MI DIOSA ESTÁ EMBARAZADA

2382 Words
NARRA AITOR —¿En serio te vas a quedar aquí sin hacer nada? —me cuestiona Liam. —No, estoy esperando la información que necesito para ir a buscarla. No me interesa lo que diga mi madre y mucho menos si se entera —asiente con una sonrisa. —Me alegra mucho que recapacitaras. No creo que la tengas fácil, pero si hay amor entre ustedes y si están dispuestos a enfrentar el mundo sin cobardías su relación triunfará. Ahora, me voy, iré a ver a mi novia. Hoy me presentará a su familia y estoy que me muero de la ansiedad —confiesa jugando con sus manos. Me golpea el hombro y sale de la habitación. Me recuesto sobre la cama y miro mi teléfono. La foto que tengo de protector de pantalla siempre me recuerda a Tiam, pues es una fotografía que Argus nos tomó cuando celebrábamos un gol en uno de sus partidos. No sé si seguirá jugando futbol ahora donde esté, tampoco si me extraña de la misma manera que yo lo hago. Me duele en el alma haber perdido el control de mi vida. Soy un cobarde lo admito, pero yo sé de lo que puede llegar a hacer mi madre. Cuando amenaza, no es en vano, siempre cumple con lo que dice. Mi teléfono vibra en la mesita frente a mí. Rápidamente lo tomó como la esperanza de que sea mi diosa, pero no, como había sido los últimos dos meses eso nunca pasó. Igual contesté la llamada al ver que se trataba de mi abuelo. Él era el único que no me juzgó, no dijo nada. Mi abuela andaba un poco mal con todo lo que estaba pasando con mis primos, sus hijos y nosotros sus nietos. Que preferí omitir mis problemas de ella. —Abuelo —respondí ansioso de escuchar si había podido dar con el lugar donde estaban viviendo Jia y Tiam. —Te tengo buenas noticias hijo. Tengo la dirección, pero no el número de departamento. Eso ya te tocará a ti investigarlo, también te conseguí un vuelo para dentro de 2 horas. Iré contigo, así como pueda que todo se solucioné también puede que las cosas no terminen bien y no deseo dejarte solo, si ese es el caso —no deseaba siquiera pensarlo, pero tampoco podía tapar el sol con dedo. Tenía que hacer muchos méritos para poder conseguir su perdón. Persistía mandando mensajes, la llamaba por la mañana y por la noche en su zona horaria y sin éxito. —Gracias abuelo, prepararé una maleta y llego a tu casa, Hice una pequeña maleta y agradecí que mi madre no estaba en casa. No deseaba darle explicaciones, Sol estaba en el pasillo y me miró con la maleta. —Por favor dime que vas a recuperar a mi hermano bromista y alegre. Desde que volviste eres como un zombi andante, un cuerpo sin alma, una vasija sin agua, un cielo sin estrellas —comienza a decirme con tal dramatismo que me hace reír. —Se nota que te encanta el drama querida hermana, y si, espero volver con las personas que me hacen feliz. Por los momentos me iré con mi abuelo a Bella Vista, me pidió su ayuda para ir a ver algo con su empresa —mentí, pero ya no tenía tiempo que perder en explicaciones. Ella asintió y me abrazó. —Aunque no me lo quieras decir, quiero decirte que cuentas conmigo para escucharte. Se que algo esconden, la actitud y tensión que tienen con mamá, no pasa desapercibida. Espero que pronto se solucione a tu favor, si se trata de amor. Te quiero mucho hermanito —dice alcanzando mi mejilla. —Ya deja de crecer. No entiendo como tengo hermanos tan altos y nosotras somos tan bajitas, cuídate —dice caminando hacia la habitación de su gemela Liz. Rápidamente salgo hasta la casa de mi abuelo donde él ya me espera en el auto listo para salir rumbo al aeropuerto. —¿Estas preparado para afrontar lo que sea que se pueda venir? —cuestiona. Suspiré y asentí. —Estúpidamente me separé de Jia para tratar de calmar la ira de mi madre y terminé cayendo en su trampa. No deseo que Jia sufra si le quitan a Tiam. Él es mucho más importante para ella que yo, por eso me alejé. Asumo ser el peor de los idiotas, inmaduro porque en mi arranque despotrique en su contra culpándola de algo que solo yo soy el culpable. Mi cobardía me hizo perder la confianza y el amor que me tenía no solo Jia, si no sus hijos. —Todos cometemos errores, hijo. Ya conoces mi historia con tu abuela. Yo no fui para nada un buen hombre con ella. Hasta el día que la perdí reaccioné en mis errores y en mis sentimientos por ella. Lamento que la maldición generacional no se haya cortado. Es como que cualquier mujer o hombre que se acerque a un m*****o de la familia Galeano, tenga un sufrimiento garantizado por alguna razón o por viceversa que cause dolor a alguno de nosotros. Te hacía esta pregunta, porque no solo es ir a querer arreglar las cosas con Jia, sino, estar preparado para cualquier situación con tu madre. —Lo se abuelo, tendré que hablar con Jia sobre esto y tratar de tomar una decisión en conjunto. Si ella me perdona, te puedo jurar por mi vida que jamás dejaré que terceros se metan entre nosotros —dije y él asintió. Llegamos hasta el aeropuerto y después de un vuelo que me pareció eterno, ya estábamos en Pekín. La noche nos recibió debido al cambio de horario y yo me sentía más nervioso. El malestar que me golpea de vez en cuando se hace presente. No sé si es normal sentir náuseas y dolor de cabeza todo el tiempo. Aún no iba al médico por miedo a que me digan que es algo malo. —Te ves pálido, creo que será mejor que vayamos al hotel, te relajes y mañana vas a buscarla —propone y yo asentí. La verdad es que no puedo presentarme así frente a ella, porque soy capaz de devolver mi estómago sobre ella una vez que me abra la puerta. —Vamos al hotel, iremos mañana —dije y así fue. Llegamos al hotel, me di un baño, tomé una pastilla que mi abuelo pidió para mí, me acosté en la cama y me quedé completamente dormido. Los toques en la puerta me despertaron. Rápidamente me levanté para abrir la puerta y estaba mi abuelo y su guardaespaldas a la puerta. —Te quedaste dormido y ya no comiste nada. Te traje algo de comer, no sé qué sea realmente, pero te alimentará qué es lo importante —dice poniendo un recipiente en la mesa a un lado de la habitación. Voy al baño a lavarme y me cambió la ropa para después comerme lo que me trajo. Al abrir la bolsa había un recipiente con youtiao, una clase de donas hechas de soya. —¿Donas? —cuestioné y él encogió sus hombros. —Tu come y date prisa. Porque necesito volver hoy mismo a España —asentí y comí dos acompañados con un café. Me sudaban las manos mientras íbamos en el auto. Estaba preparado para enfrentarla, deseando un perdón, que me pueda entender, o al menos una oportunidad de ganarme su perdón, pero no estoy listo para su rechazo. Le pedí al guardaespaldas pasar por una floristería que estaba de camino al edificio de apartamentos y compré un ramo. Llegamos a la dirección y mi abuelo me entrega el papel con el número de departamento. Algo que terminó de investigar con su guardaespaldas durante la noche. Me paré frente al elevador ganándome la mirada de dos ancianas que bajan de este. Ellas sonrieron y yo saludé con una leve reverencia en señal de respeto. Ellas hicieron lo mismo y caminaron hasta la salida hablando de lo guapo y alto que era. Subí al ascensor y presioné el número del piso a donde iba. Al abrirse la puerta podía sentir mis piernas temblar. —Cálmate, respira, tú puedes hacerlo. Compórtate como un hombre y no como un niño —dije en voz alta para mi antes de tocar la puerta. Toqué el timbre en una ocasión y sentí un escalofrío, cuando del otro lado de la puerta escuché la voz de Tiam decir que él abriría la puerta. El abre la puerta y me mira con molestia. —¿Qué haces aquí? —cuestionó cruzando sus brazos. —Vine a recuperarlos —dije y él negó. —No hubieras venido, ya no quiero que seas mi padre. Vete, vete, hiciste llorar a mi madre. Ya no quiero que ella te mire. No quiero que ella te recuerde. No quiero nada que tenga que ver contigo. Mi madre ya no llora y si te mira lo volverá hacer. ¡VETE! —dice golpeando no solo mi abdomen, también mi corazón. Mi pequeño Tiam ya no me quiere cerca de ellos. Dejé el ramo de flores en el suelo y quise abrazarlo, pero nuevamente camino dentro del departamento. —¿Que sucede? ¿Quién es él, Tiam? —cuestionó una mujer detrás de él. Limpio las lágrimas que se acumulan en mis ojos. —Lo siento Tiam, yo… —no pude seguir hablando porque ella levantó una mano. —Es mejor que te vayas —dijo en español y yo negué y miré a Tiam. —No quiero verte nunca más. Hiciste una promesa y esa era hacer feliz a mi mamá cuidarla y no lo hiciste. Ya no te quiero, ti que se vaya, ¡Que se vaya! —grita corriendo hacia adentro. Dejándome con un enorme hueco en mi corazón. —Les ha costado a ambos asimilar lo que pasó. Yo soy Park Yuri, la hermana de Jia —dice ella estirando su mano hacia mí. —Necesito hablar con ella —dije y ella negó. —Ella no está, salió con Lin Huang un viejo amigo a desayunar —dijo y el dolor no hizo más que crecer, mi vida continuaba desmoronándose. ¿Mi diosa ya estaba saliendo con alguien? ¿Ya me olvido? Asentí y salí de ahí con lo que quedaba de mí, ahora si me siento como me describió Sol. Un zombi viviente que caminó con lo que queda de su alma hasta el auto. Entró en el auto y llevó mis manos a cubrir mi rostro. —¿Qué pasó? —cuestiona mi abuelo y las palabras no logran salir de mi boca, porque puedo ver como una pareja se acerca enfrente a nosotros. Era Jia acompañada de un hombre de más o menos su edad. Veo como ambos se carcajean en complicidad, se abrazan en despedida y él deja un largo beso en su mejilla. Podría decir que es una despedida entre amigos, pero cuando él se aleja, en el rostro de mi diosa hay una enorme sonrisa. Pude verla suspirar y entrar al edificio con la misma alegría. Eso me dio a entender lo que más temía. Había llegado tarde y posiblemente la había perdido para siempre. —¿Qué pasó? —vuelve a cuestionar mi abuelo. —Que es hora de volver a España —dije soltando un sollozo. —La perdí, ahora está feliz. Quien soy yo para quitarle su felicidad. Ella merece a un hombre a su altura, no un niño como yo. Él no me dice nada, solo toma mi mano y le da un apretón. —Llévanos al aeropuerto —dijo y con eso sentenció el resto de mi vida. Eventualmente tendría que verla, éramos familia de Alan y Khoa. Llegamos a España y decidí quedarme en la casa de mi abuelo el resto del día y noche. —Ay mi niño, ¿Como no fuiste a decirnos de tus sentimientos por ella? Te habríamos apoyado y nada de esto estuviera pasando —dice mi abuela abrazándome. Le había contado mi relación fallida, mas no la amenaza de mi madre. Ambas no estaban en buenos términos después de los secretos que tenía con David. —No le pongas más sal a su herida mujer. —Pasará, al final es algo que hacemos por quienes amamos ¿no? Dejarlos ir para que puedan encontrar su felicidad —ellos se ven entre ellos y luego me pongo de pie. Los siguientes días, semanas y meses se pasaron super rápido entre ayudar con mis sobrinos mientras los demás ayudaban con los preparativos de la boda de Ángel y Clara, la graduación de Alan y mis estudios a distancia. No volví a llamarla, a escribir y a preguntar por ella después de ese día. Seguía tratando de poner los pedazos de mi corazón en su lugar. Justo cuando estábamos encontrando la paz de nuevo y el mismo día de la boda de Ángel y Clara, Alan tiene un accidente. Yo me ofrecí a quedarme y a cuidar que todos los invitados se fueran. —Iré al hospital, avísame si necesitan ayuda —le dije a Sol quien se iba a quedar con los niños y sus niñeras. Ella asiente y salí con rumbo al hospital. Necesitaba saber cómo estaba Alan. Cuando llegué, todos estaban en la sala de espera. Justo en ese momento mi padre se me acercó a explicarme lo que había dicho el médico. Me dio calma saber que mi hermano estaba fuera de peligro, pero minutos después miré hacia la figura que se acercaba a nosotros y el mundo entero se congeló al instante que miré a mi diosa acercarse a Susy. Su cabello estaba más corto resaltando aún más su bello rostro. Mis ojos y los de ella se conectaron por unos segundos, viéndome de manera despectiva, luego su atención fue hacia su hija. Mi cuerpo entero se estremeció y creo que dejé de respirar en el momento en que vi su vientre abultado. Mi diosa está embarazada, una alegría inexplicable me embargó, pero la realidad me golpeó como un saco de boxeo, ¿Quién era el padre de ese bebé? ---------------------- Copyright © 2023 Valery Archaga Todos los derechos reservados. Obra protegida por Safe Creative bajo el número 2307154839257
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD