FELIZ NAVIDAD DIOSA

2554 Words
NARRA JIA No me esperaba para nada lo que estaba pasando en este momento. La emoción que sentí era muy difícil de disimular. Nadie había hecho algo tan bonito para mí y si lo hicieron no fue lo suficiente como para recordar en este momento. Sus palabras también me llenaron de emoción al punto de las lágrimas. No tuve otra reacción más que lanzarme a sus brazos y confirmar que era en ellos donde quería estar. Su grito al momento en que le dije que sí fue muy tierno. Saber que mis hijos estaban involucrados también me hizo sentir que iba por el buen camino. Normalmente seria todo lo contrario, los hijos varones son más celosos, pero los míos no. Agradezco tener esta segunda oportunidad de ser feliz y espero que dure mucho; aunque, hay algunas pruebas que tengamos que sobre pasar. Especialmente la reacción de sus padres. Tengo el presentimiento que Cecilia será la que nos traiga problemas. Lo sé desde aquel encuentro cuando llegué por mi nieto al hospital. Me costó mucho darme cuenta de que estaba enamorada de Aitor, traté de no hacerlo, de pensar que esto era algo pasajero, pero era engañarme a mí misma. Él se encargó de hacerlo imposible con sus detalles, palabras y caricias espontaneas. Todo él era un amor de hombre, porque para su edad era un hombre que sabia la importancia de muchas cosas. Tiam gritó que ahora tendría un padre y mi corazón se estremeció cuando sus palabras vinieron a mi mente de nuevo. Exactamente cuándo expresó su deseo de querer ser parte de mi familia. Las palabras que salieron de su boca no hicieron más que afirmar lo que ya era innegable. Estábamos por entrar cuando el me entregó el ramo de rosas que había lanzado al suelo. Verlo como doblaba la pañoleta con la que tapo mis ojos me causo curiosidad. —Tengo muchísimos planes con ella. Hoy con esta pañoleta llevaré a mi Diosa al olimpo —mis ojos se abrieron al máximo y mi rostro quemaba ante tal comentario. —Estoy bromeando cariño, no pasará nada que tu no desees —sujeto mi mano y entramos a la casa donde cenamos amenamente. Me hubiera encantado haber decorado para la ocasión, pero no me fue posible. Una parte de mi debe recordar que esta casa no es mía. Son mis hijos los que por derecho deben estar aquí, pero no yo. —Gracias por la cena mamá, esta deliciosa —comenta mi hijo limpiándose con una servilleta. —¿Crees que Susy le haya dicho a Alan sobre lo que es Marquesa? —Aitor que estaba llevándose un bocado a la boca se detuvo ante el comentario de Romeo. —Espero que no, o que mi hermano reaccionara bien al respecto, porque tendrá que vérselas conmigo si lastima a Susy de nuevo —dice terminando de llevarse el bocado a la boca. —Me gusta este muchacho, tiene carácter. ¿No lo crees Rhett? —le pregunta al chico que mantiene bajo perfil, pero que es más importante que todos nosotros juntos. —Así es, me agrada —respondió. Aitor solo asintió dejando ver una sonrisa en sus labios, mientras me miraba. La cena siguió entre pláticas sobre las teorías conspiratorias en contra Malib y parte de su historia. Miré bostezar a Tiam y me disculpé para ir a atenderlo. Lo mismo hice con mi nieto. —¿Necesitas ayuda? —me pregunta Aitor y yo negué. —Yo quiero que Aitor me lleve a dormir —pidió mi hijo y tuve sentimientos encontrados, pero ver la sonrisa en los labios de Aitor me quito el mal sabor de boca que tenía. S,i él se había ganado su cariño, pero tampoco le iba a pedir cosas más allá de los límites y esta era una de ellas. —Yo lo hago con muchísimo gusto —dijo tomando la mano de Tiam. Ambos caminaron escaleras arriba y la vista era algo nostálgica de ver y un golpe de realidad me abrumo. El no podrá tener a sus propios hijos de seguir conmigo. —Dime loco, pero se perfectamente lo que estás pensando y lo único que te puedo decir es que aun eres joven —expresó Romeo, al mismo tiempo que pasaba a mi lado. Negué ante su comentario viéndolo a los ojos y el solo encogió sus hombros y siguió su camino hacia las escaleras. Me fui hasta la habitación que mi hija compartía con Khoa y ya la niñera lo estaba bañando. Mi nieto en un amor de niño no da ni el más mínimo trabajo. No se cuánto tiempo había pasado, solo era consiente que Khoa estaba dormido sobre mi pecho y sus padres aún no habían aparecido. La puerta se abre y era la niñera de mi nieto bien sonriente. —Vaya descanse señora, posiblemente su hija no vuelva hoy por lo que me ha comentado el joven afuera. Yo me quedaré con el niño —La miré algo sorprendida pues traía una sonrisa de oreja a oreja. Miro hasta la puerta y ahí estaba mi novio con su cabello húmedo. —Está bien, déjame lo ubico en su cuna —lo puse con cuidado y me dispuse a salir despues de agradecerle. Cerré la puerta y fui acogida por los brazos del que aún me cuesta creer que sea mi novio. Me separo al sentirlo tomo mojado. —¿Por qué tu ropa esta toda mojada? —cuestioné poniendo mis manos sobre su camisa mojada. —No te enojes, pero hicimos un poco de desorden en el baño. No te preocupes ya quedó solucionado, tenemos un niño limpio y dormido, también un baño impecable y sin un rastro del relajo que era hace un momento —no sé porque una parte de mi se imaginaba que algo como eso podría pasar, pero el hecho que no tendría que hacer nada para solucionar la situación me tomó por sorpresa. —No puedes estar con la ropa húmeda. Te enfermaras —dije y él sonrió. —¿Mi novia está preocupada por mi salud? —pregunto y asentí. —¿Qué tipo de novia seria si no fuera así? —Creo que tengo que irme, para poder cambiarme la ropa —dice y yo negué. Tomé su mano y lo guié hasta mi habitación. Cerré la puerta despues de ver que no habíamos sido vistos por nadie. «Por fin solos» Gritó mi mente y me sonrojé yo misma. —Quítate la ropa mojada. La llevaré a secar —dije viendo hacia otro lado. El muy mandadito hizo lo que le dije. Se quitó la camisa, sus pantalones quedando solo en su ropa interior, tragué con dificultad al enfocar mi vista en sus brazos y espalda. Los músculos que se marcaban en ellos hacían que fuera un espectáculo digno de ver. Aclaré mi garganta y fui hasta el baño. Descolgué una de las batas de baño y se la entregué. —Pensé que te gustaba lo que mirabas —me quedé de piedra ante su comentario. —Fue imposible no verte a través del espejo —el dejó la bata sobre la cama y caminó hasta quedar frente a frente. —No te sonrojes por eso. Lo que ves es todo tuyo. Puedes tocarlo cuando tú quieras. Soy tuyo mi hermosa diosa —dijo guiando mi mano hasta su pecho desnudo. El cerró los ojos al sentir mis manos sobre su pecho. —No me hagas esto Aitor —dije quitando mis manos de su pecho. —Tienes razón lo siento. Creo que tengo que irme —dice poniéndose de nuevo su pantalón. Estaba por ponerse la camisa cuando me lance sobre él. —No sé cómo me haga ver esto, pero hoy que te tengo aquí solo para mí y como mi novio. No deseo que te vayas, tengo meses peleando por esto en mi, hacia ti que no se si… —no me dejo terminar porque sus manos rodearon mi cuerpo. —Ya no pelees. Lo que sea que pase y venga, lo pelearemos juntos. Prometo jamás dejarte sola, déjame demostrarte como una mujer como tu debe ser cuidada, venerada, deseada y amada... —Nuestras bocas comenzaron a devorarse y el calor no hacia más que aumentar. Sus manos acariciaron mi espalda mandando un escalofrío a todo mi cuerpo. —De acuerdo, no hagas que me arrepienta de mandar a todo el mundo a la mierda por poder vivir esto. —No deseo vivir mi amor por ti, aprisionado dentro de cuatro paredes. No te arrepentirás, porque me amas y yo a ti —replica muy seguro de sí y de mí. Aitor me embruja de nuevo con su manera tan demandante y dulce de besar mis labios. Esta vez sin que pudiera resistir, me aferré a su cuerpo. Sentí la manera en cómo mis pies dejaron de estar sobre el suelo. Sin dejar de besarme me dejó sobre la cama. Caminó hasta donde tenía su ropa mojada y sacó la pañoleta que había utilizado para su propuesta. —¿Quieres jugar un juego? —me pregunta y no iba a negarme en este momento. Asentí. —Se llama “si los ojos no ven, es el cuerpo que siente”. Te pondré la pañoleta, no veras lo que haré solo sentirás. Cuando desees ver dejaras de sentir —me dice y la ansiedad se estaba apoderando de mí. Asentí un par de veces y pude ver la sonrisa que se formó en sus labios. —Bueno, en ese caso hermosa… Bienvenida al juego entonces —Dice subiéndose sobre la cama para quedar detrás de mí. Pasa la pañoleta por el frente de mi para luego ajustarla sin lastimarme. Siento su cálido aliento en mi cuello, esto me hace moverlo hacia el lado contrario para darle acceso. Sus manos comienzan a soltar los botones de mi vestido al mismo tiempo que va dejando un beso en cada espacio libre de ella. Me pide ponerme de pie para terminar de sacar mi vestido. Me sobré salto cuando sus manos atrapan mi ropa interior, pero no dije nada, solo seguí con las reglas de su juego y me dediqué a sentir. —Eres un espectáculo de mujer mi Diosa. Tienes el cuerpo más perfecto que he visto —dijo para luego sentir como su mano me guía hasta el centro de la cama. Besa mi cuello y luego va descendiendo a su gusto. Yo solo puedo apretar las cobijas con mis puños dejándome llevar por lo que mi cuerpo siente y a anhelado sentir en los últimos meses. El calor de sus manos en mi cuerpo era como combustible. Sus besos fueron como esa brasa que necesitaba para terminar de quemarme. Cuando sus besos se acercaban a mi vientre me tensé un poco. Sus manos van a mis rodillas para luego separar mis piernas dejándome completamente expuesta a él. —Ya no hay vuelta atrás mi bella dama, una vez que pruebe todo esto, no podrás alejarme, jamás. Seré adicto a todo esto y a ti, para siempre —Sin darme tiempo a responder, Aitor toco mis ansiosos y sensibles pliegues con sus dedos y pude sentir mucho más placer cuando sus dedos fueron reemplazados por su lengua. Pude sentir caricias y sus manos apretando mis piernas. El calor se volvió cada vez más y más abrumador. Todo mi cuerpo quemaba ante el eminente orgasmo que se avecinaba. Mientras besaba mi clítoris introdujo dos dedos dentro de mí y estallé. Traté de mantenerme en silencio, pero me fue imposible. Dejé salir un fuerte gemido que el de inmediato calló con un feroz beso. Podía sentir mi sabor en sus labios. Segundos después quita la pañoleta de mis ojos y solo para llevarme tremendo susto. Menudo secreto el que esconde dentro de su pantalón. —Te presento a Aligátor. —Mucho gusto Aligátor, —dije tragando con dificultad. —Te quité la pañoleta porque deseo verte a los ojos cuando te esté haciendo el amor. Anhelé tanto este momento, que no puedo pasar por alto los detalles —sacó un preservativo de su billetera, se lo colocó, mientras sus dedos jugueteaban con mi entrada. El se acomodó entre mis piernas y—. Mírame a los ojos diosa. No dejes de verme —ordenó. Nuestros ojos se conectaron al mismo tiempo que iba entrando en mí. Mis manos se aferraron a su espalda arañándolo, dejé salir otro pequeño grito la invasión estaba siendo dolorosamente placentera. Aitor no solo comenzaba a poseer mi cuerpo, también lo estaba haciendo con mi alma. Puedo sentir como estoy llena de él y es una sensación abrumadora y excitante. —Nunca le había hecho el amor a una mujer. Hoy conozco la diferencia entre el sexo y el amor —sale con lentitud y entra de nuevo. Esta vez busca mis manos para entrelazar nuestros dedos. Su boca viene a la mía y nos besamos volviéndonos uno solo. Sus movimientos eran certeros al extremo que en solo segundos podía sentir otro orgasmo formarse en mi vientre. Sus leves gemidos era algo excitante de escuchar y esta manera de ser poseída me hacía perder la cordura. —Te amo Aitor —confesé cuando sus movimientos comenzaban a ser más rápidos y profundos. Sus manos apretaron las mías con fuerza. Al mismo tiempo que el peso de su cuerpo se sintió tan exquisito haciéndome estallar en miles de pedazos. Todos mis gritos fueron callados en su boca. Sin dejar de moverse, se separó levemente y me dice. —Yo te amo al extremo que en este preciso momento te acabo de entregar mi alma por completo —así mismo me sentía yo, por primera vez no tenía miedo de esto entre nosotros. Sabía que juntos podíamos con todo. —Adiós a mis 2 años de abstinencia —dice haciéndome reír. El sale de mi para quitarse el preservativo. —No entiendo porque, eres joven y tienes necesidades —el niega sacando otro preservativo de su billetera. —Porque el destino me llevó a conocerte. En ese momento supe que eras la indicada y que mi tiempo de soltería se había acabado. Pueda que nuestra diferencia de edad sea vista como un problema o prejuicio, pero para todos en este mundo llega el amor, en diferentes empaques y el mío está enfrente de mí. Una hermosa, bella y deliciosa asiática que me vuelve loco con solo verme a los ojos —muero de amor con este hombre y su manera de hablarme—. ¿Lista para el plato principal? —lo miro con la ceja alzada. —¿Una segunda ronda? —cuestioné y él sonrió pícaramente. —Una segunda, tercera y cuarta. Me ha tenido dos años esperando por usted y aligátor esta algo molesto. Ahora como puedes ver, no está listo para dejar de jugar —dice acercándose, dejando ver en su máximo esplendor su hermosa su erección. —Quien soy yo para negarme a sacarlo de su cautiverio —miro el reloj de pared y ya son mas de las 12 de la noche—. Feliz Navidad Aligátor. —Feliz Navidad Diosa. Maratón 2/2 ---------------------- Copyright © 2023 Valery Archaga Todos los derechos reservados. Obra protegida por Safe Creative bajo el número 2307154839257
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