SHEILA —Los jaguares se marcharon, vamos a revisar si está muerto. —Amada Sheila, ¿qué hacemos si no lo está? —Pues es obvio, lo remataremos, yo tengo que ser la alfa, sin importar que sea hembra. Los tres lobos observadores se acercaron examinando los c*******s. El escolta sin vida se hallaba algo devorado. Algunos jaguares estaban tendidos inertes que parecían tapetes de cazadores. Al verificar a Alberto, notaron que no respiraba y que en sus ojos no se reflejaba el brillo de la existencia. —Sheila, eres la única heredera, lo lograste, pero a un alto precio. —El lobo agachó la mirada para que ella no se diera cuenta de que las lágrimas se le escapaban de las bóvedas de sus ojos. —Alex, eso parece, aunque como mi padre siempre dice, «nunca se debe ser sobrado» —alisto los dientes pa