Cuando Troy despertó, lo hizo con un horrible dolor de cabeza y con un amargo sabor en su paladar que tenía sus labios curvados en disgusto.
Escuchar el ruido de voces rodeándole no mejoraba mucho su dolor de cabeza, al igual que la molesta luz sobre él.
Frunciendo el ceño ante lo molestamente brillante que esta era, el lobo omega giró hacia su costado izquierdo e intentó colocar algo sobre su cabeza para apagar dicha luz molesta.
Pero, aunque se escondiera de la luz con la ayuda de una almohada sobre su cabeza, la verdad es que no podía esconderse del mismo modo del ruido que invadía todo el lugar.
Soltando un suspiro rendido, Troy volvió a girar sobre su espalda y se quitó la almohada de su cabeza.
Abriendo los ojos, sus cejas inmediatamente se fruncieron con molestia cuando enfrent
