ISRAEL
Conduje hasta mi casa, detuve el auto en frete, ya era media noche y me quedé afuera fumando un cigarrillo, la verdad me fue mal, pero que más da, entre tranquilo porque supuse que la pequeña conejita estaría en la habitación durmiendo, pero me sorprendió encontrarla dormida sobre la mesa de la cocina
Suspiro y me acerqué en silencio, había dos platos sobre la mesa, uno ya estaba completamente vacío, supongo que se cansó de esperarme y ceno sola, pues debe acostumbrarse, la noche es la que uso para sacar mi rabia y si tengo suerte para matar a esos bastardos.
La tomo en mis brazos con cuidado, la verdad no pesa nada, camine sin hacer mucho ruido y ella se acurrucó en mis brazos, pude sentir su olor y me encanto.
—Debería arrogarte al los cocodrilos, aunque también conozco un lu
