–Eso no tiene por qué repetirse– dijo el Marqués–. Además, es usted muy joven y descubrirá, una vez sea presentada en la Corte y asista a varios bailes, que entre los hombres que conozca hay muchos que son más ricos que usted, así que no pensarán en su dinero, sino en su belleza y, por supuesto en su corazón. Daniela no respondió y él sospechó que no la había convencido, así que se dirigió a la orilla del río, donde se encontraba el Caballo de Mar, y la joven lo siguió. Al hacerlo, Daniela descubrió bajó los árboles un carruaje tirado por seis caballos que, como dijera el Marqués, había llegado antes que ellos. –Todo ha salido como usted lo planeó– le comentó mientras recorrían la pasarela–. ¿Cómo puede ser tan inteligente? –Me complace que se hayan obedecido mis órdenes. Me habría sen