—En seguida voy —respondió Mary, tomando la compostura que la caracterizaba. La secretaria, con su ya típica expresión de molestia se dio la vuelta para retirarse sin decir ninguna palabra, lo cual solo desconcertó a Mary mucho más, pero intentó no prestarle atención, suficiente tenía con sus propios dilemas como para preocuparse por lo que esa mujer Con la misma, la joven se despidió de Angela, quien levantó los pulgares para desearle toda la suerte del mundo y con sonrisas genuinas se dijeron adiós. Así Mary se dirigió hacia la sala de conferencias, pero esa incómoda tensión de lo que había pasado con el señor Duncan la tenía mal. A cada paso que daba, el ambiente se volvía mucho más pesado, como si algo en el aire estuviese cargado de energía negativa... de malas vibras. No sabía si