Mientras tanto en Noruega:
—Hola, ¿Qué desea, señor? —pregunta Olivia a un hombre lobo que ya había escogido lo que comería.
—Deseo la sopa de verduras de la casa y un filete de res a término medio, por favor.
Olivia anota todo en su libretita, mientras dice:
—¿Qué desea para beber?
—Una cerveza de cebada.
—Bien, ya viene en camino. ¿Algo más? —pregunta Olivia con una sonrisa mirando a su cliente que niega con la cabeza.
—No, eso es todo. Gracias.
Con la orden lista, Olivia va hacia la cocina donde se encontraba Albert cocinando, entregándole la nota con la nueva orden, el alfa la toma y sin mas se pone en marcha para preparar todo. Luego cuando ella ya le ha entregado ese nuevo pedido, sale al restaurant porque una familia había llegado, como la madre de Meridia era la mesera, coge tres menú a la carta colocándoselos en la mesa con una sonrisa.
—Bienvenidos a Olivia y Albert Restaurant, espero que les guste el menú. Nuestro plato principal del día de hoy es la sopa de verduras especial de nuestro chef, aquí tienen —comenta Olivia con una sonrisa colocando los menús en la mesa para que los nuevos clientes decidieran que deseaban comer.
Albert y Olivia decidieron instalarse en Noruega para siempre, porque fue en ese lugar donde habían encontrado tranquilidad y felicidad, ya que lo único que le traía América eran malos recuerdos. Actualmente ellos continuaban viviendo en la casa donde nacieron los gemelos y Aurelia; no obstante, durante diez años la elfa y el lobo alfa vivían solos como una pareja sin serlo realmente, porque Terry en aquella época había sido nombrado jefe de Noruega junto con Lorien, fue por esa razón que ellos se mudaron a una mansión más grande junto con parte de la manada de Axel, ya que, justo como Terry dijo en el pasado, él nunca deseó tener una manada propia, por lo tanto, el alfa acompañado por su otra mitad, cuidaban el remanente de Noruega mientras la lideraban en nombre de Axel.
Sin embargo, aunque Olivia y Albert vivían solos como una pareja desde hace más de una década, eso no significaba que fueran una, todo esto debido a que Albert hasta el día de hoy continuaba tratando a Olivia como una amiga. Nunca se habían besado, tocado ni cualquier otro indicio que fueran mas allá de una amistad y una sociedad con ese restaurante que tenían desde hace quince años, el cual decidieron inaugurar tres años después de los acontecimientos en América, cuando derrotaron al dios de la oscuridad Nom. El restaurante era pequeño y privado, pero muy reconocido en el pueblito donde continuaban viviendo; la comida era deliciosa, ya que Albert la preparaba y a Olivia se le ocurrían las recetas que el alfa hacía a la perfección, porque para sorpresa de la elfa, el padre de Axel era un excelente cocinero, mas de lo que ella imaginó.
Así pues, regresando al tiempo actual, las noches de los sábados eran las mas movidas en el restaurant, es por esa razón que esa noche no fue la excepción en donde los clientes entraban y salían, al punto que hasta había una enorme fila afuera esperando su turno para entrar. Pero luego a horas de la madrugada cuando finalmente cerraron, mientras Olivia limpiaba el lugar, ya que en el restaurante eran solo ellos dos, Albert contaba las ganancias en la caja registradora, hasta que él dijo:
—Tenemos que contratar personal, y además no estaría mal comprar el local de al lado para agrandar el restaurant. Ya no damos basto —comenta Albert cuando ya ha terminado de contar todas las ganancias de ese día.
Olivia se sienta en la mesa asintiendo con la cabeza, porque eso era justamente lo que ella estaba pensando.
—Es una buena idea. Podemos contratar a un mesero que sea hombre lobo, porque son más rápidos, y también ayudantes de cocina —propone Olivia porque ella pensaba que Albert se sentiría más cómodo con licántropos.
—¿Estas segura?, si eso ocurre serías la única elfa en el restaurante. Mejor contratemos a ayudantes betas y dos meseras elfas ¿Te parece bien? —pregunta Albert, a lo que Olivia responde:
—Si, me parece bien. Hagámoslo, Albert.
El alfa cuando escucha las palabras de Olivia suspira con cierto desagrado, porque durante todo el tiempo que él llevaba con ella en esa relación que tenían, Albert se pudo dar cuenta que la elfa era extremadamente condescendiente en todo. Nunca le refutaba nada, aceptaba todo sin replicar, en pocas palabras: Olivia tenía mentalidad de esclava, y eso a Albert no le agradaba demasiado, porque en el fondo su naturaleza alfa salía a flote resultándole demasiado fácil manipularla y dominarla, aunque él no lo deseara, pero no lo podía evitar, porque Olivia era la mujer mas moldeable que había conocido, a diferencia de Leticia, que ella al ser una alfa de sangre pura, siempre había sido dominante.
—Entonces ya esta hecho. Mañana no abriremos, y hagamos las entrevistas, ¿te parece bien? —pregunta Albert, solo por decirlo, porque él ya sabía la respuesta.
—Si, me parece excelente… por cierto, ¿irás a casa?... es que estamos en esa época del año, tu sabes —comenta Olivia con cierta vergüenza, porque era primavera, y ella sabía que durante ese tiempo Albert entraba en celo.
—No, no dormiré en casa. Pero te llevaré por supuesto, ya deja eso ahí, vámonos. Debes estar cansada —dice Albert levantándose de su asiento atrás en el mostrador, cerrando la caja registradora, mientras Olivia también se levantaba del lugar donde estaba sentada.
Olivia asiente con la cabeza, suspirando un poco porque en los dieciocho años que llevaba conviviendo con Albert, ella nunca había dejado de estar enamorada de él, mejor dicho, con cada año que transcurría le gustaba más, pero hasta ahora nunca se lo había confesado directamente a pesar que quizás medio mundo lo sabía, y posiblemente el propio Albert, porque según decían, ella no disimulaba su amor por él. No podía evitarlo, el alfa desde el punto de vista de la madre de Meridia era perfecto por su forma de ser tranquila, era caballeroso, guapo, fuerte, sobreprotector, y además le gustaba hacerse cargo de las cosas que ella no tenía el valor para hacer, por ejemplo: liderar.
Pero a pesar de todo, hasta el día de hoy Albert nunca había mostrado indicios de querer tener una relación romántica con ella, de hecho Olivia supo que Albert no había olvidado a su antigua amada porque en el pasado cuando se encontraba solo, continuaba llorándola en silencio, y la elfa al ver eso, suspiraba con desánimo porque era evidente que ella nunca ocuparía ese espacio, pero para ese momento en su vida, Olivia ya estaba comenzando a rendirse poco a poco con respecto al amor, alegando que ella era feliz al lado de ese alfa a pesar que él nunca la iba a amar. Ya con tenerlo cerca, y que la ayudara en todo, le bastaba y así de simple era su felicidad, porque si pedía amor, sería demasiado.
—Entiendo… —dice Olivia ante la anterior respuesta de Albert, con respecto a que no dormiría en casa — ¿Cuándo te conseguirás una novia?, sigues siendo guapo, además deberías enseriarte con las licántropas con las que intimas —comenta Olivia solo por decir, ya que en el fondo le iba a doler demasiado si Albert encontraba pareja, pero de todas formas siempre le preguntaba, solo por salirse de dudas.
—No tendré parejas —dice Albert seriamente mientras salen del restaurante, después de haberlo cerrado bien —¿Por qué siempre dices eso?, ya me conoces, Olivia.
La rubia carraspea su garganta fingiendo una pequeña sonrisa.
—Nunca está demás preguntar. Lo más seguro es que muchas de tu especie te consideran atractivo, ya todos te conocen por aquí y además tu vida íntima es activa… desde que me dijiste que ya habías superado a Leticia hace cinco años, pensé que era cuestión de tiempo para que volvieras al ruedo—comenta Olivia mientras caminaban rumbo al auto.
Albert ante esas palabras se mantiene en silencio por un instante hasta que decide responderle diciendo:
—No me interesa tener pareja, estoy bien así.
—¿No te aburres? —cuestiona Olivia mirando atentamente al alto alfa.
—No, como te dije, así estoy bien.
—Entiendo… —murmura la elfa mientras ambos caminaban sin prisa por esa tranquila zona a horas de la madrugada.
Sin dejar de prestarle atención, Olivia se da cuenta como Albert lo que hacía era ver el camino que transitaban; parecía pensativo, ya conocía esas expresiones en su rostro, es por eso que ella lo primero que pensó fue:
«No has superado a Leticia, por eso no quieres tener ningún tipo de relación porque aún la sigues amando…» piensa Olivia al instante que dice:
—Por cierto, había olvidado contarte, Albert. ¿Nathan Wallace no te ha dicho nada?
—¿Qué me tendría que decir? —pregunta Albert, ya que Nathan era su proveedor de carnes desde hace un año.
—Me invitó a salir —confiesa Olivia logrando que esas palabras hicieran que Albert detuviera el paso de inmediato volteándose para verla.
—No irás a ningún lado con él. Es un lobo alfa de la vieja escuela, seguramente debe tener un fetiche contigo —responde Albert sin titubeos mientras Olivia es quien en esta ocasión detiene su paso para mirarlo con el ceño fruncido.
—¿Dices que su invitación es porque tiene un fetiche conmigo?, ¿Por qué piensas de esa forma, Albert?… la última vez que alguien me invitó fue Larry, un elfo soltero de la manada de Axel, y también dijiste que no saliera con él, porque solo quería jugar conmigo.
—No estaba mintiendo, ese Larry tiene muchos hijos regados por ahí. Yo me encargué de investigarlo.
—¡¿Lo estuviste investigando?! —cuestiona Olivia porque eso si que la tomó por sorpresa —¿Por qué nunca me lo dijiste?
—No necesitabas saberlo. Esas citas que te llegan todas son de elfos o licántropos que no me dan buena espina. No saldrás con Nathan, seguramente solo quiere jugar contigo también, o llevarte a la cama, aprovechando que estamos en primavera.
En esta ocasión, aunque Olivia no debía sintió molestia porque Albert si podía salir con quien quisiera, pero ella no. Solo eran citas y nada más, ya que para su mala suerte ella estaba enamorada de Albert, pero eso no quitaba el hecho que, en el fondo de su ser, Olivia siempre tenía la mínima esperanza de ser correspondida en otro lugar, ya que era cuestión de tiempo para que el padre de Axel algún día superara a Leticia y encontrara otra mujer con la que iba a desear pasar el resto de su vida.
«Y esa mujer no seré yo, por supuesto…» pensaba Olivia cuando recordaba aquello, sin embargo, Albert siempre se negaba a que ella se relacionara con hombres de cualquier especie, alegando que ninguno deseaba algo serio con ella.
—Desde que Meridia te curó luces muy hermosa, y prácticamente dejaste de envejecer, es normal que se fijen en ti. Sin embargo, esos hombres que se acercan a ti, ningunos son buenos… no irás a ninguna parte, Olivia. Obedece —exige Albert, aprovechándose de la personalidad sumisa de la elfa.
—Entonces… quédate en casa esta noche, Albert.
—De ninguna manera, estoy en celo y tengo necesidades —responde de inmediato Albert, mientras Olivia fruncía el ceño.
—Eres un… —Olivia se detiene empuñando sus manos, pero luego suspira de forma derrotada para tratar de calmarse — ¿Por qué tengo que obedecerte?, siempre te obedezco, ya me cansé —dice la mujer revelándose, principalmente porque le molestaba que Albert tuviera intimidad con licántropas desde hace años, era evidente que la única razón del por qué nunca mostró interés en ella, es porque era una elfa, ya de eso no había dudas.
Albert mira a Olivia en silencio, pensando que era la primera vez en dieciocho años que ella se negaba a sus órdenes, fue tanta la sorpresa que él no pudo evitar sonreír un poco, pero eso no quitaba el hecho que no le agradara que ella saliera con ese alfa.
—¿Entonces deseas salir con ese tipo? ¿Todo esto es por esa cita? —cuestiona Albert observando como Olivia después de un instante, asintió con la cabeza.
—En pocas palabras, me dices que yo soy un fetiche andante para los de tu especie, ¿Entonces mi hija también es un fetiche para tu hijo?, ellos también entrarían en esa categoría.
—Axel y Meridia son distintos, ellos estaban destinados, pero tu no estas destinada a ese idiota.
—¿Desde cuando él se convirtió en un idiota? ¿Solo porque me invitó a comer es un idiota y un fetichista?, ¡Eres un egoísta Albert! ¡Solo piensas en ti y nada más! Siempre ha sido así… ¿sabes qué? No me lleves a casa, tomaré un taxi. Tu puedes irte a tus burdeles y hacer lo que desees. Solo somos amigos y socios, no tienes porque entrometerte en mis relaciones privadas y asumir que todos son malos solo porque te nace —exclama Olivia sacando parte de lo que tenía por dentro.
Luego de decir esas palabras, ella camina a un paso apresurado para alejarse de él, porque sentía que estaba a punto de llorar, pero Albert con dos largos pasos la alcanza sujetándola de la mano para impedirle que se vaya.
—Espera, yo te pediré el taxi.
Cuando Olivia escucha eso, frunce sus labios y prefiere no decir nada más, porque no valía la pena discutir con un alfa, ellos nunca deseaban perder y Albert no era la excepción. Al final ella dejó que Albert le pidiera un taxi, y cuando ella se montó ni siquiera se despidió de él porque se sentía molesta y al mismo tiempo culpable por toda esa situación, ya que era evidente como el padre de Axel deseaba tenerla cautiva mientras él hacia lo que deseaba, y de solo pensarlo, llenaba de indignación a la elfa que ahora solo por mera terquedad, deseaba ir con mayor deseo a esa cita con su proveedor sin importarle la opinión de ese alfa egoísta y reprimido como lo era Albert.
Por otra parte, cuando Olivia se montó en el taxi, Albert fue hacia su auto, se montó y condujo hasta un apartamento que él usaba cuando estaba en celo, ya que, en secreto de Olivia, él había creado un lazo con ella hace cinco años atrás, cuando hizo las pases con su pasado, dejando ir a Leticia para siempre, porque si continuaba en ese mundo, él deseaba seguir adelante. Sin embargo, hasta el día de hoy nunca se lo había confesado a la elfa porque le aterraba perderla y que algo terrible le sucediera a ella, ya que él todavía conservaba el trauma de su pasado en donde nunca pudo ser feliz con su destinada, y ahora que la vida le estaba dando una segunda oportunidad, prefería guardarla, antes que perderla.
«Si pierdo a Olivia también, me volvería loco. Lo mejor que puedo hacer es cuidarla por el resto de mi vida, ella nunca se irá a ninguna parte» pensaba Albert, sabiendo que sus pensamientos eran egoístas y posesivos, pero no le importaba.
A él le aterraba decirle la verdad, porque cada vez que en el pasado se sintió feliz y realizado, o hacía planes, algo malo sucedía. Esto trajo como consecuencia que el alfa dejara de mostrar sus alegrías o hiciera cualquier tipo de proyectos con su ser amado, porque él asumía que podría ocurrir una desgracia.
—Supongo que no podré seguir así durante mucho tiempo… Olivia no lo soportará demasiado. Ella tiene derecho a rehacer su vida, pero… no puede porque me pertenece, aunque todavía no lo sepa —murmura Albert mientras conduce rumbo al apartamento.
En el fondo, él todavía no entendía cuales eran los motivos de los dioses por haberlo dejado con vida, ya que él a pesar que había superado a Leticia, las heridas de su pasado continuaban intactas, y solo se abrieron mas cuando creó un lazo con Olivia, ¿entonces, cual era su propósito?, ¿arrastrar a Olivia a su infortunio? ¿o dejar sus temores y arriesgarse?, no lo sabía con certeza. Sin embargo, muy pronto él descubriría el motivo porque los dioses no lo dejaron morir aquel día…