su carro, y mientras me alejo, ella me sigue. Sonrío. Te lo dije, Isabella. ¡El juego ha comenzado!
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