CAPÍTULO 41

1313 Words
ISRAEL Después de esos golpes en la cabeza, cuando volví a abrir los ojos lo hice poco a poco, mi cabeza dolía demasiado y eso me molestaba aún más, a medida que iba abriendo los ojos note que ya no estoy en mi casa. Me encuentro atado de pies y manos a una silla de madera, no entendía qué estaba pasando, pero antes de terminar de abrir los ojos alguien lanzó una cubeta de agua helada sobre mí. —Hola, creí que no despertaría —comentó la señora que ya huele a muerta y esa no es otra que Marisol, la tía de Sophie. Yo no dije ni una palabra, me quedé mirándola con una sonrisa en el rostro, lo cual la irritó, creo que la pobre ilusa creía que yo rogaría por mi vida, lo cual no pasara jamás. —¿Qué no piensas hablar? —preguntó desesperada y yo únicamente pude observarla. —¿Dónde está Sophie? —preguntó y pues si tengo curiosidad de saber que planea con mi hermosa niña. —¿Cómo planeas quedarte con su fortuna? —pregunte con mucho interés —Fácil, nuestro hijo será el heredero de su madre —responde el tal Leo, esposo de Marisol, quien sale detrás de mí, no había notado su presencia aquí. —Así que supongo, que la quieres violarla, para embarazarla, y cuando nazca el bebé matarla, ¿no? —pregunte y el río con hipocresía —Jajajá, si así es, pero antes debemos. Saber donde está —Leo me apunta a la cabeza con un arma y yo lo miro fijamente a los ojos. —¿Qué esperas para disparar?, Matarme ahora o te aseguro que te vas a arrepentir —aconseje sin dejar de mirarlo a los ojos. —No, antes debes decirme ¿dónde está ella? —vuelve a insistir el idiota sin cerebro ese. —¿Qué gano yo si te digo donde está? —pregunte, mirándolo con ganas de torturar, a él y a las mujeres detrás de él, pues mi vecina hizo acto de presencia. —Te daré los que tanto buscar antes de morir —Intervine Marisol con una gran sonrisa, que demonios sabe ella de lo que yo busco. —¿Y qué se supone qué busco? —pregunte mirando a la mujer con curiosidad —¿De verdad no tienes idea de quién soy? —preguntó Marisol y yo no entendía nada, no recuerdo a esa mujer. —No, habla de una buena vez — hablé molesto —Te voy a contar una historia, hace quince años mi hermano tenía un consultorio psicológico, y trabajaba para la corte, yo era su asistente y quien redactaba los informes médicos. >Un día llego el caso de dos niños, aparentemente maltratados, era nuestro deber determinar si eso era verdad o no, así que yo hice la revisión física y el la psicológica, ambos determinamos que si fueron maltratados por mucho tiempo. >Los niños tenían cinco años la niña y 10 años el niño, mi hermano le prometió al niño que se haría justicia, pero yo recibí una propuesta mejor, un hombre muy guapo y poderoso, un detective, me ofreció michos millones por cambiar el informe y decir que los niños estaban bien Cuidados. >Pero tenía un problema, el imbécil de mi hermano se negó a aceptar eso, decía que jamás permitirá que los niños siguieran sufriendo, puesto que el tenía una hija. >debido a su negativa no tuve más que causar un accidente donde murieran el y su familia y así yo podía declarar que los niños estaban bien cuidados y recibiría el dinero, pero para mi mala suerte mi sobrina sobrevivió y ese hombre desapareció antes de yo recibir el pago. >ahora me recuerdas pequeño Israel, yo hice todo para que tu padre saliera libre, yo mate a mi hermano por dinero y ahora mataré a Sophie y a ti por dinero —Termino de hablar esa escoria y ahora lo recuerdo. Mientras el médico hablaba conmigo, ella cuidaba de Isabel, le daba dulces y al final de la revisión ella dijo que todo estaría bien, mintió y ahora pagará por eso. Mi respiración comenzó a acelerarse y yo buscaba la forma de soltar las cuerdas, cuando la mujer uso una de esas pistolas eléctricas, conmigo, no grite, apreté mos dientes, pues veía todo rojos y lo único que quería era romperle el cuello. —Veo que eres fuerte, veamos que pasará en unas horas cuando llegue un experto en torturar, vendrá solamente para hacerte hablar —Escupe la mujer y yo la sigo con la mirada, ella es mi objetivo y será a quince persiga y disfrute matar. —Hermana vigilado, estaremos en el auto —el tal Leo le hablo a mi supuesta vecina y salió junto a la tal Marisol. La vecina me seguía mirando con descaro, se nota que le gusta lo que ve, estoy sin camisa con el short de mi pijama y mojado, seme marca todo mi equipo y ella se ve muy caliente, así que será ella la que me ayude a escapar. —¿En verdad te llamas Sofía? — pregunté tratando de soltarme lo más amable del mundo, pues la convenceré de que la haré gozar antes de morir —No de hecho me llaman Day guapo —responde muy coqueta —Bueno, Day como supones moriré y quizás tú puedas darme placer como último deseo, te gusta lo que vez, ¿no? —pregunte y ella pasó su lengua por sus labios, sé que tiene muchas ganas y esa será su perdición. —¿Puedo? —pregunta señalando mi gran amigo y yo asiento. Mi hermosa y pequeña Sophie espero que me perdones, por dejar que esta bajada toque lo que te pertenece, pero no voy a morir aquí, no sin antes hacerlo pagar en especial a Marisol. La zorra libera a mi amigo de su prisión y comienza a acariciarlo, yo cierro los ojos, no porque lo esté disfrutando, si no para imaginarme que es mi garrapatita que está haciéndome eso. Al imaginarme el cuerpo desnudo de mi garrapatita mi amigo por supuesto reacciono y la mujer estaba encantada con el tamaño, lo llevó a su boca y aunque no le cabía en la boca hizo un gran esfuerzo, yo seguía imaginando que era mi hermosa garrapatita hasta que derrame todos mis jugos en su boca. —Delicioso, me encanta —La vecina resbalosa se tragó mi semilla —Si me suelta te haré gozar de otra manera —comente y ella lo dudó. —No voy a escapar, tu hermano y su esposa están afuera, ¿a dónde iría? —pregunte con una sonrisa maligna en mi rostro —Tienes razón, no tienes a donde ir, así que disfrutemos tu última noche vivo —la muy tonta suelta mis pies y mis manos si saber que no quiero ir a ningún lado, en este lugar será un infierno muy pronto. Tan pronto me soltó, se me subió encima, yo la tome y la lleve al suelo, fingí besar su cuello, pero en cuanto localice su vena yugular, en cuanto la encontré, tape su boca con mis manos y la mordí justo en ese punto. Tenía tanta rabia y gamas de matar a alguien que con mis dientes le perfore la yugular y arranque un pedazo de piel, alce la vista y vi sus ojos apagarse, sonreí, porque ahora le toca a las personas afuera. Me puse de pie con la boca y el pecho lleno de sangre, no me importaba lo que pasara, quería justicia por la muerte de mi hermana y la obtendría, me acomode mis pantalones y antes de que pudiera caminar afuera, la puerta se abrió el tal Leo me apunto con un arma y yo no retrocedí, camine hacia adelante y entonces escuché un disparo.
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