El inicio de temporada social, se consideró todo un éxito. Las noticias en las r************* , seguían hablando sobre las futuras parejas que se formarán al final de temporada.
La pregunta que tenían a todos, tensos, era ¿Quién será el Omega afortunado? Ser el compañero del futuro rey, era un privilegio para cualquier Omega. Mientras tanto, para Aixhad, su matrimonio era un mero acuerdo productivo destinado a dos cosas, la primera: un heredero y la segunda, una imagen que represente unión y seguridad al reino.
No era su obligación contraer nupcias en dicha temporada, pero la aceptación del público demostró que no habría una mejor temporada social, para escoger al Omega para ser su acompañante de vida.
Ciertamente, ninguno de los omegas en cuestión, pudo tentar a sus instintos alfas, pero siendo un hombre de mente abierta, era bien sabido que el amor y la atracción es algo que no se considera en un matrimonio entre nobles. Como mínimo, se espera un Omega lo suficientemente agradable en el ámbito parental, en todo caso, sus opciones se reducen a dos omegas; Noa Clrethf o Charlotte Freith.
Charlotte Freith, era una mujer Omega, de aspecto hermoso, pero no lo suficiente para competir con Noa Clrethf, sin mencionar que Noa, tenía un mejor apellido. Siendo Rayan un buen amigo, le parecía bastante agradable la idea de por lo menos poseer una buena relación con su futura familia conjugue. El recuerdo de Juno Clrethf, paso a su vanguardia. Suspiro, tratando de entender como un Omega tan desaliñado, podría ser hermano de alguien tan perfeccionista como Rayan y de un noble tan agradable, como Noa.
Ciertamente, el Omega era digno de ser un Clrethf, tenía un buen aspecto y unas feromonas atrayentes. Pero su carácter era algo contradictorio de su positivo físico. Dejo caer su pesado cuerpo en la silla de escritorio. No había podido descansar absolutamente nada desde la noche anterior. El tema de ser heredero, lo convirtió en un hombre mayormente ocupado.
Camino con despacio por los pasillos del palacio, algo extrañado de verlos poco transcurridos. Entro a su habitación, mientras despojo su ropa, entrando a la tina de baño. Incluso pudo dormir durante menos de quince minutos. Su celular explotó de tantas llamadas del secretario Glold. Con enojo contesto, solo para darse cuenta de que Glold, llevaba varios minutos esperando por él.
Había un bullicio en el pasillo que daba a su habitación. Salió solo para ver un inofensivo Omega, correr hacia él, lo sujeto con tanta fuerza que ambos terminaron en suelo de mármol.
—¡Aléjalo, Aléjalo! —Dicto el Omega, aferrado a su cuerpo. Su cuerpo tembloroso y sus ojos cerrados, mientras enterraba sus uñas en los brazos de Aixhad. Ciertamente, poseía un terror por el perro travieso que amablemente corrió detrás de él.
No podía creer que un Omega como él, tan arrogante y a veces molesto, podría temerle a un inofensivo, pequeño y peludo can: Corman, era el perro de la reina. Una risa nada suave o fingida se escuchó en el pasillo.
¿Esa voz? ¡Maldición! Su suerte era tan mala que de todos los hombres y sirvientes en el palacio, tuvo que encontrarse con Aixhad. Como si no fuera suficiente que su cuerpo le tuviera pavor un pequeño perro, ahora también tenía que soportar la burla de este despreciable hombre.
Lo miró con enojo. —¡Eres despreciable!— Soltó su ropa levantándose rápidamente de su regazo. El perro seguía mirándolo con extrañeza mientras se acercaba a él lentamente, olfateándolo. —¡Oye! Aléjalo de mí, odio a los perros.
—¿Cómo puedes temerle a un perro?—Expreso entre burlas. Cuando dejo de sonreír, las pesadas feromonas de Juno lo hicieron estremecerse. Este Omega era muy molesto, teniendo en cuenta que su olor lo atraía lo suficiente como desear seguir respirando su olor.
—¡No te enojes, solo era una broma! Tienes razón, solo mira esos feroces dientes, podrían arrancarle un pedazo de piel a cualquiera.— Sus palabras fueron tan sarcásticamente que Juno se vio ligeramente molesto.
Aixhad, sostuvo al pequeño can en sus manos y jugo a lanzarlo hacia Juno. —¡deja de molestar!—Expresa Juno con terror. Ni siquiera estaba enterado de su miedo hacia los perros, esto era algo que nunca antes le había pasado.
—Está bien— Aixhad soltó al perro, dejándolo sentado. Observó a Juno, con determinación. Había un pequeño golpe en sus mejillas pálidas. Debió haberlo pensado mejor, pero se acercó y acarició suavemente el golpe mientras pregunto ¿Qué le había pasado en el rostro?
Una parte de él sabía que su comportamiento era vergonzoso y mal visto, pero el Omega, simplemente, no se alejó de su tacto. Incluso empujó sus mejillas sobre sus manos. ¿Había perdido el control? Estaba impregnando su olor sobre el Omega. El rubor rosado en sus mejillas le dio a entender que debía alejarse, pero ese olor tan dulce y agradable se lo impidió.
—¡M-Me golpeé mientras huía del perro!—Después de unos minutos, se escuchó la respuesta a su pregunta. Lo observó con ojos fríos. “Que molesto” este Omega era muy molesto, Juno, no estaba diciendo nada encantador, pero sus instintos lo vieron con deseo. Él estaba por cortejar a su hermano y ahora se veía en una situación incómoda. Aun sabiendo todo esto, sus manos nunca dejaron de sobar esas mejillas rojas.
Después de unos segundos llenos de tensión, el mayordomo, se acercó a ellos. Estaba hecho un desastre, ese Omega lo hizo pensar tantas tonterías que se olvidó de lo importante ¿Por qué Juno Clrethf estaba en el palacio?
—¿Supones ver a la reina en ese estado?—Preguntó viendo su estado deplorable.
Juno había corrido durante más de una hora, huyendo del perro, su ropa estaba desaliñada y sucia. —¡Tráele un cambio de ropa!—Ordeno al mayordomo.
—¡No es necesario!—Expresa Juno, sin deseo de aceptar su ayuda. Ya de por sí le parecía jodidamente molesto, la idea de que su estúpido y débil cuerpo no quisiera alejar la mano de Aixhad. Incluso ahora sus mejillas seguían calientes debido al tacto del alfa. Había Sido marcado con olor, el desvergonzado alfa, lo había marcado con olor sin su permiso, sin embargo, ese aroma era tan delicioso que su cuerpo no le fue indiferente.
—¿Creí que íbamos a dejar el pasado atrás?.—Ciertamente, Aixhad tenía razón, después de todo este hombre sería su cuñado. Por lo menos deberían dejar ese recelo atrás.
Sin más que decir, aceptó su ayuda, no sin antes darle un golpe en los hombros.
—¡No me marques con olor!—Le respondió con firmeza. A lo cual Aixhad, solo se disculpó con una sonrisa jodidamente hermosa.
Mientras tanto, la reina ya había Sido informada del desdichoso insistente. Ciertamente, era un insistente gracioso. Incluso Noa se burló de su hermano. —¡Deja de reírte, Noa!—Espetó algo molesto.
Más que el insistente con el perro, lo que más le causó gracia a Noa, fue Aixhad. Por supuesto, Juno ya había entablado una conversación sobre sus razones por la cual odiar al duque Aixhad Barac. Noa, pensaba que todo era un malentendido, pero Ciertamente, Juno tenía mucha mala suerte como para toparse nuevamente con el duque. ¿Quién sabe tal vez es destino? Reflexionó Noa, analizando la situación.
Mientras Juno, tomaba el té con la reina, Aixhad, pidió un momento para estar con Noa. Ambos dieron un paseo por el jardín, siendo vigilados por los guardias del palacio. En los ojos de Noa, el gran duque Barac, era su oportunidad para alejarse de Rayan, sin embargo, a pesar de sus grandes atributos, ninguno de los dos eran compatibles, tanto en temperamento como en feromonas. Claro, todo esto, podría ser ignorado siempre y cuando el duque, le ofreciera seguridad y protección.
—¿Si no le molesta, me gustaría invitarlo a la exposición de arte de los glorié?—Preguntó con mucha distinción. La exposición de arte de los glorié, se celebra una vez al año, en dicha presentación se confirma quienes son las parejas que están siendo cortejadas.
Era una buena, oportunidad para apartar a su pareja. Noa, acepto sin ningún problema. Había cierto desconcierto en sus pensamientos. Pero, todo estaría bien, siempre y cuando consiguiera una buena propuesta de matrimonio que lo ayudara en su prometido.
Noa, no quería pensar en todos los problemas que estaban por comenzar. Rayan estaba comportándose indiferente con Juno. Incluso se podría decir, que parecía dispuesto a dejarlo casarse con algún alfa con buenas intenciones. Pero ¿Cuánto tiempo duraría ese buen comportamiento?
—¡Deberíamos retirarnos!—Expreso Noa, posiblemente la conversación entre la reina y Juno, ya había culminado y ambos debían regresar a la mansión antes de que Rayan regresará.
Juno estaba desconectado de la realidad, escuchar las palabras de la reina, le causó mucha melancolía, aún más sabiendo que se trataba de un tema delicado para él. Tomo puesto en la fuente que daba al jardín. Necesitaba recapacitar la propuesta de la reina. Se quitó los zapatos y entro los pies en el agua. Dejo soltar un suspiro largo y agobiado. Su mente era un sinfín de pensamientos sin resolver: Rayan y su obsesión, era su mayor problema. Cuando despertó en este mundo, pensó que todos los recuerdos del verdadero, Juno, fueron implantados en sus memorias, pero ahora no estaba tan seguro de esto. Había cosas que no entendía y seguía sintiendo que algo no estaba en orden. ¿Tal vez debía hablar con Rayan y resolver este problema?
Estando tan inmerso en sus pensamientos, ignoro cualquier presencia que estuviera Cerca de él. El ladrido del perro lo hizo retroceder, se levantó tan rápido que terminó estrellándose contra la estatua de la fuente.
La ropa empapada era lo de menos, su cabeza daba vueltas y el perro seguía ladrando. No entendía la razón del ¿Por qué le tenía tanto miedo a un simple perro? Pero su cuerpo se paralizó lleno de terror y angustia. Casi quedó sin aire. La voz entrañable de Aixhad resonó en sus oídos.
—¡Te encuentras bien!—Preguntó. Lo tomo por las manos, sacándolo del agua. Sin embargo, este, seguía mirando al perro con un rostro tan asustado, casi traumatizado.
Cuando porfin pudo reaccionar, se vio a sí mismo siendo tratado por Aixhad. Se había golpeado fuertemente en la nuca y ahora está sangrando. Según Aixhad, tuvo que tratarlo en el jardín por qué este se negó a ir con un médico, sin embargo, Juno, no recordaba haberse negado, ni siquiera, recordaba cuando fue sacado de la fuente.
Había un tono algo rojizo en las mejillas de los guardias. La mayoría de los guardias eran alfas y él seguía desprendiendo feromonas. Por su matiz, era obvio que estaba asustado. Los guardias estaban a menos de diez pasos, suyos, el único que estaba junto a él era Aixhad, al ser un alfa wail, las feromonas lo afectaron menos.
—¡Estoy bien!—Dijo levantándose rápidamente. Le dolía un poco la nuca, pero nada fuera de lo normal, empezó a caminar con rapidez, sin importar como, lo único que deseaba era salir de este lugar, sentía que se estaba volviendo loco.
La voz de Aixhad seguía detrás de él, pidiéndole que se detuviera. No estaba de humor para soportar sus burlas, se detuvo y con enojo prácticamente le gritó que ¿Qué deseaba?
—¡Estás sangrando! Debes ir a un médico.—Espetó sujetando su mano. —No es de tu incumbencia, cíñete a molestar a otra persona.
El rostro molesto de Aixhad se vio reflejado en sus feromonas. No entendía por qué este mocoso era tan testarudo, sin embargo, sus feromonas no solo reflejaban miedo, sino también inseguridad, era obvio que esto no era por un simple perro. Juno tenía razón, no era su problema, pero su lado alfa se vio obligado a intervenir. No podía contradecir a su lado protector.
Lo siguió hasta que el mismo, Juno, se detuvo. Cayó al suelo temblando, sus piernas no le respondían y no podía respirar con tranquilidad. Nuevamente, pregunto ¿Cómo estás? Esta vez, Juno, lo miro con preocupación y dijo con una voz silenciosa.
—¡No-No puedo respirar!—Obviamente estaba pasando por un ataque de ansiedad. Aixhad lo enrollo, en sus brazos, clavando el rostro de Juno en sus glándulas olfativas.
—¡Respira con calma!—Le dijo con tranquilidad.—Las feromonas alfas son el mejor remedio para tranquilizar las emociones del Omega.—Volvió a decir, tratando de tranquilizarlo.
Era muy tonto, pero su cuerpo empezó a sentirse mejor. Era tan molesto sentir seguridad de este hombre que en un principio lo insulto y denigró. —Malditas feromonas alfas.—Maldijo tratando de convencer a su cuerpo de alejarse del cuello de Aixhad. Pero ¿Cómo? Este aroma era tan delicioso, que tentaba a su mente a imaginar cosas indebidas. Restregó su rostro con impaciencia en la glándula olfativa de Aixhad.
—¡Te odio!—Fueron sus palabras como un susurro. Estaba prácticamente borracho con ese aroma. —¡Si me odiaras no serías subjetivo a mis feromonas!—Respondió Aixhad entre risillas.
Maldición. El idiota tenía toda la razón, su cuerpo no rechazo sus feromonas, entonces ¿Cuál es el significado de todo esto? Incluso en una situación tan incómoda, no era normal ignorar la etiqueta que corresponde a la alta sociedad. No estaban asiendo nada desvergonzado, pero las personas no pensarían de este mismo modo.
Debía alejarse de él, tenía que hacerlo, incluso si su cuerpo no desea dejar ese cómodo lugar en sus brazos debía hacerlo. Pero no podía.
“Maldición huele bien” sus pensamientos eran un desastre, pero al diablo con las apariencias después se ocuparía de ese problema.
CONTINUARA…