—Li sinti, ni sibi qui pidirti qui iyidiris a nistri vicini pidria mitirti en priblimis —se burló Troy imitando la molesta voz femenina.
Cerrando la puerta de su casa con un poco más de fuerza de la necesaria, el lobo omega dejó escapar un largo y frustrado suspiro irritado que no ayudó para nada en su mal humor.
El solo recordar a esos dos juntos, abrazados y con toda la apariencia de haber estado follando, lo tenía con un humor de perras.
Y si recibía un estímulo más, por pequeñito que fuera este, simplemente dejaría que su lobo saliese y fuera a morderle el culo a ambas personas irritantes, tal vez concentrándose un poco más en la molesta beta con su dulce actitud de mujer santa.
Agh, es que solo recordar su molesta voz con ese asqueroso tono culpable más sus palabras, su pésimo hum
