MAÑANA ME IRÉ

1472 Words
NARRA JIA La vida entera se me escapó al escuchar la voz de Cecilia al otro lado de la puerta. Escuchar a Aitor tan molesto, me desencajonó un poco. Jamás lo había escuchado hablar así y peor a alguien de su familia. Comencé a vestirme rápidamente, pensé que por un momento mi presencia le daría la fuerza necesaria para afrontar a su madre. Salí en el preciso momento de responder con quien estaba Aitor en una relación. Me esperé su reacción, creo que es la más natural. No todos los días uno de sus hijos sale con una persona mayor, con un pasado y que para rematar viene siendo su consuegra. Lo que si me dolió en el corazón y no me esperaba fueron las palabras y gritos de Aitor, diciéndome que lo había jodido todo. Lo primero que se me vino a la mente fue como Andrew me lo decía una y otra vez. La imagen intachable que tenia de Aitor había cambiado completamente. No me iba a quedar ahí esperando a que me dijera más cosas. Así que me fui, afortunadamente una señora bajaba de un taxi justo enfrente del edificio. Una parte de mi deseaba que Aitor corriera detrás de mí, pero eso no pasó. Saqué mi teléfono de mi cartera con la misma esperanza; sin embargo, tampoco lo hizo. Llegué a la casa y le pagué al taxi. Agradecía que todavía era temprano y ninguno de mis hijos había llegado de la escuela. —¿Mamá? —preguntó Susy al verme llegar. —No pasa nada, hija —mentí, al mismo tiempo que mi voz se quebró. No esperé a que siguiera interrogando, así que, subí a encerrarme en mi habitación. Tiré mi cartera sobre la silla y me quité los zapatos. Me dejé caer sobre la cama. —No Jia, no llores —dije en voz alta, pero fue como romper el dique que tenía contenido en mi pecho. Dejé salir un poco de la decepción y por el ardor que aun sentía en mi mejilla. Me merezco esta cachetada por haber permitido que esto pasará. No debí caer en tentación de algo que desde un principio sabía que era incorrecto. Abracé mi almohada y lloré hasta quedarme dormida. —Mamá —escuché que alguien preguntó en la puerta. Me acomodé sobre la cama y estiré un poco. Caminé hasta el baño y miré mi rostro enrojecido, mis ojos ligeramente hinchados y mi mejilla algo inflamada. Mis hijos no me podían ver así. Me lavé el rostro con un poco de agua fría, me sequé y me dispuse a ir hasta la puerta. —¿Dime hijo? —contesté y mi voz sonaba un poco de afónica. —¿Estas bien? Llevas dormida toda la tarde —comenta y me doy un golpe mental al ver a la ventana. —Si hijo, la verdad es que tengo una migraña. Que me tiene muy mal. Por favor, ayúdame con Tiam, que haga sus deberes, coma, lave sus dientes antes de dormir —digo y no recibí respuesta. —¿Aitor y tu pelearon no es así? —preguntó y yo sentí mi corazón doler ante la mención de Aitor. —No, solo de verdad me siento mal. —No mientas mamá, no quieres abrirme la puerta porque no quieres que vea que estas llorando. No te preocupes por Tiam, yo me encargo de él. Si Aitor te hizo algo, te lo juro que se las va a ver conmigo —dijo y sin más escuché que siguió su camino. Caminé hasta mi cama y me acosté de nuevo. Dejándome llevar por la tristeza volví a quedarme dormida. Traté de no llorar para que al amanecer ya pudiera disimular un poco mi mal semblante. Para mi suerte amanecí como si nada hubiera pasado. Hice el desayuno como todas las mañanas, fui a dejar a Tiam a la escuela y Argus fue el último en bajar. —¿Me dirás que paso? —cuestionó y yo negué. —No pasó nada que ya se veía venir hijo. Aitor y yo no podemos estar juntos. Fue una manera muy fuerte de afrontar la realidad eso es todo —digo recordando que no recibí ninguna llamada o mensaje de su parte. Por lo que eso ya significaba mucho, y como dicen a buen entendedor pocas palabras. —Hablaré con él, me tiene que dar una explicación. El trato era que te tenía que hacer feliz. —Cariño, eres un joven muy inteligente y sabes que hay cosas que no se pueden controlar. Te pido que no trates de meterte en medio de todo esto. Aitor y yo no vamos, ni podemos estar juntos. Agradecería que no insistas, déjanos a nosotros sobre llevar esta situación ¿sí? —De acuerdo, sabes que en lo que decidas te voy a apoyar. Quiero mucho a Aitor y me molesta que fallara con su promesa. —A mí también me duele cariño, pero no podemos hacer nada al respecto ahora —Me despedí de el con un abrazo y un beso en la entrada de su colegio. Entré al auto de nuevo y estaba por encender el auto cuando mi teléfono sonó. Me estremecí, por un momento pensé que se trataba de Aitor, pero me equivoque, era un numero desconocido. Me vi tentada en no contestar, pero pensé que se podía tratar de una emergencia con Tiam. Contesté y lo que escuché del otro lado me paralizo completamente. —Señora Jia Lee Park, habla Charlie Parker. Le hablo desde el castillo de Malib. Requerimos su presencia y la de su hijo Tiam. Su padre, el rey, desea reclamarlo y que tomé el lugar que le pertenece como el futuro heredero. Si no se presenta nosotros mismo iremos a buscarlo —sus palabras resonaron en más de una ocasión en mi mente. No sé si yo corté o si él lo hizo, solo era consciente que nos habían encontrado y que ahora vendrían a para quitarme a mi hijo. No podía permitirlo, Tiam no iba a ser presa de todas esas personas, es un niño. Comencé a temblar de miedo y nuevamente lagrimas bajaron por mis mejillas. —¿Por qué cuando me das la felicidad que tanto me cuesta, me la arrancas con tal facilidad? —pregunté a quién sea que no me permita tener paz y tranquilidad. No puedo quedarme aquí. Necesito llevar a Tiam a un lugar seguro donde no lo puedan encontrar. Llegué a la casa y me encontré con Romeo bajando por la escalera, al verme alterada me tomo del brazo deteniendo mis pasos. —Jia, ¿Qué sucede? Parece que has visto un fantasma. —¡Quieren quitármelo Romeo, quieren quitarme a Tiam! —grité y no pude contener mis lágrimas. Me abrazó y caminamos hasta su estudio. Fue hasta un pequeño bar que tiene y tomó una botella de agua. Me la extendió y tomé un poco de ella. —Explícame, porque no entiendo nada —me dijo y me dediqué a explicarle lo que había dicho el hombre en la otra línea. —No me suena el nombre que me estas diciendo. Primero que todo se tiene que investigar. Pueda que la información de la existencia de tu hijo se haya filtrado a otros y quieran intimidarte o hacerle daño —comentó y quedé aún más muerta del susto. —¿Qué puedo hacer? —cuestioné con temor. —Si tienen tu número de teléfono, significa que están cerca. Te diría que no te preocupes y que aquí están seguros, pero es posible que aquí sea el primer lugar que vigilarían. Te aconsejo irte con tu familia, por un tiempo hasta que investigué quien y de donde provino esa llamada —asentí y una nueva angustia me golpeo. ¿Cómo podría irme solo con Tiam? ¿Qué les diría a mis hijos? —Mira, no te ahogues en un vaso de agua. Se lo que pasó con el desgraciado ese, Alan nos lo contó a Susy y a mí. Tomate este tiempo como unas vacaciones, puedes ir donde tu familia en Pekín. Estoy seguro que eso también te vendrá bien —me propone y asentí. —Si, les diría a mis hijos que estaré con mi hermana unos días y si es necesario, prolongaré mi viaje. Me llevaré a Tiam para que no queden con el pendiente —el asintió y yo le di un trago más a la botella de agua. —¿Cuándo deseas irte? —cuestionó, vi por la ventana desde donde se podía observar el lugar donde Aitor me había pedido ser su novia. Suspiré y miré de nuevo a Romeo. —Mañana. Mañana me iré. ---------------------- Copyright © 2023 Valery Archaga Todos los derechos reservados. Obra protegida por Safe Creative bajo el número 23071548392
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