Solo faltaba una semana para la boda, solo eso. La fecha había llegado muy rápido y emocionalmente yo no me encontraba del todo bien. —¡Malditos vestidos! No me gustan ningunos.—me expresé enojada, cansada de probarme uno y otro con el mismo resultado. —Charlotte, debes de calmarte, estas muy estresada. Si quieres vayamos a otro lugar, pero no te pongas así. ¿Qué es lo que pasa? ¿No te gusta este? Señorita, tráigame el siguiente. —El problema no es el vestido, soy yo, mamá. No me quedan bien.—No me sentía cómoda con ninguno. —Todos y cada uno de los que te has puesto te han quedado genial, eso es cosa tuya, solo mira lo bello que está este. —No me gusta como me queda en la espalda, creo que es muy largo y me molesta un poco en los brazos. Ayúdame con la cremallera, quiero quitarlo