–Si todo está bien ya, Señorita, me llevaré el cubo– dijo y se dirigió a la puerta. Al llegar a ella volvió la cabeza y dirigió a Daniela una mirada con la cual parecía querer decir que haría lo que le había pedido. Daniela se retrasó en el baño todo lo que pudo y sólo estaba a medio vestir cuando su madrastra entró en la habitación. –¿Aún no estás lista?– preguntó molesta–. Quiero que Marie me peine y ya debería haber terminado contigo. –Lo siento, Señora, pero no sabía que hubiese prisa. –Tenemos un compromiso– dijo Esmé. –¿Un compromiso?– preguntó Daniela–. ¿Dónde y con quién? –¡No hay tiempo de contestar preguntas! Te mandaré con Marie el vestido que has de ponerte. Se volvió hacia la doncella y le ordenó, –Cierra con llave la puerta y ven conmigo. Pasaron al saloncito y Danie