El reloj de pared marca las ocho de la noche del día 1 de diciembre, hace apenas 24 horas que tome la decisión más difícil de toda mi vida. Hace exactamente esa cantidad de horas que rechacé al hombre de mi vida, que nos negué la oportunidad de ser felices. Jamás creí que respondería que no a la pregunta más importante que me habían hecho en toda mi vida.
Parece una completa locura, pero no podía hipotecar su vida, su carrera, su felicidad y sus sueños, no cuando ni siquiera sé si estaré viva cuando llegue el momento de ponerle fecha a nuestra boda… No puedo ser egoísta, no puedo hacerlo vivir este calvario junto a mí.
Hoy soy la persona más infeliz del mundo por haberle dicho que "no" a Dylan, pero sé que si lo veo feliz esta tristeza habrá merecido la pena, eso si es que llego a verlo siendo feliz. Quizás esta enfermedad me consuma antes de tiempo y tal vez sea lo mejor, después de todo, saberlo ajeno también dolerá, aunque yo no lo quiera asumir.
24 horas pasaron desde que todo termino entre nosotros, a excepción de nuestra relación laboral… Esa aún sigue atada por un contrato, uno que tampoco sé si llegare a cumplir, quisiera decirle que no soy la persona adecuada para seguir representándolo en las negociaciones con la disquera, pero eso seria poner en evidencia que ni siquiera soy capaz de continuar con mi carrera y ahí si, todo mi teatro se vería arruinado.