NICOLE (CUATRO AÑOS Y MEDIO ATRÁS) Llegamos a su recámara y lo primero que hice fue abrir mis piernas para recibirlo dentro de mí, pero él quería que agonizara, que suplicara que me hiciera suya en ese momento porque quería matar la maldita abstinencia que había tenido durante todo ese tiempo. Era raro que yo reaccionara de esa manera tan desesperada con un hombre. Había sido una atracción tan brutal, que no encontraba una explicación lógica al irme con él a la cama a la primera cita, salvo que la “sequía” de seis meses estaba volviéndome loca. Me lancé hacia él aventándolo sobre el colchón. Quería estar encima de él y ver su cara mientras lo destrozaba en placer por mi boca. Quería hacer que me deseara a un punto de enloquecerlo por completo y tomarlo con salvajismo. Quería darle motiv