SUPERZONA —¿Ya casi llegamos, caballero de la triste figura? —Ya falta poco, mi capitán, por el momento debemos ser sigilosos como un gato en la cocina. —Este superhéroe es de los pocos que están casi en los puros huesos—, Mariana se asombraba de cómo ese señor se esforzaba para hablar con un tono grave y caminaba por ese angosto camino de barro resbaloso, y que sacaba pecho sin tener pectorales que exhibir. —Señorita, es que nosotros los superhéroes duramos días sin comer y sin dormir. Es un esfuerzo para combatir el mal. —Pues tiene razón, nunca muestran a alguno de ellos almorzando o en el baño, eso debe de ser otro superpoder, el de tener un cuerpo glorioso—. Mariana contemplaba las ramas que se atravesaban en el camino. Levantó la mirada y observó que el cielo era tapado por dife