ISRAEL
—Déjame, te lo suplico, yo no hice nada —grita el mal nacido de Hernán Fuentes mientras sangra por las heridas de balas en sus piernas.
Heridas que yo mismo provoque y no porque tenga dudas de que es un malnacido violador, pedófilo, sino porque él y su familia compraron al juez y lo declararon inocente, dejándolo libre de la justicia, pero no de mí.
—No te pregunte si hiciste algo o no, yo estoy aquí para hacerle justicia a esas niñas y mujeres de las que abusaste, yo no tengo duda de lo que eres y hoy voy a librar a este mundo de tu asquerosa presencia —le informe muy cerca de su asquerosa cara
—Mi familia tiene mucho dinero y poder no puedes hacerme nada, además eres un detective, debes obedecer lo que el juez diga —trata de persuadir el imbécil como si eso fuera posible
—Calla, no me importa si soy detective o no, desde muy niño aprendí que la justicia por mi propia mano, es mejor que la justicia de este cochino país —hable mientras tomaba un tubo metálico que tenía calentándose en el fuego de aquella cabaña, la cual está muy retirada, tanto que aunque gritara toda la noche nadie escucharía
Tome el tubo caliente y, ya que tenía al asqueroso de Hernán atado de manos y pies suspendido en el aire y completamente desnudo, me acerque a su trasero y por ahí introduje el tubo mientras él gritaba por el dolor.
—Tranquilo será divertido, eso fue lo que le dijiste a todas esas niñas y a esas mujeres —hable mientras introducía más el tubo y la sangre no dejaba de salir de su trasero y sus gritos eran desgarradores
Me encanta escucharlo, gritar, me gusta ver como la sangre cae al suelo, en especial ver como la luz en sus ojos comienza a desaparecer y quedan completamente a oscuras. Deje el tubo dentro de él y fui por unas tijeras muy grandes y unas mascotas que tengo las cuales están hambrientas, deje la jaula de mis mascotas de lado y solté sus pies para que quedara colgado de manos.
—Esto ya no lo necesitarás —comente señalando su diminuto m*****o y lo corte de un solo corte con mis tijeras bien afiladas
—aaaaaaaaa —sus gritos se volvieron más fuertes y la sangre se volvió más abundante, sonreí al ver la escena tan maravillosa frente a mí y solté sus cadenas para que cayera al suelo
El tubo se enterró más en él y grito aún más, el imbécil estaba demasiado debí como para moverse, así que deje salir a mis amigas.
Son 10 hermosas ratas hambrientas, eran más, pero se comieron entre ellas al no tener comida y estar siempre encerradas en este lugar, después de soltarlas salí cerrando la puerta tras de mí y me senté afuera a fumar.
Cada que me deshago de una basura como la que mis amigas se están comiendo dentro de esa cabaña, recuerdo la primera vez que le quite la vida a alguien.
La primera fue mi madre y luego mi padre, esos dos no se merecían esos títulos, pero la leí nunca estuvo de mi lado o de la de mi hermana.
Tanto mi padre como mi madre abusaron de mí y de mi hermana desde muy pequeños, siempre teníamos golpes en todo el cuerpo y por alguna razón siempre visitábamos un hospital, pero nadie nunca dijo nada ni hizo nada.
Bueno, si hubo alguien, mi tío Ilias, él se dio cuenta de lo que estaba pasando y los denunció, pero el juez se vendió, el muy desgraciado los declaró inocentes y al volver a casa se desató el infierno que me convertiría en asesino y acabaría con la vida de mi pequeña hermana Isabel.
Yo tenía diez años y mi hermana cinco, hasta ese momento ese hombre al que nos obligaron llamar padre, nada más había golpeado a Isabel, jamás la había tocado de otra manera, pero esa noche dio un paso más a sus abusos y la violo a su propia hija.
Yo intenté detenerlo, pero no valió de nada, la mujer que debió protegernos, me sostuvo para que viera como lo hacía y luego me amarro para que él abusara de mí también.
Esa noche fue la peor de mi vida, porque cuando esa porquería terminó de abusar de mí y me dejó sangrando por mi parte trasera todos nos dimos cuenta de que Isabel no había emitido ningún ruido.
Ese hombre se acercó a Isabel y dijo que ya no respiraba, escuchar eso me dolió más que lo que ese hombre y esa mujer acababan de hacer, pero a ellos no les dolió para nada.
Simplemente, tomaron el cuerpo de Isabel, lo envolvieron en una manta y salieron de la casa, yo sentía que estaba muerto en vida y ya nada importaba.
Así que como pude me arrastre hasta mi habitación, me cambié de ropa, lloré por un momento la muerte de mi hermana y decidí que si las leyes no me ayudaban, yo le pondría fin a ese calvario.
Porque con Isabel muerta, yo seguiría sufriendo los maltratos de esos dos hasta que muera al igual que mi hermanita.
Baje los interruptores de la electricidad y tome un par de cuchillos, tome aceite de la cocina y lo vacíe en el piso de la sala, me quede escondido en la oscuridad de aquella casa esperando.
Esperando para hacerlos pagar por todo el sufrimiento que me ha causado a mí y a mi hermanita, escuche el auto llegar, pero no me moví, me quede en la oscuridad de esa fría cárcel, de ese infierno, porque ese lugar era todo menos un hogar.
Cuando ellos entraron intentaron encender la luces, pero por obvias razones no se encendieron, ellos maldijeron y siguieron avanzando, primero debía derivar al más fuerte, así que al ver al señor al que en ese entonces llamaba padre caminar primero, espere hasta que resbaló.
Cuando estuvo en el suelo enterré uno de los cuchillos en su mano y otro en su pierna, el grito y la señora detrás de él corrió a ver que le pasaba.
Esa mujer no vio venir el cuchillo que enterré en su estómago y el otro en su pierna, causando que cayera junto a su esposo quien trataba de levantarse, por lo que clave otro cuchillo en su columna.
Al ver que no se podían mover muy rápido salí de la casa y reconecte la electricidad, no es difícil si vez algunos videos en Internet y eso ya lo había hecho hace días, pero era un plan para escapar con Isabel, algo que no pudo ser.
Cuando volví a la casa vi la maravillosa escena, esos dos animales bañados de sangre, les luce el rojo, debo reconocerlo. Sonreí al verlo ahí con temor en sus ojos, el mismo temor que mi hermana y yo sentimos cada que los escuchábamos llegar.
A esa mujer simplemente me acerco y le corté el cuello, de igual manera no resistiría mucho tiempo más, ya que estaba sangrando más que el hombre, con la mujer muerta vi al hombre que me miraba con temor y sonreí.
—¿Qué parte de ella te quieres comer? —pregunté con una sonrisa y el hombre abrió mucho los ojos
—Puesto que no quieres hablar, yo escogeré y serán sus asquerosas manos —hable nuevamente y es que vi algunos programas de asesinos en serie y tuve muchas buenas ideas, para deshacerme de mis progenitores, lástima que no pude hacerlo antes de la muerte de Isabel.