UN POR SIEMPRE CONTIGO

2404 Words
NARRA JIA He tenido una constante pelea conmigo misma para aceptar y a la misma vez querer rechazar mis sentimientos por Aitor. No puedo evitarlo y más ahora que lo tengo muy cerca de nosotros, se vuelve mucho más complicado. Ya han sido tres meses desde que nos mudamos a Londres y el único que ha tenido un poco de conflicto con la transición ha sido Argus. Él está en niveles educativos más elevados, con un idioma que es nuevo para él y eso lo vuelve un poco más complicado. Mi hija tiene maestros particulares que le enseñan y agradezco a Romeo, el que se preocupe por mis tres hijos por igual. —Te ves hermosa mamá, volverás loco a Aitor —comenta Susy al terminarme de subir la cremallera del vestido. —Solo vamos a comer —ella rueda los ojos. —Estoy segura de que muy pronto caerás por completo en sus garras. Como que me llamo Susana. —Ya basta, sabes que mi relación con él es un imposible Susy Li. Estoy segura de que nadie de su familia sabe de esto y cuando se enteren se armará un enorme problema. —Sus padres son una cosa, pero sus abuelos y sus hermanos si lo saben —abrí mis ojos al máximo cuando dijo eso. —¿Sus abuelos lo saben? —ella asintió. —Si, sus abuelos lo saben y están de acuerdo con que ambos merecen ser felices. Al menos la abuela Jimena los apoya. Lo sabe Alan, Alana creo que su hermano Ángel y David. Las chicas otras chicas no lo sé —Se cae la cara de vergüenza pensando en que los señores ya lo saben. Ellos estuvieron la semana pasada aquí y no me dijeron nada. —No deberías de ponerte mal, porque en realidad no has hecho nada malo. Enamorarse no es crimen del cual debas sentirte culpable. No estamos en los tiempos que vivió Federico García Lorca, que se dice que murió por ser h0mos3xual y que todos sus poemas fueron escritos como cartas de amor para un hombre del cual Rhett no me quiso dar el nombre —concluye Susy entregándome mi bolso. —Me alegra mucho saber que pones atención en tus clases de literatura —digo sonriendo. —No tienes idea. Ahora vamos que ya está afuera esperando por ti —Asentí y me dispuse a salir para encontrarme con Aitor. Como siempre sus adulaciones no se hacen esperar al momento en que me mira. Llegamos al restaurante donde almorzaríamos. Desde la entrada se podía apreciar que no era cualquier restaurante. El lugar era muy llamativo, tenía unas esculturas y cuadros de colores exactamente como me gusta ilustrar mis pinturas. Cuando mencionó eso también me sorprendió mucho. Él pone mucha atención a los detalles y eso me encantaba de Aitor; nada se le pasa por alto. Mientras teníamos una amena conversación pude notar la presencia de una mujer acercarse a nuestra mesa. Aitor me presento como su novia lo que me hizo sentir muchas cosas internamente. Sin embargo, las siguientes palabras que dijo la mujer me descolocaron por completo. No dije nada en ese momento solo escuché el intercambio de palabras entre ellos. —Profesora Sanders, han sido años los que han pasado. Creo que puedo seguir adelante con mi vida y mis planes. Así como usted sigue con los suyos —contesta, apreté mis labios pues eso confirma que Aitor también tiene una historia detrás de su cara bonita. —Yo no he podido seguir con nada Aitor, siempre estás en mi mente y no sé cómo sacarte —eso sí fue mucho para mí. Tomé todo lo que quedaba en mi copa tratando de disimular mi molestia. Ella percibe mi malestar y se ríe. —No deberías de ilusionarte, el solo te querrá por una semana y luego te tirará a la basura —menciona señalándome con el dedo. Su declaración solo hizo que un enorme abismo se abriera entre Aitor y yo. —Me considero por ser un caballero y no ventilar cosas de mi vida privada, pero le recuerdo, que solo fue sexo lo que compartimos. Usted está casada y tiene a sus hijos. Yo fui muy claro desde una principio al decir que nada de sentimientos. Mi corazón solo iba a latir por la mujer con la que quería compartir el resto de mi vida y afortunadamente la encontré y tengo frente a mí. He estado juntos a ella no por una semana, si no por casi dos años. Todos mis pensamientos, deseos y necesidades están enfocados solo en ella. Todos tenemos un pasado y es de sabios corregirlos. Yo lo hice cuando conocí a la mujer aquí presente. No me gusta ser el culpable de corazones rotos y me disculpo por hacerle pasar este mal momento, pero con todo respeto le voy a pedir que nos deje terminar de comer tranquilos —Sus ojos iban de ella a mí y sus palabras movían mariposas en mi estómago. Esa frase donde menciona que todos sus pensamientos, deseos y necesidades son solo para mí y por mí fue demasiado. Miré a la mujer que estaba colorado de la ira. Hasta que un hombre de saco se acercó a nuestra mesa. —Así que muy leal, ¿No Clarine? —No, Rowan, no es lo que tú crees —comienza a querer explicar la mujer y el levanta su mano haciéndola callar. —Ni te molestes en querer explicar, no me interesa. Te cité aquí precisamente para discutir lo de la manutención y la custodia de los niños. No hay necesidad de entrar en detalles sobre lo que haces con tu cuerpo, porque no quiero saber. ¿Sabes qué? Lo quería hacer por las buenas, poder dialogar contigo, pero puedo sentir hasta aquí el aroma alcohol. No creo que estes capacitada para cuidar a los niños en estas condiciones. Mi abogado hablara con el tuyo —sin decir más el señor se da la vuelta y camina hasta la salida seguido por ella. —Pobre mujer —comento y Aitor me mira como queriendo preguntar algo. —¿Sucede algo? —cuestioné al sentir su mirada sobre mi sin decirme nada, unos minutos después. —¿No estas enojada? ¿No quieres preguntar? —me pregunta y negué. —El que esté libre de pecado que tiré la primer piedra. Creo que sería muy hipócrita de mi parte reclamarte por tus hormonas alocadas siendo tan joven. Lo que si me llama la atención es tu preferencia por las mayores. Pensé que era la única mayor de la que te habías enamorado —dije levantando una ceja. —La verdad Diosa es que desde que era un adolescente mis gustos han sido algo peculiares. Nunca me atrajeron las mujeres de mi edad y al son de hoy las puedo encontrar bellas, pero no como para llegar a tener algo con ellas. Si, retorcido, pero no hay nada de malo conmigo. He ido al psicólogo y es algo normal en mí. Es como un fetiche, así como hay personas que les atrae y gustan las altas, bajas, gorditas o flacas; en mi caso me gustas las mujeres mayores —un sinfín de pensamientos me golpearon en ese momento. Sin embargo, varias preguntas saltaron en mi mente en ese momento. ¿Sera capaz de cambiarme por otra? ¿Qué tan intenso puede ser su amor por mí? «Deja de pensar estupideces, con esto tienes dos opciones. Lo aceptas o te alejas. Ambas son válidas, pero el alejarte solo prolongará lo inevitable y eso está más que claro. Acepta que estas enamorada y que te está ganando la curiosidad de dejar que lo que sea que tienen avance» —No sé qué decirte. La verdad es que… esto me toma por sorpresa. No me lo esperaba —nuevamente las preguntas comenzaban a llegar y una de ellas me estremeció. ¿Qué tal y así como llegué yo, llega alguien más joven? Una mujer que pueda ofrecerle muchas cosas que yo ya no tengo por ofrecer—. Creo que… será mejor irnos. —No hagas esto Diosa, no ahora que estábamos por darnos una oportunidad —dice tomando mi mano. —Yo también he sido honesta contigo desde un principio. Toda esta nueva información me toma por sorpresa y la verdad que necesito procesarla con claridad y calma —el asintió levemente y se puso de pie. Sacada unos billetes de su billetera y los deja sobre la mesa. Luego me ofrece su mano para caminar a la salida. Sin embargo; no la tomo. Caminé por mi cuenta con el detrás. Al llegar a la salida nos encontramos nuevamente a la mujer de hace un rato. La mujer lloraba a mares y no pude dejar de sentir algo de empatía por ella y por cómo debe de estarse sintiendo en este momento después de lo que le dijo su esposo o exesposo. —¿Todo bien? —pregunta Aitor amablemente. —¡No! ¡Nada está bien! Todo se fue a la mierda. Mi vida, mi trabajo, mi familia, mi matrimonio todo —dice la mujer tomando un poco de lo que sea que tenía en la botella de agua. Aitor se la quita y al olfatearla la aleja y tira de inmediato. —Nunca supe porque dejo de ir a la universidad. Tampoco creo que sea por mi causa ya que siguió los siguientes 2 periodos dando clases. —Me acosté con el esposo de la rectora y te juro que desconocía quien era. Ella se enteró y me despidió sin darme tiempo de nada. Ya que esperó a que terminará el semestre para hacerlo. No me han vuelto a dar trabajo como maestra en ningún lado. He caído en depresión porque también descubrí que Rowan tenía como amante a la niñera de los niños. Ahora me los quitara, yo no tengo trabajo, y definitivamente el alcohol es lo único que me calma este deseo de pensar en todo lo que me está pasando —dice con lágrimas en los ojos. Sentí mucha pena por la mujer y especialmente por sus hijos que la deben de estar pasando muy mal. Recordé que Romeo necesitaba una profesora para Susy, pero no recuerdo para que era en este momento. —Disculpen que me meta, pero ¿Cuál es su especialidad? —pregunté y ella me miro sin comprender mi pregunta. —Digo, ¿Qué materia es la que imparte? —cuestioné de nuevo para que pudiera entender. —Historia y ciencias políticas —asentí y miré a Aitor. —¿Recuerdas que maestro es el que necesitaba Romeo para Susy? —el asintió. —De hecho, que ella podría ayudar con eso —comentó hacia la profesora. —Bueno, hay que hacérselo saber a Romeo para que la pueda contratar. Al mismo tiempo que él podría ayudar para que pueda trabajar en otro lado después de terminar los cursos con Susy —Aitor me sonrió y buscó mi mano. Esta vez no lo alejé o rechacé, de hecho, que apreté su mano y le devolví la sonrisa. —Recomiendo que lo primero que haga es recomponerse y darse un poco de amor propio. El alcohol no es la cura para ninguno de sus males. Se lo dice una persona que sabe, perfectamente lo que es capaz de hacer el alcohol en las personas y hasta donde puede destrozar a sus seres queridos. Si desea estar con sus hijos, esto es lo primero que debe dejar —la mujer muestra una sonrisa y mira a Aitor. —Si que te encontraste con la indicada. Me alegra mucho por ustedes. Perdón por querer hacerles un problema allá adentro. La verdad es que no se en que estaba pensando —asentí. Después de intercambiar números telefónicos nos fuimos del lugar. Los primeros minutos fueron acompañados por un silencio el cual no era incomodo, pero si muy necesario. —Eres increíble —comentó llamando mi atención. —¿Por qué lo dices? —Porque es la verdad, eres la mujer más increíble que conozco. Siempre lo he sabido, pero después de ver la manera en cómo le diste ánimo y motivos para mejorar a la profesora Sanders; habla del enorme corazón que esconde ese pequeño y hermoso cuerpo. Se que es muy rápido y no te presionaré a que me contestes o correspondas, pero estoy locamente enamorado de ti, Jia Park. No quiero un momento contigo, yo quiero un por siempre contigo. Se que el día en que logre derribar todo los muros no será hoy, pero eventualmente llegará y me encargaré que nadie jamás se interponga entre nosotros —sus palabras me llenaron de mucha alegría, me sentía muy feliz de lo que el sentía por mí y mentiría diciendo que yo no siento lo mismo. Sin embargo, deseaba darle un poco de tiempo a que mis temores se fueran del todo. Porque al aceptar tener una relación con él era dejar cualquier tipo de perjuicio a un lado y tener la cara para enfrentar todo lo que se venga por enfrente y no me sentía preparada para eso. —No puedo mentirte diciendo que me eres indiferente y que no siento lo mismo que tú. Hoy solo te pido que me des tiempo. Tiempo para trabajar en la guerra interna que tengo conmigo misma. No se cuánto tiempo me lleve o cuanto tiempo tú quieras esperarme, pero créeme que estoy trabajando para que eso sea pronto… —No seguí hablando porque el decidió estacionar el auto a un lado de la carretera. Se quitó el cinturón de seguridad y se acercó a mí tomando mi rostro entre sus manos. Se acerco a mi rostro pegando nuestra frente. —Repite lo que acabas de decir. —¿Qué siento lo mismo que tú? —pregunté sin rodeos sabía que, para él, eso sería lo más importante. El juntó nuestros labios y con delicadeza nos sincronizamos besando nuestros labios. El beso más lento que nos hemos dado, pero no duró mucho. Él se separó y nuevamente me miró a los ojos. —Tendrás todo el tiempo del mundo, siempre y cuando eso que sientes se vuelva más fuerte cada día que pasa, tal y como yo lo siento. ---------------------- Copyright © 2023 Valery Archaga Todos los derechos reservados. Obra protegida por Safe Creative bajo el número 2307154839257
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