Supongo que es normal poseer una suerte reacia a la felicidad. ¿Cuántas posibilidades tenía él de terminar encontrándose con los dos hombres que han revuelto a la comunidad noble?
Suspiró, frotando su frente con estrés. Incluso el malestar que poseía se mezcló con el estrés de estar parado justo al frente del duque Marfort. —¡Lo lamento! No fue mi intención haberlo llamado arrogante e idiota.—Dijo tratando de sobrellevar dicha conversación.
Claramente, el pobre Omega deseaba estar en cualquier otro lugar que no fuera cerca de él. Sonrió con avidez. Normalmente, en una situación como esta, otro Omega hubiera aprovechado para seducirlo o llamar su atención. Pero este Omega parecía incómodo.
—¡Creo que soy yo quien le debe una disculpa, Juno Clrethf!— Era lo normal ser llamado por su nombre y apellido, pero sinceramente era aún más incómodo. —¡Solo Juno! Por favor.
El alfa lo miró fijamente, sin quitarle ni un segundo los ojos de encima. Bajo su mirada, sobando su nuca algo avergonzado; no estaba acostumbrado a ser mirado tan fijamente.
“Jodidamente tierno”. Logan no se considera un hombre que aprecia las muestras de belleza o ternura, pero Juno le parecía jodidamente lindo, un hombre al cual ser tímido le salía naturalmente.
El silencio que reinó en un espacio algo pequeño fue interrumpido por el carraspeo de Noa, quien llevaba por lo menos quince minutos viendo una escena de lo más significativa. Juno lo miró con ojos brillosos, casi agradeciéndole por interrumpir ese incómodo silencio.
Logan, algo incómodo y avergonzado por ciertamente haberse quedado mirando a ese encantador hombre, acomodó su postura y se presentó ante Noa, quien seguía mirándolo con sospechas. —¡No le molesta si me robó un momento a mi hermano! ¿Verdad, Su Gracia?
Claramente, no era lo que Noa estaba pensando. De hecho, incluso se podría decir que era un momento desdichado. Entraron al salón de baile, sorprendidos por la cantidad de personas. Bueno, era lo esperado.
—¡Rayan me pidió que fuera por ti!—Dijo Noa, casi a susurros. Supongo que su tiempo de descanso ya había terminado.
Apenas se acercaron a Rayan, este poseía un rostro algo oscuro. Ciertamente algo le molestaba, pero él no sería quien le preguntara por su mal humor. Ladeó su vista viendo la pista de baile.
Como mínimo tenía la esperanza de no ser obligado a interactuar con otros alfas, pero su vista se vio obligada a ser anotado en más de un baile ya arreglado por Noa. —¡Sonríe!—Dijo Noa, tratando de obligarlo a tener un buen semblante.
Juno era el eslabón perdido, el causante de los susurros y los ojos misóginos de otros omegas, que esperaban no ver un rival en él. Estaba a segundo de gritarles que no debían preocuparse por él. Pero viendo quiénes estaban inscritos en su tarjeta de baile, entendió por qué lo miraban con odio.
Se preguntó quién estaba más molesto con esta situación, él o Rayan. Bueno, al menos le parecía jodidamente agradable el ver su cara de culo. Dejó soltar una sonrisa algo perversa.
Estiró su mano hacia Rayan, quien lo miró casi queriendo ignorar su mano extendida. Con un tacto algo brusco, tomó su mano y fueron hasta la pista de baile. Siendo Rayan el alfa de la familia Clrethf, era mal visto que los pretendientes bailaran o cortejaran a Juno sin que este diera su permiso. El primer baile es la aprobación para ser cortejado, es por esto que el alfa que normalmente suele ser un padre o custodio baila el primer baile con su protegido.
El movimiento brusco de Rayan le pareció muy molesto, teniendo en cuenta que eran observados por el público presente. Este cortó distancia, tan cerca que un pequeño susurro se escuchaba con claridad. Aun estando tan cerca, Juno se negó a seguirlo con la mirada.
—¡Estamos en un baile rodeados de personas!—Dijo Rayan algo molesto. —¿Disculpa?—Expresó confuso ante sus palabras. —¡¿Crees que es bien visto que estés en el jardín solo sin un chaperón acompañado de un hombre?!—Juno perdió un paso en el baile, casi anonadado por lo que había escuchado.
—¡No fue mi intención estar a solas con él!—Dijo intentando defenderse. —¡Lo sé!—espetó Rayan con un rostro algo complejo. ¿Realmente Rayan consideraba su palabra? Solo tiene para decir un ¡Lo sé! Por alguna razón sentía sus entrañas revolcarse. Por primera vez, desde que había despertado en este mundo, Rayan le fue indiferente. El baile terminó y fue obligado a bailar con otros alfas.
¿Podría haber algo más aburrido que ser cortejado por alfas llenos de orgullo y prejuicio hacia un Omega? Todos jugaban a ser el hombre con más fuerza, poder, riquezas y hombría. Seguía algo impactado por el tema de Rayan, pero al menos era reconfortante tenerlo lejos.
Viendo lo sociable que era Noa, se burló de sí mismo. ¿Cómo era posible que Noa pudiera soportar a todos esas personas? En más de una ocasión él estuvo por dormirse mientras escuchaba las aburridas historias. Ni siquiera tenía una abertura para entablar una conversación agradable.
Del otro lado de la pista se encontraba una persona algo molesta. Se trataba de Aixhad Barac. Sonrió con enojo, casi demostrando sus hoyuelos. ¿Entonces era cierto? No había duda alguna de que las circunstancias no parecían favorables para él. Tantas feromonas mezcladas le hicieron sentirse abatido y asqueado. Eran como un grupo de animales fingiendo ser civilizados mientras se seducían entre ellos.
Tenía tantos deseos de retirarse del baile, pero le era imposible. Al menos Rayan no tenía pensado irse hasta que Aixhad o Logan tuvieran la osadía de cortejar a Noa. Conociendo lo vanidoso que era Noa, podría notar cómo su orgullo se veía bastante ofendido.
El salón estaba lleno de personas. Teniendo en cuenta que era primavera, el calor era molesto. Todos vestían camisas sin cuello, mientras que él era el único que poseía cuello largo para ocultar la marca de apareamiento que se desvanecía lentamente. Estaba en una esquina, casi camuflado por las mesas llenas de comida y bebidas. Estaba cansado y acalorado. Si tenía que bailar una vez más, juró que insultaría al alfa para que se alejara de él.
Ciertamente, no había ningún alfa entre los presentes que provocara deseo en él. Incluso cuando muchos de estos ya habían dejado un rastro de feromonas en él, se vio obligado a limpiarse en más de una ocasión. ¿Cómo es que no podían captar sus indirectas?
Miró la hora en su reloj y solo faltaban dos horas para que el evento culminara. Si solo tuviera el permiso de dejar el salón de baile, pasaría esas dos horas en el jardín o en cualquier otro lugar que no fuera este, pero después de lo sucedido en el jardín, Rayan le pidió encarecidamente que no dejara el salón sin su permiso.
Extrañamente, este estaba bailando con una bella dama. "¡Ya cásate!" Susurró con alegría al verlo bailar con alguien. A la mierda con Rayan, después se disculparía si era necesario. Salió al jardín, pero ya había un grupo de parejas que le impedían respirar sin olfatear las feromonas. Entró y fue directo al interior.
El día de hoy, el palacio estaba abierto a todo tipo de visitas. Por lo tanto, los guardias no le impidieron el paso. No sabía si la palabra "palacio" le hacía justicia. Era una enorme mansión llena de ventanas de cristal y hologramas por doquier. Era un "museo". Entró a la habitación de exposición y sus ojos brillaron al ver un enorme piano.
¿En serio era un piano? Tomó puesto en el banco y probó las piezas del piano. ¡Sí! Era un piano. Creía que esto era lo único que lo ayudó a sobrevivir en la Tierra. Su padre biológico era un pianista famoso. Él le enseñó a tocar desde muy niño. Cuando murió, lo único que obtuvo de él fue un piano que terminó siendo vendido por su padrastro.
Empezó a tocar, casi ido en esa sensación de paz y alivio. Fue interrumpido por la voz de una mujer. "¡No deberías estar aquí!", dijo la Reina Cloe.
Ciertamente, había olvidado su mala suerte, especialmente tratándose de la familia real. Se levantó rápidamente, pidiendo disculpas por haber entrado sin permiso. —¿Quién te enseñó a tocar?—, preguntó con intriga. Estuvo por responder —mi padre. —pero eso sería una respuesta poco creíble.
—"¡Aprendí solo!", —respondió. —"¿Aprendiste tú solo?", —preguntó la reina ladeando sus ojos. Era imposible que él hubiera aprendido solo, pero decidió ignorarlo.
Salió del lugar casi gritando internamente. ¿Qué pasaba por su mente? ¿Cómo pudo tocar el piano? Ignorando que estaba en otro planeta, él había prometido no volver a tocar. Regresó al salón de baile, sorprendido de ver a Aixhad junto a Noa. ¿Cuándo pasó esto?
Tenía pensado ignorar el hecho de que Noa era su hermano, al menos mientras Aixhad Barac estuviera cerca de él. Poseía deseo de todo, menos tener que soportar a ese hombre.
La mano extendida de Noa lo llenó de ansiedad casi llamándolo para que se acercara. "¡Ignóralo, tú no has visto nada!", reflexionó mientras se giraba. Pero de alguna manera, siendo observado por muchas personas, si ignoraba a Noa, los rumores sobre una mala hermandad serían el plato fuerte de esta temporada.
Se giró casi sintiendo que cada paso que daba le pesaba. El asqueroso olor a feromonas que hasta ahora lo abrumaba dio un cambio significativo. Por primera vez en toda la velada, le atrajo el olor de otro alfa. Para su mala suerte, se trataba del mismo ingrato. Ciertamente, no poseía nada de suerte.
Al menos, se sintió satisfecho al ver ese bello rostro asombrado. Aixhad Barac frunció el ceño al verlo. ¡Sí, definitivamente, había recuerdos no deseados!
¿Cómo era posible que un idiota como este oliera tan bien? Se dice que durante los bailes los omegas y alfas liberan feromonas con la intención de captar el interés de su pareja. Sin embargo, Juno se negó a soltar feromonas porque no deseaba ser molestado por más alfas.
Mientras se acercó a ellos, por primera vez, dejó soltar un ligero rastro de feromonas que hizo tensarse al salón. Las feromonas de Juno eran una droga para cualquier alfa. Incluso Aixhad frunció el ceño al reconocer esas feromonas.
Estando frente a frente, ambos se miraron con indiferencia. ¿Eran enemigos o unos completos extraños?
—"¡Su excelencia!", —dijo Noa, casi extrañado por la mirada que se gastaban. —"¡Mi hermano Juno Clrethf!"—terminó por presentárlo. La sonrisa fingida de Aixhad, mezclada con unas pesadas feromonas en desagrado, le causó mucha satisfacción a Juno,
Juno, dejo soltar una sonrisa algo burlona y sarcástica para después decir,— "¡Es un gusto conocerlo!", —hizo una pausa y prosiguió.— "¡Su excelencia!"
CONTINUARÁ...