Capitulo 14

1587 Words
  Estaba frotándose el rostro y haciendo muecas, ya no creía sentir nada del cuerpo, le dolía todo, le dolía el cuerpo y el alma. Quería desaparecer por completo de la faz de la tierra y olvidar todo sus errores. Estaba parado frente la puerta de la oficina respirando con la mayor tranquilidad posible. Vio a su esposo hace unos segundos desde la ventana. Su plan había sido escabullirse y salir de ahí si, si tan sólo su esposo no hubiera llegado antes bloqueándole el paso.   --¿Fuiste tu verdad?--...--Héctor llegó hecho furia frente a Minying que no lo miró.--   --¿Yo que?--...--No alzó la cabeza. Parecía estar muy concentrado en dejar su mirada en el pecho ajeno.--   --Lo mataste... Mataste a Jaemin.--   --¿Que?--...--Se frota la nariz la cual está muy rojiza pero sus manos frías no ayudan en lo absoluto.--   --No te hagas el ofendido, sé que fuiste tú.--...--Su expresión era dura como una roca.--   --Per...   --Lo mataste ¿Cómo pudiste? Era un soldado.--...--Aún si Héctor haya querido destrozar a aquel soldado no podía hacerlo en esta base.--   --¿Por qué te preocupa tanto que haya muerto?--...--Pregunta el menor algo cansado.--   Héctor iba a responder pero su atención se centró en la chaqueta que estaba tirada en la esquina de la oficina del menor. Era parte de su uniforme   --¿Y eso?--...--Señaló el uniforme fulminando a su esposo con la mirada.--   --No lo sé.--   --Esta en tu oficina, debes saber.--...--Tenia intención de ir a buscar el uniforme y chequearlo pero la mano de Minying en su hombro lo dejó quieto.--...--Si lo mataste es mejor que comiences a confesar.--   Héctor estaba un poco más tranquilo después de haber descargado un poco la rabia con Chimmae hace sólo minutos porque si hubiera llegado aquí y Minying intentaba tocarlo lo más probable es que haya alejado su mano de un golpe. Giró su rostro pero sólo pudo ver el cabello azabache y desordenado de Minying, apenas veía la punta de su naricita. Joder, se había cambiado su chaqueta de uniforme y sólo llevaba un abrigo azul marino pero lo demás seguía siendo de su uniforme.   --Sé que no mentías.--...--Suelta de repente haciendo a Héctor pestañear.--...--Ya sé lo que ocurrió con Jaemin; que te descuidaste, te confiaste, te engañó y abusó de ti.--...--Suelta una risita casi inaudible pero que no tenía ni un ápice de gracia.--...--Y vale... tienes razón, fui un impulsivo, cruel y traidor.--   Héctor respiró hondo mirándolo desde su altura deseando que pudiera darle la cara al menos y hablarle.   --Soy un traidor que actuó sin pensar un poco más allá aún si algo como lo que ocurrió nunca se me fuera a pasar por la cabeza. Fui malo contigo, no lo merecías, no quise escucharte y cuando dijiste la verdad no te creí y-yo...--...--Suelta un suspiro.--...--No merezco tu perdón.--...--Sus ojos quedaron fijos en sus botas negras militares llenos todavía de nieve.--   Quedaron en un silencio absoluto donde Héctor no quería responder, o tal vez si lo hacía iba a descargar demasiadas palabras que quizá no debería... o tal vez si. Ya no sabe que hacer a estas alturas al lado de su esposo quien hasta el día de hoy sigue siendo la única persona que Héctor lleva en la mente y corazón sin atreverse a mirar a otro lugar. Agarró el brazo ajeno y lo arrastró hacia el escritorio para alzarlo sin mucho esfuerzo y sentarlo en el escritorio. Minying ahogó un quejido apretando los puños.   --¿Cómo fue que reaccionaste? porque a mi no me quisiste creer.--   --¿I-importa?--   --¡Por su puesto que importa! Yo aún sigo creyendo que mataste a Jaemin y vienes a decirme que me crees luego de que éste haya amanecido muerto en el patio. No me quieras ver la cara de imbécil. Ja, ni que decir porque ya me la viste, tu y Chimmae.--...--Héctor frotaba su rostro y no ayudaba el hecho de que Minying esté ahí sentado con la cabeza agachada sin mover nada más que sus dedos.--...--Eres... Joder, ya no sé ni que decir de ti, te desconozco totalmente. Creí conocer a la persona que durmió conmigo por cinco años, que me hizo pedir la mejor boda porque le gustaba todas esas mariconadas del casamiento y así ¿En qué momento te convertirte en lo peor que me ha pasado?--   *Dime algo, Di algo no te quedes callado.* pide Héctor en sus adentros completamente tomado por la molestia de ser ignorado por Minying aún si este parece haber recapacitado.   --Tú... pequeño infiel solo mereces mi desprecio.--...--Se sentó en la silla frente a Minying quién tenía los labios fruncidos.--   Minying asintió lento.   --Mereces que te odie.--   Y Minying asiente de nuevo derrotado.   --Y aún en este punto después de tantos años de casados me digo que, para sufrir esto, nunca debimos habernos juntado. ¡Levanta y dame la puta cara!--   Minying se colocó de pie con la mayor lentitud del mundo y se acercó a la silla del mayor y como pudo se sentó a tropezones encima de las piernas ajenas agarrando la chaqueta de Héctor con fuerza casi como si su vida dependiera de ello.   --Yo soy un mal esposo, un mal coronel, soy una mala persona y he cometido el error más... más gr-grande de mi vida pero ya no hay nada que hacer. El daño está hecho. Soy una basura.--...--Ríe con pesar entre la línea del cuello de Héctor.--...--Y no merezco tu perdón, tu atención, ni tu amor.--...--Por primera vez en este rato alzó la cabeza hasta que sus ojos miraron los ajenos y la sonrisa que tenía no podría tacharse por otra que no fuera "rota".--...--No te merezco.--   Los ojos de Héctor quedaron helados entre los ojos idos y sombríos de Minying, sin ningún brillo. Tuvo que agarrar fuertemente los brazares de la silla para contenerse y no apegarse a sus pequeñas manos. Los labios de Minying estaban llenos de grietas y pequeñas ronchas blanquecinas. Para completar todo su rostro era realmente un desastre pálido, casi amoratado.   Minying acuna entre sus manos frías el rostro del castaño.   --Lo siento por todo.--   Bajó su cabeza de nuevo hasta dejar su frente apegada al hombro de Héctor quien seguía mirando algún punto fijo de la oficina que anteriormente fue suya pero que ahora era de su esposo. Tenía encima de sus piernas al hombre que lo enamoró con tus estupideces y fuerza, la timidez disfrazada con valentía, un humano que podía engañarte con su carita bonita pero en realidad era alguien demasiado importante para las fuerzas Armadas. Pero ahora estaba a su nivel profesional.   Infiernos ¿Desde cuándo no estaban así de cerca? Oh si, desde el día en que se fue a ejercer de Marín hace un poco más de seis meses.   --Minying.--...--Lo llamó pero este no respondió.--...--No vas a lograr convencerme sentándote encima de mi ni nada de eso. Esto no se resuelve así.--...--Lo movió de nuevo pero no hubo ni un movimiento.--...--Minying...--...--Dijo más como amenaza pero no ayudó.--   Respiró hondo y se vio realmente tentado en colocar su mejilla encima de la cabeza del menor y aspirar su aroma porque no iba a negar en que resultaba adictivo, ¿Seguirá igual a cómo lo recordaba?   --Ya hacía falta que volvieras. Sin ti la comida aquí ha vuelto a ser terrible.--...--Ahh que Minying se volvió muy quisquilloso con la comida supervisando el comedor para que les entregaran un buen alimento.--...--Eres un idiota, es que, si tan sólo sintieras un poco de la impotencia que tengo justo ahora al imaginarte besando a Chimmae tu...--...--Su atención quedó plasmada en la chaqueta que había visto desde que llegó a la oficina. Estiró su brazo para agarrarla y quedando confuso debido a que está estaba manchada de sangre. Sus cejas se alzaron al instante.--...--¿Minying?--   Y de pronto la molestia que sentía se evapora.   --Minying.--...--Lo despega de su hombro. Su esposo no abría los ojos.--...--¡Minying!--...--Con la navaja que llevaba a todos lados procede a cortar el abrigo desde el cuello hasta el final y se topa con una camisa blanca. En su torso no había nada extraño.--...--¡Carajo!--   Pueda que sólo se haya desmayado pero dado al semblante que se obligó a ignorar está confundido respecto a lo que le ocurre a su esposo.   Pasó sus manos por la espalda ajena para levantarse y colocarlo encima del sillón. Lo hubiera logrado de no ser porque sus manos habían tocado algo que le hizo caer sentado de nuevo con sus ojos muy abiertos. Apego el cuerpo de su esposo al suyo y se dedicó a mirar la espalda de su esposo. La camisa estaba llena de rojo justo ahí.   Alzó la camisa y ahogó un grito al encontrarse con la cortada realmente profunda que empezaba desde su omoplato derecho y terminaba justo a la mitad de sus costillas izquierdas. Era grande con los bordes de su carne muy pero muy oscuros. Eso indicaba que quizá Minying había intentado hacer algo con ella.   Acercó sus dedos temblorosos a la cortada más horrible que había visto en años. Tocó apenas su carne abierta y rojiza sintiendo escalofríos por todas partes entrando en un pequeño estado de shook sin poder pronunciar nada. Su esposo era quien tenía esa monstruosa herida en su espalda, esa espalda que había adorado con locura y ahora una grieta ahuecada sangrante la decoraba.   --Tu...--...--Apartó la mirada porque no podía seguir viendo.--...--¿Qué fue lo que te ocurrió, ah?--...--Pregunta con la voz apagada.--   No recibió respuesta.
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