CAPÍTULO IV El Conde bostezó, como si estuviera cansado. Lo cual no era sorprendente, tomando en consideración que acababa de disfrutar de tres horas de ardiente pasión con Lady Hermione. Estaba pensando que era hora de vestirse para volver a casa. Como regla, al Conde le disgustaba hacer el amor a una mujer en la casa del esposo de ella. Sin embargo, como Lord Buckworth casi nunca estaba en Londres había roto esta regla. La casa de Lady Hermione estaba ubicada a la vuelta de la avenida del Parque, lo cual resultaba muy cómodo para el Conde. Bostezó de nuevo y una voz suave y arrulladora murmuró a su lado: —Mi querido, mi maravilloso David, tengo que decirte que Lionel está peor cada vez. Los doctores dicen que sólo es cuestión de días, antes que muera. El Conde se puso rígido. —S