Mis ojos están viendo bien y si, es Alessandra la que viene caminando en mi dirección con un vestido que no es blanco, es más bien un tono blanco que parece gris y tiene un poco de lila. Se ve tan hermosa como creí que se vería, se ve tan sensual como angelical. Su rostro no estaba cubierto por un velo, y eso me permitió ver su piel perfecta, sus ojos luminosos, sus labios carnosos y que tanto deseaba. Aunque el escote no era demasiado revelador, sus senos resaltaban lo suficiente como para provocar que mis manos ardieran por la desesperación de querer tenerla y tocarla, quería poseerla. Sin embargo lo más bello que tenía era su abdomen, que aunque no se notara ya sabía que estaba un pequeño hijo mío allí adentro. Por extraño que pareciera en ningún momento recordé o pensé en Marena, su