Al bajar, me esperaba en la moto y parecía realmente molesto. No sé qué podría estar pensando, pero conociéndolo y sabiendo que por su cabeza pasan mil cosas por segundo, sabía que debía contarle, al menos con respecto a mi familia.
-¿Me ayudas?-Le dije con respecto a la caja. Asintió a regañadientes, yo no podía llevarla si iba a conducir.
Llegamos a su casa un rato después y ni bien se bajó, se acercó y me miró, al quitarse el casco.
-Sebas, yo… en verdad no te conozco.-Dijo tan molesto, que me sorprendió.-Somos novios, pero, ¿quién eres? No sé nada sobre ti, lo único que sé es tu lugar de trabajo, tu forma de ser, lo poco que me has dicho que te gusta y ahora, tus hermanos, que ni son tus hermanos, por dios.
-Mmm.-Me bajé y me quité el casco.-Si quieres te cuento, pero tardaré bastante, es una historia larga.
-Ven, entra.
Mientras caminábamos en la oscuridad por su casa y yo batallaba por no caerme, no se veía mucho, le hablé por un momento, porque ya era pasada la medianoche.
-Oye, ¿no crees que debería contarte mejor mañana? Es muy tarde.
-Ni creas.-Se quejó mientras abría la puerta de la habitación.-No podré dormir si no me cuentas.
-¿De verdad?
-Sebas, ¿ es que no me conoces ni un poco?-Lo miré confundido.-Me siento muy mal, adoro a una persona que no conozco, ¿sabes como eso me hace sentir?
-Mmm, está bien.
Se sentó en el borde de la cama y me senté a su lado. Le di la caja y le hice señas de que la abriera. Confundido, la abrió y al tomar unas cuántas fotografías al azar, me miró desconcertado.
-¿Son fotos de tu familia?-Asentí.-Sebas, ¿no deberían tenerlas en un álbum o algo así? No se conservarán.
-Sí, supongo deberíamos hacerlo.-Tomó una fotografía al azar y la miró. Esa foto era probablemente del año 89, del año en que mis padres habían empezado a salir, la tomaron cerca de las vías del tren de Santa Marta.-Esas dos personas que ves allí, son mis padres, Guillermo y Margarita Rosales, yo no había nacido aún.
-Mmm.-Sonrió levemente, observando la foto detalladamente.-Es increíble, eres idéntico a tu papá.-Asentí.
-Mis padres, pertenecían a una familia ganadera del Magdalena.-Le iba a contar superficialmente, no iba a decirle nada comprometedor, ni que involucrara un poco a su familia o la organización, no sé qué tanto sabe, pero con el más mínimo detalle que diga de más, puede descubrir el plan por completo. No puedo arriesgarme a que eso suceda.-Les iba muy bien, manejaban muchos negocios, todos exitosos. Por eso planearon tenerme, no fue accidental como en la mayoría de los casos. Sé que planeaban tener más hijos, querían una familia grande, pero las cosas se dieron por casualidad. Había una empleada en la casa, quién tenía un hijo que vivía en la casa con nosotros. Ella siempre fue un poco irresponsable y se sabía que tenía un novio de dudosa reputación. Un día desapareció como si nada y dejó a su hijo, es mi hermano mayor, Jason. Mis padres no iban a mandarlo al bienestar ni mucho menos, lo adoptaron. Tiempo más adelante, papá encontró a un niño y una niña mendigando por las calles. Al tener tanto espacio en casa, los trajo, pero la niña, que estaba bastante grande cuando llegó a la casa, huyó y regresó sólo un par de veces, el niño sí se quedó. Es Moritz. Por último, a quién encontraron fue a Danilo. Estaba casi en los huesos y vivía en nuestra propiedad sin nosotros saberlo. Estaba pequeño, desnutrido y comía de los cultivos de la casa, nunca supimos como un niño de Bogotá, apareció en una zona rural como esa. Así fue como adoptaron a mis hermanos, así creció mi familia.
-Tus padres eran realmente generosos, no cualquiera hace algo así.
-Sí, lo eran. Crecimos de forma normal, nos trataban igual a los cuatro y todo iba bien. Debo decirlo, vivíamos bastante bien, con muchas comodidades, pero cuando estaba entrando en la adolescencia, mis padres empezaron a recibir amenazas, no sabemos de quién.-Mentí, me escuchaba embelesado.-Todo fue muy rápido. Una mañana como otra, mi abuelo materno, quién vivía con nosotros, de un momento a otro desapareció. Nunca encontraron su cuerpo, pero sabíamos que había muerto, enviaron partes de su cuerpo a nuestra casa.
-Dios, Sebas.
-No mucho después y cuando huimos, unos hombres se llevaron a nuestros padres y una semana después, los encontraron muertos. Los torturaron y mi madre no conforme a esto, fue violada.
No dijo nada, se había quedado en blanco, pero sus ojos, se habían llenado de lágrimas. Se me entrecortó la voz, inhalé profundamente.
-No pudimos regresar a la casa, estas personas tomaron todo lo que nos pertenecía y nos vimos obligados a venir a Barranquilla. Desde ahí hasta ahora, intentando sobrevivir.
-Sebas, ustedes son víctimas de la violencia, no lo puedo creer.-(Se refería, o como dicen en Colombia al ser un país que siempre ha estado en guerra: ese es el término que se usa con las personas o familias, que fueron atacados por la guerrilla).
-Es una forma de decirlo.
-Ahora entiendo todo.-Me miró extraño y rodé los ojos. ¿Será que… descubrió todo? ¿lo sabe?-Por eso nunca querías hablar sobre tu familia, cambiabas siempre de forma abrupta de tema cuando lo mencionaba. Es que… es horrible, de sólo decir, perdón por hacerte hablar de eso. Me duele mucho lo que tuviste que pasar.
-Está bien, en algún momento te debía contar.-Me abrazó y hundió su rostro en mi pecho.
-Creo que ya entiendo más tu forma de ser.-Dijo separándose un poco. Acarició mi mano y me miró.-Por eso siempre estás a la defensiva, te cuesta hablar y expresarte en general, todo tiene sentido ahora.
-Supongo.
-Pero, ¿nunca hubo investigaciones? No lo sé, ¿nadie hizo algo?
-No. Nosotros claramente intentamos denunciar, pero eso quedó en nada y al ser todos unos niños, no pudimos hacer nada. Sólo huir e intentar no morirnos de hambre, literalmente.
-Bebé.-Me abrazó de nuevo.-Es horrible.
-Mmm, ya no pienses en eso, ¿está bien? Tampoco quiero seguir hablando del tema.
-Está bien.-Sonrió.-Amor…te quedarías conmigo hoy, ¿sí?
-Mañana debo ir a clases, no traje ropa ni nada.
-Mmm, sí, tienes razón.-Se puso de pie, parecía triste porque yo tuviera que irme, así que me puse de pie y lo abracé.
-Está bien, me quedo contigo.
-Pero, ¿cómo harás para vestirte? Te prestaría algo, pero sé que me acribillarías de sólo sugerirlo.
-Regresaré temprano a casa y voy a clases luego.
-Qué lindo eres.-Sonrió.
Esa noche que pasamos juntos, que era la segunda, fue muy distinta a la vez anterior. Nunca había tenido una noche como esta antes, fue muy distinto a todo lo que he vivido antes. En la ocasión anterior, ambos estábamos con tragos demás y fuimos más… intensos, no lo sé, pero esta vez fue diferente. Simplemente nos recostamos a dormir y por la hora, me quedé dormido casi de inmediato y más, al abrazar el cuerpo cálido del niño, me gustaba. Se sintió bien, tanto, que al despertar abruptamente a eso de las 5am (mi cerebro por alguna extraña razón me hace siempre despertarme antes de que suene la alarma), me lamenté porque el tiempo pasó muy rápido, quisiera haberme podido quedar un poco más. Me separé un poco y observé su rostro. El niño dormía profundamente, de lado, mirando hacia mí. Miré su rostro y con mis dedos, los deslicé por los pequeños lunares que tenía cerca de la nariz. Juan José abrió un poco los ojos y me miró. Acaricié su rostro y él sonrió, yo sonreí también y sentí un nudo formarse en mi garganta.
Era la primera vez, en más de una década, que me sentía feliz.