SOPHIE MULLER

1243 Words
SOPHIE MULLER Mis padres murieron cuando yo tenía ocho años, sufrí demasiado porque me enviaron a vivir con mi tía y su esposo, al principio ellos me ignoraban por lo que siempre estaba con una empleada de servicio que ellos tenían Ella me enseñó a valerme por mí misma, aprendí a cocinar, limpiar, lavar la ropa y todo lo necesario para ser independiente, pero a medida que iba creciendo podía ver como el marido de mi tía, Leo, me observaba, lo cual no hacía cuando recién llegué. Con el pasar de los días, se ofrecía a llevarme al colegio y esas cosas, cuando cumplo quince años, siempre buscaba la forma de tocar mis pechos o mi trasero por accidente, según él. Pero yo sabía que no era así, lo hacía adrede y yo vivía con miedo de que un día no fueran solo esos toques accidentales según él. Mi tía siempre me golpeaba por su culpa, decía que yo lo seducía y no era cierto, yo siempre quise estar lejos de él, pero él siempre encontraba la forma de estar cerca de mí, yo lo único que sentía por ese hombre era asco. Pero lo único que le agradecía a mi tía es que siempre estaba en casa y no me dejaba sola con ese animal, sin importar cuantas veces ella me golpeaba o me decía palabras hirientes, prefería que estuviera en casa a que me dejara sola con ese hombre y le diera la oportunidad de abusar de mí. Pero desde hace una semana todo comenzó a cambiar, los escuchaba discutir, pero nos sabía de qué no era claro lo que pasaba, pero ella comenzó a salir de casa y él comenzó a intentar a abusar de mí. La primera vez lo logré golpear y me encerré en mi habitación, atravesé todos los muebles en la puerta para que el no entrar, no comí nada en todo el día y en la noche escuché como él y mi tía se gritaba abajo, pero igual no quería bajar. Al otro día, cuando volví del colegio me di cuenta de que quitaron la puerta de mi habitación, sentí pavor al pensar que mi tía lo está apoyando para que abusar de mí, así que esa noche metí las cobijas al baño y dormí en él con la puerta bien cerrada. Lo escuche maldecir y quiso abrir la puerta, pero yo había llevado algunos muebles al baño y la trabe muy bien, así pase toda una semana, durmiendo en lugares extraños para que Leo no me tocara. Pero el día lunes me quedé sola en casa y tranquila, porque se supone que él estaba de viaje, pero no fue así, llegó de sorpresa y quiso obligarme, pero pude escapar, camine por horas y me adentre en un barrio donde me encontré con un tipo igual de asqueroso que Leo, pero sentía que no podía escapar esta vez. Sentía el olor de aquel repugnante hombre en mi piel, sus manos estaban firmes y yo estaba temblando de terror, pensé que ese sería mi fin. Afortunadamente, apareció un hombre alto, guapo, muy fuerte y de un solo golpe le rompió la nariz a ese asqueroso hombre, lo observé inmovilizar al tipo sin esfuerzo alguno, y pude detallaron, alto, un cuerpo creado por los mismísimos Dioses, mirada profunda y muy sexy, un hombre de piel blanca y un carácter fuerte. Le pedí que me dejara quedarme con él, pero se negó, envío a los oficiales que llamo a tomar mi declaración y llevarme a casa o a donde quisiera, él es un detective, por ello no quise seguir insistiendo. Pues mi tía tiene mucho poder y las veces que le comente a algún policía o detective lo que pasa en casa de mi tía, pues terminaba golpeada y castigada, ellos han comprado a muchos policías, por lo que después de dar mi declaración pedí que me llevaran a un parque que me gusta mucho. Lo cual fue mala idea, Leo me encontró ahí y aunque intente correr me lanzó y me llevo de los cabellos a la casa de mi tía. Donde no perdió el tiempo y comenzó a romper mi ropa, yo gritaba por ayuda, pero nadie venía, así que no tuve otra opción que buscar como defenderme, lo golpee un par de veces, pero él me golpeó más fuerte, así que busque a mí al rededor y tome una escultura pequeña y lo golpee un par de veces con ella y lo deje inconsciente. No sabía si lo había matado, pero tenía mucho miedo y me escondí a llorar en un rincón de la casa, hasta que volví a ver, al mismo hombre que me salvo en la mañana, vino a ayudarme otra vez. Él me preguntó que paso y le conté todo, me dio su chaqueta y me cubrí con ella, su chaqueta tenía su olor y me sentía segura, por alguna razón ese desconocido me hace sentir muy bien. Luego de contar lo que paso me fui con él a la estación, pero sentía pavor de lo que pasaría cuando mi tía regrese, él me llevó con un médico forense que corrobora mi historia y terminó de tomar mi declaración. Pero antes de darme cuenta ya estaba siendo golpeada por mi tía, él rápidamente la separó de mí, pero ella comenzó a gritar y me quería llevar con ella, pero él le dijo algo en él odia y mi tía salió temblando del lugar. Luego él me preguntó cuanto faltaba para mi mayoría de edad y en cuanto le respondí él me indicó que me conseguiría al mejor tutor que pudiera tener y que al cumplir mis 18 años debía desaparecer. No sé por qué, pero el pensar en no verlo me hizo sentir muy mal, él salió y realizo una llamada, lo escuche discutir y dar órdenes por un raro, hasta que después de un par de horas volvió con un señor mayor muy parecido a él. Me lo presento como mi nuevo tutor, viviré con él hasta mi mayoría de edad y luego tendré que irme, el señor Ilias me llevó con él, pero antes de irme le dije que él es mi héroe, porque eso es lo que es mi héroe. Los oficiales nos llevaron a la casa donde hasta ahora viví a recoger mis cosas, afortunadamente esa mujer no estaba ahí y no tuvimos problemas en irnos después de recoger mis cosas, cuando llegamos a una casa humilde, pero hermosa me sentí tranquila. —Vas a dormir en la habitación que era de Israel, pues no tengo mucho espacio aquí —comenta el señor Ilias —¿Y Él? — pregunté —El vive a diez minutos de aquí, a la hora de la cena se la llevaré, pues siempre olvida cenar —responde el señor Ilias —¿Me dejaría, prepararle la cena?, es que quiero darle las gracias por ayudarme y a usted también —pedí apenada, pues ya les he dado muchas molestias —Por supuesto, pero creo que no te caería mal una ducha primero —cometa Ilias —Si tiene razón —respondí —Te llevo a tu habitación —El señor Ilias me guía a la habitación que antes perteneció a Israel y me deja sola. Estando sola pude ver algunas fotos de Israel de niño y de adolescente, aunque en las fotos no sonríe, estoy segura de que debe tener una sonrisa hermosa.
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